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Isco, a la colección de estelares fichajes decepcionantes del Sevilla

Isco yace en el césped tras una acción del Sevilla-Real Sociedad.

Isco yace en el césped tras una acción del Sevilla-Real Sociedad. / Antonio Pizarro

El Sevilla, históricamente, ha fichado de forma recurrente, de forma más o menos salpicada en el tiempo, a futbolistas de relumbrón. Fichajes de campanilla como el de Dassaev o Maradona en los tiempos de Luis Cuervas o Bertoni en los de Eugenio Montes Cabeza. En el siglo XXI, en consonancia a su crecimiento espectacular, acentuó esta apuesta por futbolistas de trascendencia internacional, estrellas con la luz medio apagada, con las que intentó un renacimiento en simbiosis no siempre acertadas; o mejor dicho, con el resultado de la decepción. Es lo que le ha pasado a Isco.

Curiosamente, los futbolistas que más han calado por rendimiento y carisma en el club no respondieron casi nunca a esa directriz de la estrella que dejaba un gran equipo para reverdecer sus laureles en un aspirante como el Sevilla. Kanouté, Luis Fabiano, Anton Polster, Davor Suker, Zamorano... no llegaron de un Real Madrid, un Manchester City, una Juventus o un Chelsea. Y ellos sí triunfaron.

Isco, el último fiasco

Isco llegó libre el 7 de agosto al Sevilla, después de que declinara su estrella. Y, como otros precedentes de este siglo, su estancia en el club ha durado mucho menos de lo esperado. Se va después de algo más de cuatro meses en Nervión, donde ha jugado 19 partidos, 12 de ellos en la Liga, uno en la Copa del Rey y los seis de la Champions, torneo éste en el que marcó su único tanto, un golazo al Copenhague ya intrascendente por ser en el minuto 90, el 3-0, con la victoria y el pase a la Europa League ya asegurados. Tampoco logró su objetivo, un acicate para que elevara su rendimiento, de ser llamado por Luis Enrique al Mundial. Llegó de la mano de Lopetegui y, pese a que Sampaoli le siguió dando sitio en el equipo, su estrella se apagó tras una discusión con Monchi en medio de una pésima dinámica deportiva general, con la necesidad de reestructurar la plantilla.

Martial, entre lesiones e inadaptación 

Anthony Martial engrosó las filas de los fichajes de campanillas que de vez en cuando caen por Nervión. Con el delantero galo, que ahora está intentando volver a encontrar su sitio en el Manchester United, del que llegó cedido en enero de este año para media temporada, Monchi volvió a pinchar en hueso, como otras veces que hacía una apuesta de relumbrón tras una esperanzadora primera vuelta. Rival del Sevilla en la semifinal de la Europa Leaque que posibilitó el título ante el Inter en 2020, Martial se estrelló en aquel partido en Bono y se enganchó a la posibilidad que le brindó el Sevilla a principios de este año, cuando el club quería dar una vuelta de tuerca en la búsqueda de más altos objetivos.

Por su perfil, un futbolista de ir al espacio, nunca se adaptó al juego de fútbol control de Lopetegui. Además, llegó sin la adecuada forma física porque no había competido mucho en el United antes de su cesión y tuvo lesiones musculares. El resultado, un agujero económico por el alto coste de su ficha y apenas 12 partidos: nueve en la Liga y tres en la Europa League, en la que anotó su único gol, en la eliminatoria de play off con el Dinamo de Zagreb (3-1 en Nervión).

Chicharito Hernández, a medio camino

El penúltimo antecedente de esta colección de grandes nombres que no encontraron acomodo en el Sevilla fue el de Chicharito Hernández, que firmó por tres temporadas sobre el final de agosto de 2019, recién regresado Monchi al Sevilla. Fue la guinda de la planificación de aquella revolución en la plantilla tras su vuelta de Roma. Pero tuvo que hacer las maletas en enero de 2020, rumbo a la MLS norteamericana, donde sí seguía teniendo predicamento: esta temporada (de febrero a octubre) jugó 32 partidos y marcó 18 goles en Los Angeles Galaxy. A las órdenes de Lopetegui no cuajó, más allá de algún gol como el que hizo de falta en Qarabag.

Eso sí, dejó algo de dinero en las arcas, pues el Sevilla adquirió al ex jugador del Real Madrid y el Manchester United por 7,75 millones de euros del West Ham y lo traspasó al club angelino por 8,55 millones. En su haber, 15 partidos con el Sevilla, nueve de Liga (un gol), dos en la Copa, y cuatro en la Europa League, en la que marcó dos goles, uno, el que abrió el triunfo en Qarabag, su tanto más determinante.

