Mallorca-Sevilla | La previa

Mallorca - Sevilla: Promesas por cumplir

En-Nesyri, Lukébakio y Soumaré inician un sprint ante el preparador físico Pepe Conde.

En-Nesyri, Lukébakio y Soumaré inician un sprint ante el preparador físico Pepe Conde. / Juan Carlos Vázquez

¿Quién sigue creyendo en el actual proyecto del Sevilla de José María del Nido Carrasco, Víctor Orta y Diego Alonso? Quizá ellos solamente y los futbolistas que deben dar la cara ante los micrófonos y miden bien sus palabras. La mal cerrada herida de la guerra accionarial, tras la grosera Junta de Accionistas del 4 de diciembre, lunes negro en la historia del club, seguirá supurando por las cicatrices de la vía judicial. Y todo seguirá en tenguerengue mientras no empiecen a llegar los triunfos. Todo lo demás es palabrería, hasta grotesca siguiendo la línea de la asamblea de hace unos días, cuando se escenificó el abrupto adiós a la presidencia de José Castro con una invectiva final contra el aspirante al sillón, José María del Nido.

Pero al menos Diego Alonso ha empeñado su palabra. Él y algunos de los capitanes como Rakitic y Sergio Ramos, que ante las alcachofas oficiales de LaLiga o el Sevilla FC han dado su apoyo moral al técnico uruguayo sobre la convicción, al menos de pensamiento, de que el equipo está sobradamente capacitado para salir de este embrollo. Dos meses se han cumplido, dos, desde la llegada del charrúa a Nervión y todavía no ha logrado ningún triunfo en un partido oficial digno de llamarse así, porque las victorias sobre dos equipos de aficionados, uno de Regional Preferente y otro de Tercera RFEF, no pueden considerarse espoleta ninguna, por mucho que lo entienda así el técnico encargado de animar a los suyos.

Onces probables. Onces probables.

Onces probables. / Infografía / E.F.

¿Cómo se habría soportado que en dos meses un entrenador no hubiera ganado ningún partido en otro contexto? De ninguna manera. A Diego Alonso lo mantienen el trasvase de poder, aún por ejecutar, entre Castro y Del Nido Carrasco y la bala ya disparada del relevo de entrenador tras la precipitada destitución de José Luis Mendilibar, quien en dos meses sí había logrado al menos ganar dos partidos de Liga. Son los que lucen en el casillero del Sevilla, que figura decimoquinto con 13 puntos gracias a las victorias sobre Las Palmas y Almería y a siete empates. Cinco derrotas, la última en San Sebastián previa al empate con el Villarreal, completan el cómputo de resultados de este equipo que hoy se juega de forma cruda la estabilidad de este proyecto en el que ya sólo creen sus pergeñadores.

Del mal el menos, hay que pensar que hay equipos peores y que se trata de un año de transición hacia una rescisión general en el Sevilla por la imposibilidad de acceder –hay que ser realistas ya a estas alturas– al dinero de la Champions la próxima temporada e incluso al aminorado maná de la Europa League, visto el panorama. Pero entre esos equipos peores está un Mallorca que si hoy gana al Sevilla lo adelantará en la clasificación y lo dejará al filo del abismo de los puestos de descenso, que es la incomodísima posición que luce en estos momentos el equipo dirigido por Javier Aguirre, con un partido más eso sí. Aunque el partido que tiene pendiente el Sevilla es nada menos que en el inexpugnable Metropolitano, donde el ogro de Simeone no deja escapar ni un puntito. La víspera de Nochebuena se jugará ese pleito y poco ha de rascar allí este grupo en las actuales condiciones.

Para más inri, el Sevilla acude a Mallorca con nueve bajas. Ha recuperado, de forma testimonial porque ya nadie cree tampoco en que pueda jugar sin recaer, a Marcao, que cumple su segunda convocatoria. La última vez que fue citado oyó la voz de Mendilibar, la última vez que sonó en Nervión. Y de eso hace ya más de dos meses... Vuelve Sergio Ramos, eso sí, tras cumplir un partido de sanción para aliviar que no está Badé, aunque ante el Villarreal cumplió y bien cumplido Nianzou. Yvuelve sobre todo Soumaré, un hombre que a domicilio debe imponer su despliegue en una posición tan deficitaria en esta plantilla como la del medio centro de cierre. Por delante, lo de siempre. Porque en la parte ofensiva, se vio en Astorga, la cosa está como para rotar...

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