Sevilla FC

Lopetegui, ante otro plan de juego

  • La mala racha y el rival invitaron a Lopetegui a dejar de lado el control con el balón para hacerse fuerte con solidez y verticalidad

  • La duda sigue estando en casa, donde ha ganado menos partidos que a domicilio

De Jong, Joan Jordán, Fernando y Gudelj, eje ante el Getafe, celebran el 0-2.

De Jong, Joan Jordán, Fernando y Gudelj, eje ante el Getafe, celebran el 0-2. / Joaquín Corchero

El Sevilla de Julen Lopetegui dio un importantísimo golpe de timón, cuando el barco amenazaba naufragio, con el triunfo incontestable en el campo del tercer clasificado de la Liga. El Getafe, el mismo equipo que había vencido al Ajax y al Valencia y que había plantado cara al Barcelona en el Camp Nou después de imponerse con autoridad en San Mamés, podrá parecer menos equipo después de ser goleado por el Sevilla, pero sólo hay que ponerse en el contexto de la previa del partido para darle su justa importancia al triunfo. Y también a cómo se produjo. En el Coliseum Alfonso Pérez Muñoz, por la mala racha y también por las características del rival, Lopetegui ideó un nuevo plan de juego.

El Sevilla arribó al Coliseum Alfonso Pérez Muñoz inmerso en un mar de dudas, y de críticas, tras el quinto partido sin ganar consecutivo, frente a rivales inferiores: Mirandés, Alavés, Celta, Espanyol y Cluj. La pobre imagen dada en Cluj-Napoca, la escasa autocrítica de Lopetegui tras ese partido, en el que habló de "plena satisfacción" y "conclusiones positivas", crisparon el ambiente.

Pero Lopetegui, que bien pudo explicar de otro modo el partido en Rumanía, perseveró en el once y le dio una vuelta de tuerca al plan aprovechando que el rival invitaba a arriesgar mucho menos el balón. Porque si de algo sabe beneficiarse el Getafe es de las dudas en un equipo que no termina de encontrar su patrón de control con el dominio del balón.

Y Lopetegui reaccionó y dio orden, desde la repetición del once y desde la pizarra, de no arriesgar el balón en la salida, de no buscar el pase de seguridad tras los robos, ni en zonas defensivas, y de realizar despejes orientados o cambios de orientación desde atrás para evitar esa presión azulona tan dañina.

Para ello renunció, como en Rumanía, allí por el mal estado del césped también, de los futbolistas más técnicos. Banega y Franco Vázquez no participaron mientras que Óliver Torres, después de tres semanas lesionado, salió en el minuto 78 por Fernando, ya con 0-3. Y construyó un centro del campo más hecho a la brega, a la capacidad táctica, a un juego de menos elaboración, con Gudelj entre Koundé y Diego Carlos y Fernando y Joan Jordán como mediocampistas específicos, lo que liberó también más a Jesús Navas y, sobre todo, a Reguilón para jugar y presionar más adelantados.

En esa tipología de juego, apenas Suso ponía su calidad al servicio de la construcción del juego desde los escasos y verticales toques, en un rol muy importante para cohesionarlo, para darles la oportuna continuidad a las combinaciones escalonadas, ganando metros. Mientras que De Jong volvía a ser ese futbolista que, con espacios, era una referencia para un fútbol más directo, para ganar balones aéreos y tocar combinaciones a la primera, sin necesidad de controlar el balón, donde el holandés flojea más.

Que De Jong, según destaca la web estadística Opta, servidora de la Liga, batiera un récord con 21 disputas aéreas de un jugador del Sevilla, al menos desde la temporada 05-06, ya habla de cómo fue el modelo de juego hacia el que viró el Sevilla en Getafe.

El apartado de la estrategia también fue importante. Y ahí Suso se erige en un protagonista clave y trascendente. El Sevilla amenazó desde el principio con el juego a balón parado y tuvo ocasiones en los primeros 20 minutos de Fernando y De Jong, gracias al excelente toque del talentoso zurdo. Así llegó el gol de la tranquilidad, el 0-2.

Ese cambio en el plan de juego tuvo su primer paso en la forma en la que llegó el 0-1. El Sevilla le pagó al Getafe con su misma moneda y logró ponerse por delante con un robo adelantado producto de la alta presión. Medió el error del rival, pero también que Reguilón estuviese ubicado tan arriba y que en el área estuvieran prestos al remate De Jong y Ocampos. Y con el 0-1, tras aguantar el fuerte pulso por el control del partido sin tanto manoseo del balón, llegó la solidez.

El Sevilla, bien pretrechado con Koundé, Gudelj y Diego Carlos como centrales, con Fernando y Joan Jordán por delante y una solidaridad para las coberturas y las segundas jugadas encomiable, no permitió que el Getafe se metiera en el partido en la fase que más apretó. De ese modo, logró que tanto Vaclík como Bono apenas tuvieran que intervenir. Consiguió dejar la portería a cero por décima vez en 25 jornadas de Liga. Sólo lo superan el Real Madrid (12 veces) y el Atlético (11), mientras que acaba de igualar al Getafe con 10.

Pero, tras la catarsis de Getafe, al Sevilla le queda ahora aplicar el nuevo plan en casa, donde habrá menos espacios y el rival propondrá otro tipo de pulso. Esta semana es clave para refrendar esa mejoría. Ante el Cluj, el Sevilla tendrá su primera gran prueba de fuego, antes de recibir a Osasuna. Y hasta ahora ha ganado 7 partidos fuera por 5 en casa. Ahí está la duda.

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