Nasri y aquel declinar con Sampaoli

Un caso similar al de Chicharito Hernández, por ser el culmen de la planificación en los sustanciales cambios tras la fuga de Unai Emery al PSG en 2016 fue el de Samir Nasri. También llegó sobre la bocina, como un fichaje estelar que venía tras algunos problemas en el Manchester City, del que Monchi logró su cesión por una temporada. Nasri sí brilló en la mejor primera vuelta de la historia del Sevilla en la Liga. Se echó el equipo a sus espaldas, era el alma libre del Sevilla de Sampaoli y estaba justificando la enorme expectación que despertó su llegada. Todo se torció a partir del parón de Navidad de aquella Liga 2016-17, tras un viaje a Los Ángeles, donde se trató con transfusiones sanguíneas en un hospital especializado. Aquello le acarreó una suspensión de 18 meses de la FIFA, desde julio de 2017, que cumplió entre la 17-18 y la 18-19. 

En el Sevilla tuvo su sima en el partido de vuelta de octavos de final de la Champions, en Leicester, donde el Sevilla defendía el 2-1 de la ida. El marsellés vio dos tarjetas amarillas, la segunda por una puerilidad evitable, que condicionó la eliminación del equipo de Sampaoli (2-0). El argentino, que empezó a ser tentado por la AFA para dirigir la selección de Argentina, le siguió dando los galones del equipo a Nasri, cuya díscola vida nocturna trascendió al sevillismo, lo que creó un pequeño cisma en un vestuario que no comprendía esa predilección ante un jugador que ya no estaba tan comprometido. Aun así, el Sevilla se agarró al cuarto puesto y se clasificó a la Champions vía play off. El ex internacional francés, ya retirado, jugó 30 partidos, 23 en la Liga (dos goles), cinco en la Champions (un gol) y dos en la Copa.

Fernando Llorente y un gol clave

Otro fichaje de relumbrón y que levantó enorme expectación fue el de Fernando Llorente, para la última temporada de Emery en el Sevilla, la 15-16. Aquel verano de 2015 ya había fichado Monchi a Konoplyanka tras arduas negociaciones con el Dnipro, que había perdido la final de la Europa League con el Sevilla en Varsovia. El 26 de agosto, como otra guinda, llegó como agente libre, tras su paso por la Juventus el delantero navarro, que a sus 37 años está semi retirado.

Ambos resultaron una decepción. Sin embargo, entre los dos realizaron un gol clave en la historia del Sevilla: el ucraniano botó el córner y el navarro lo remató para hacer el 1-0 ante la Juventus en el último partido de la fase de grupos de la Champions (con City y Borussia Mönchengladbach, un grupo durísimo). El Sevilla terminó tercero y se clasificó para la Europa League 15-16 que ganaría al Liverpool en Basilea (3-1). Su rendimiento en números no estuvo tan mal como la sensación que dejó: 36 partidos, 7 goles y 5 asistencias. En el verano de 2016, tras la marcha de Emery al PSG, fue traspasado al Swansea por 5,9 millones de euros. 

Marin y el estigma de la final de Turín

También llamativo fue el caso de Marko Marin, una de las primeras aventuras grandilocuentes de Monchi, que lo firmó cedido por el Chelsea en el verano de 2013, el mismo día prácticamente que fichaba de Segunda División a Vitolo. Marin vivió su noche negra cuando salió como suplente en la final de Turín y Unai Emery lo quitó en la prórroga para sostener las opciones de triunfo, que finalmente llegaría en una tanda de penaltis en la que Gameiro, con la rodilla muy tocada, fue el sustituto del talentoso mediapunta alemán. El delantero francés marcó el penalti decisivo ante el Benfica con Marin viéndolo todo desde la barrera.

El futbolista de origen serbobosnio, ya retirado, nunca encontró su sitio en aquel Sevilla de Unai Emery al que Monchi le había dado la vuelta con una revolucionaria planificación en el convulso año de 2013. En aquella temporada 2013-14, Marin volvió a Londres tras su cesión por el Chelsea habiendo jugado 30 partidos (los mismos que Nasri), con dos goles, ambos en la Europa League (12 partidos); en la Liga jugó 18 sin ningún gol pero con cinco asistencias. 

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