Sevilla FC

El tacto de Lopetegui

Julen Lopetegui sigue con atención el último entrenamiento de la semana, este jueves.

Julen Lopetegui sigue con atención el último entrenamiento de la semana, este jueves. / Antonio Pizarro

Julen Lopetegui sabe desde el lunes qué futbolistas formarán parte de forma definitiva de su plantilla. No mucho antes pudo tener esa certeza, puesto que hasta el mismo lunes, sobre la bocina del cierre del mercado, no se decidieron los destinos de varios futbolistas, que finalmente serán 26, con Javi Díaz relegado a tener dorsal del filial. Hasta casi último momento, por ejemplo, estuvo abierta la posibilidad de que Carlos Fernández fuera traspasado a la Real Sociedad y a cambio llegara Willian José.

Y el mismo lunes se terminaron de decantar las situaciones de otros futbolistas, unos que hasta ese momento habían estado a las órdenes del técnico sevillista y otros que habían estado aparte: Pozo salió cedido al Eibar y Aleix Vidal se vio confirmado como integrante de la primera plantilla; Roque Mesa por fin llegó a un acuerdo con el club para rescindir su contrato antes de firmar por el Valladolid; y Gnagnon permaneció definitivamente en la plantilla tras varias tentativas estériles.

Ahora, con la certeza de que serán 26 futbolistas los que tendrá a sus órdenes, incluyendo el meta Javi Díaz, al que Monchi le tuvo que dar ficha del filial por no tener sitio entre los 25 inscritos en LaLiga, Lopetegui debe poner en marcha su capacidad de gestor de grupos, de motivador, a sabiendas de que tiene varios casos especiales en ese colectivo de jugadores que tiene a sus órdenes, al menos hasta que en el mes de enero se reabra la ventana de transferencias para corregir o terminar de pulir los defectos de la plantilla.

Cuenta el guipuzcoano con una baza a su favor, su capacidad de liderazgo de un grupo que ha destacado en su primera y exitosa temporada por responder al unísono, sin que el reparto de roles, de galones, de titulares y suplentes haya tenido un efecto negativo en el rendimiento del equipo, todo lo contrario. Lopetegui le da mucha importancia al factor mental, a la capacidad para adaptarse a las situaciones, a tomar cada curva como viene, usando su propia expresión.

De ahí que, por ejemplo, les ofreciera a los jugadores durante el confinamiento los servicios del psicólogo deportivo Juan Carlos Álvarez Campillo, para que no cayeran en el desánimo o la desmotivación durante los meses de confinamiento y ejercicios individuales sin que hubiera una perspectiva clara de volver a competir.

El parón, ante la ausencia de los once internacionales que tiene repartidos el Sevilla por el mundo, servirá a Lopetegui para tratar los casos especiales, en particular el de aquellos que se vieron más fuera que dentro y que, por distintos motivos, se quedaron finalmente a sus órdenes como parte del grupo profesional que debe afrontar una temporada de altísimos objetivos y fundadas expectativas.

El primero de ellos es Carlos Fernández. Que el Sevilla y la Real Sociedad negociaran hasta el último día de mercado ilustra sobre la confusión que ha podido tener el jugador en su cabeza, pese a que sí ha hecho la pretemporada íntegra con Lopetegui e incluso jugó el rato final del Sevilla en el Camp Nou. La situación del delantero de Castilleja de Guzmán no es sencilla, después de que el club entendiera que tras la ya exitosa cesión en el Deportivo de la Coruña aún debía permanecer fuera con la más exitosa aún en el Granada. Debe resetearse por completo y volver a ilusionarse con defender la camiseta del equipo en el que se ha formado, aunque en el cuadro de Lopetegui no tenga un puesto fijo garantizado. Habrá muchos partidos y oportunidades para que demuestre el talento futbolístico que atesora y lo mental será clave para que rinda como la afición espera.

Dos casos también complejos son los de Aleix Vidal y Gnagnon, dado que ambos ni siquiera podrán participar en la Champions. El lateral de Tarragona rindió en el Alavés, pero no hizo la pretemporada con el equipo, algo que, según sus propias palabras, no era agradable. Pero por sus declaraciones se colige que está dispuesto a sumar, a asumir su rol de suplente de Jesús Navas, a ayudar cada vez que Lopetegui lo llame a filas. Gracias a su buena fisonomía física y a su habitual sacrificio en el campo, puede ser un futbolista aprovechable.

Más compleja es la situación de Gnagnon, un futbolista con una gran calidad técnica con el balón y un exceso de confianza que deriva en un proverbial descuido físico. Sigue un plan específico para ponerse en forma tras estar medio año parado y de momento no aparece con el grupo. Quizá sea con el que tenga que tener más tacto Lopetegui en su gestión del grupo.

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