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Mendilibar, su ideario y los mimbres de la plantilla del Sevilla

Mendilibar, durante una de sus primeras sesiones como entrenador del Sevilla.

Mendilibar, durante una de sus primeras sesiones como entrenador del Sevilla. / Antonio Pizarro

Concluyó la semana de trabajo de José Luis Mendilibar y su escueto cuerpo técnico con la plantilla del Sevilla. El entrenador vizcaíno ya se ha hecho una idea de la materia prima que tiene entre manos, de sus características y posibilidades, de su potencialidad, y seguramente usará el fin de semana, en el que dio descanso a sus futbolistas –salvo los internacionales, claro– para darle vueltas al coco y quizá preguntarse lo que muchos sevillistas se cuestionan: ¿Tiene los mimbres mínimos suficientes para darle al Sevilla el giro táctico que desearía?

De entrada, Mendilibar se ha topado con la realidad de la escasez literal de efectivos. A los internacionales repartidos por la geografía mundial y los lesionados de larga duración, Marcao, Rekik y Papu Gómez, se les unieron algunos tocados o reincidentes, como Joan Jordán, Lamela y Tecatito. A estos dos les preguntó muy cariñosamente cómo se encontraban cuando conoció a la plantilla en persona. Al primero lo conoce perfectamente y sabe lo que puede dar y lo que le puede exigir. Y ahora se encuentra que dos de los internacionales vuelven por molestias físicas, puesto que si primero fue Bryan Gil el que abandonó la concentración de la selección española este viernes le tocó a Pape Gueye.

Dos internacionales de vuelta

En el caso de los internacionales no parece que revistan gravedad sus dolencias. Pero si vuelven para estar vigilados por los médicos y entre algodones tampoco podrán participar en estas primeras semanas de entrenamiento que son sustanciales para que el grupo se vaya haciendo a las nuevas ideas del técnico vizcaíno.

Las mismas ya han quedado bien reflejadas en distintos análisis y en las propias palabras del entrenador. Mendilibar quiere agresividad, intensidad, rapidez de movimientos. En las informaciones que traslada el club también se incide bastante en estos conceptos durante las sesiones del nuevo entrenador, que sólo son abiertas al público en los primeros 15 minutos.

Jugar en campo contrario, esa quimera

Jugar en el campo contrario más que en el propio; no arriesgar el balón en zonas retrasadas; saltarse líneas y ganar terreno con cada pase; buscar la pierna natural de los extremos y los centros sobre la marcha de los laterales; verticalidad, finalización de jugadas... Y robar tras las pérdidas, y llevar arriba la línea defensiva para hacer efectiva una presión alta en el campo contrario, para provocar allí los robos... Pero todo eso es teoría. También quería jugar en el campo contrario Sampaoli, y lo hizo en su primera etapa, y la realidad fue aculando su discurso y su fútbol hasta el punto de que su terquedad en jugar saliendo desde atrás con tres centrales, teniendo uno de media en cada partido, se lo llevó por delante.

¿O acaso no le pasó algo parecido a Lopetegui, que también abusaba del juego desde atrás, con muchísima participación de Bono, después de un primer año en el que, por circunstancias como el parón por la pandemia, el Sevilla sí pudo realizar su fútbol de robo en posiciones adelantadas?

En el caso del Sevilla hay varios males subyacentes. Fernando cumplirá en Cádiz su cuarto partido de sanción; la plantilla ha seguido cumpliendo años en su línea medular, clave para ese juego vertical; y el giro táctico puede ser menor de lo que prevea en principio Mendilibar. El vizcaíno, seguramente, tendrá que ser flexible y adaptarse a los mimbres que tiene... Adaptación y psicología, porque lo que tiene claro el de Zaldívar es que ya no se puede meter más presión a este castigado grupo.

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