La pandemia del Covid-19 ha traído una nueva concepción del fútbol como summum del ocio interior y doméstico en beneficio de unas plataformas televisivas que se frotan las manos ante el cúmulo sin fin de partidos y competiciones. Y la FIFA acepta y amplía este panorama gustosa, poniendo la mano mientras las grandes compañías televisivas pagan... y hacen caja. La industria del fútbol no para ante ningún factor global negativo y en el Sevilla hay un paradigma perfecto de este abuso: Gudelj ha jugado los seis últimos partidos oficiales de Serbia en los dos últimos parones. Y acumuló 300 minutos en el último receso por selecciones, la ventana que se cerró este miércoles.

El centrocampista del Sevilla es un ejemplo, en negativo, del desgaste tremendo que está provocando la apertura a tres fechas de cada parón de selecciones, que tomó forma en octubre y la ha seguido teniendo en noviembre.

Además, se suma el hecho de que Gudelj ha estado en contacto con los cinco casos de contagios por Covid de Serbia, que jugó su partido ante Rusia pese a ese claro brote que ha tenido esta semana. Concretamente, entre el martes y el miércoles, se conocieron los contagios de Nikolic, Kolarov, Milivojevic, Milinkovic-Savic y Lazovic. Pero el partido ya estaba programado y los organismos mundial y europeo que rigen el fútbol no desprograman así como así un partido con derechos televisivos ya apuntados en sus presupuestos. Al menos, Gudelj ya sufrió un contagio de Covid-19 en agosto y eso, en teoría, le da cierta inmunidad, algo que tampoco está claro aún...

En octubre, Gudelj jugó en una semana, de miércoles a miércoles, 225 minutos, casi tres partidos, ya que uno fue con prórroga, correspondiente a la clasificación para la Eurocopa, ante Noruega. En la Liga de Naciones B jugó 90 minutos contra Hungría y 15 en Turquía.

Pero en noviembre ha sido peor. Serbia de nuevo tuvo que jugar una prórroga en el partido de clasificación definitivo para la Eurocopa, ante Escocia, que perdió en la tanda de penaltis. A esos 120 minutos, sumó 180 más de los partidos de la Liga de Naciones B ante Hungría y Rusia, claves para la permanencia en la segunda categoría de este nuevo torneo con que la UEFA le ha dado forma a los otrora inanes amistosos que llenaban los parones. Ahora, al menos hay cierta competitividad. Pero, más allá de la importancia de ganar o bajar de categoría en la Liga de Naciones, lo que sigue habiendo son jugosos derechos televisivos.

Gudelj ha jugado 300 minutos, en tres partidos oficiales, en ¡menos de una semana!, del jueves 12 al miércoles 18. Efectivamente, contraviene todos los consejos de la medicina deportiva y la preparación física homologada, que prescribe las 72 horas como mínimo entre partido y partido para evitar la fatiga muscular inherente a la alta competición.

A la posibilidad que dan la FIFA y la UEFA para estos abusos se une la falta de tacto de los seleccionadores. En este caso, el de Serbia, Ljubisa Tumbakovic, ni siquiera tuvo en cuenta que Serbia ya iba ganando a Rusia por ¡4-0! al término de la primera parte para haber dado descanso a uno de sus pilares, Nemanja Gudelj, que paga en su musculatura y su fatiga mental tanto esfuerzo continuado.

Es más, su sustitución en el minuto 90 parece una respuesta cínica a las quejas internas que ha realizado el Sevilla por el abuso del esfuerzo de sus jugadores cuando afronta tres partidos en esta nueva forma de parón maratoniano, y que también implicó a De Jong, quien al menos sólo jugó seis minutos en el Polonia-Holanda, tras haber completado los dos partidos anteriores.

Hoy, Gudelj aterriza en Sevilla y no podrá realizar un entrenamiento normal con el resto de compañeros, si es que llega a tiempo tras el partido disputado la noche del miércoles en el estadio Rajko Mitic, el mítico Pequeño Maracaná.

El sábado por la tarde el Sevilla recibe al Celta y Gudelj habrá sido uno de los jugadores europeos que más minutos y más tensión llevan acumulados en este nuevo receso de selecciones en el que ya no se respetan ni las preceptivas 72 horas entre partido y partido.