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Cádiz - Sevilla: La prueba veraz

Lukébakio, Badé, Suso, Jesús Navas y Sergio Ramos se dirigen al campo de entrenamiento en la sesión de ayer

Lukébakio, Badé, Suso, Jesús Navas y Sergio Ramos se dirigen al campo de entrenamiento en la sesión de ayer / José Ángel García

Apagados los ecos de los dos llenazos del Ramón Sánchez-Pizjuán para la doble puesta de largo de Diego Alonso como entrenador del Sevilla, llega la prueba más veraz para confirmar, o no, que algo ha cambiado. Y que ha cambiado para bien. El Nuevo Mirandilla será el escenario del reencuentro de la plantilla sevillista con la dura rutina de la Liga, en la que el equipo nervionense figura como decimotercero, con 9 puntos, los mismos que su anfitrión, un Cádiz que es decimosexto. Ambos tienen el escaso margen de tres puntos sobre el primer equipo que marca el descenso, el Celta, precisamente el rival al que debe visitar en la siguiente jornada el Sevilla, que sigue teniendo un partido menos. Llega la hora de arrancar de veras.

Diego Alonso ya dijo en su presentación como entrenador del Sevilla que era optimista por naturaleza. Es un valor muy al alza en esta sociedad que trata de combatir la precariedad con entrenamientos personales y manuales de autoayuda. Pero con el optimismo la botella no dejará de estar a la mitad, por mucho que el uruguayo quiera, o necesite, verla medio llena. Mirando la clasificación, pese a ese partido menos que debe disputar el Sevilla en el Metropolitano, nada menos, la botella está medio vacía. Y ahí es donde llega el cambio de concepto desde el crudo realismo: la ilusión, con tilde en la o, da paso a la presión, con la misma tilde en la o.

Onces probables Onces probables

Onces probables / Infografía / E.F.

Rotar o seguir con el mismo once

Sostiene Alonso que sus jugadores le han comprado la idea, usando otra figura tan en boga en la sociedad del consumismo voraz y ansioso. Bueno, se la habrán comprado los once futbolistas que han jugado los dos primeros partidos ante Real Madrid y Arsenal, porque al resto se le puede empezar a agotar la paciencia si persevera en repetir la alineación bajo la premisa de que jueguen siempre los que considere que están más cualificados para llevar a cabo esa idea de juego. Aquí cabe analizar varios matices sobre esa plasmación futbolística de lo esbozado por el uruguayo. Lukébakio ha bajado enteros en su vuelta a su posición habitual, la derecha a pierna cambiada. Y En-Nesyri está trabajando para mejorar el juego ofensivo fuera del área, según desveló ayer el charrúa en su intento de proteger al delantero titular.

La rotación, si no previsible sí necesaria, debería ir en un doble sentido: el de refrescar al equipo con futbolistas con menos carga en sus piernas y el de dotar de mejores opciones para el juego ofensivo a un equipo que remató muchísimo ante el Real Madrid pero que no supo cómo hincarle el diente al perfecto muro que impuso el Arsenal después del 0-2. Y por ahí podría haber cambios en el sistema de ataque, sobre todo después de que Mariano expusiese en poco más de media hora el abanico de posibilidades que atesora para mejorar la prestación ofensiva del Sevilla: juego en apoyos de espaldas, vigor al ofrecerse en los remates, ya sea con ambas piernas o de cabeza, más capacidad para asociarse con la segunda línea en el juego interior que busca Alonso...

Cádiz, como hace siete meses

El partido no tendrá nada que ver con los dos antecedentes en Nervión. El otrora Carranza es territorio hostil, si bien el Sevilla sabe lo que es ganar allí bajo presión, como hizo el pasado 1 de abril en similares circunstancias en el debut de José Luis Mendilibar. Pero sobre todo será otro perfil de equipo muy distinto.

El Cádiz no se abrirá como el Madrid para que se dé una continua ida y vuelta. Ni asumirá el control del juego como hizo el Arsenal hasta que cobró ventaja en el marcador. Será el Sevilla el que tendrá que llevar el peso del partido y ahí debe tener cuidado el equipo de Diego Alonso, que ya sufrió con Gabriel Jesús el peligro de los errores defensivos en cuanto abre sus líneas. Cuenta Sergio González, presionado asimismo tras haber sumado dos de los últimos 18 puntos, con un futbolista para hacer daño en balones largos ante un equipo volcado, Chris Ramos. Cuidado con el gaditano. No es Gabriel Jesús, pero sabe hacer su trabajo. Llega la Liga, con su rutina y la presión del duro día a día.

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