¿Qué equipo estaba en la zona de descenso?
Un Sevilla desconocido desde la misma alineación inicial cae ante un Elche que puso más para hacerse con los puntos
Los sevillistas sólo ‘jugaron’ el partido desde el minuto 80 cuando ya caían por dos a cero
Desplome absoluto del Sevilla en una semana que deberá borrar cuanto antes del disco duro de su memoria. Los sevillistas cayeron por tercera vez consecutiva en el breve plazo de siete días y lo peor de todo es que esta vez ni siquiera tienen el eximente de haber tenido enfrente al Barcelona con Messi y compañía. Los nervionenses sucumbieron frente al Elche, antepenúltimo antes de este sábado, por la sencilla razón de que volvieron a jugar a que no sucediera nada y se toparon con que esta vez la moneda al aire dictaminó cruz.
En ese sentido, los sevillistas sí se parecieron al desempeño de muchas citas anteriores, en el resto no tuvieron absolutamente nada que ver desde que Julen Lopetegui y su cuerpo técnico se deciden por la elección de las piezas para afrontar esta cita emboscada entre dos encuentros del máximo nivel, como la vuelta de la semifinal de la Copa del Rey y el segundo duelo contra el Borussia Dortmund en la Liga de Campeones. El entrenador vasco, ahora sí, considera que los suyos ya están al límite en lo físico y opta por meter nueve futbolistas nuevos respecto a los 120 minutos del Camp Nou.
Sólo Vaclík y Luuk de Jong repetían respecto al once inicial y ni uno ni otro está tampoco para lanzar las campanas al vuelo respecto a su nivel actual. Además, sí reaparecían Ocampos, Jesús, Navas y algunos nombres de más peso, al menos en la teoría, porque en la práctica para nada es así, como el Papu Gómez o Ivan Rakitic. Junto a ellos, una defensa inédita con Sergi Gómez, Rekik y Escudero, incluso, lo que es peor aún, con Gudelj en el eje creyéndose mucho mejor de lo que está siendo en el presente curso.
¿Le vale al Sevilla con estos hombres para ser mejor que el Elche en un partido determinado? Debería ser así, pero no lo va a ser en absoluto, entre otras cosas porque los futbolistas que salieron vestidos de rojo tienen imbuida la mentalidad de que basta con tocar el balón de un lado a otro sin arriesgarse a perderlo para ganar los partidos. Y, claro, eso es así cuando hay algunas individualidades que sepan romper el guion ante adversarios de menos nivel, pero cuando Rekik mira hacia adelante y siempre opta por arriesgar y buscar el pase de seguridad ya es muchísimo más complicado.
Se utiliza el ejemplo concreto de Rekik por su falta de osadía para buscar tanto al Papu Gómez como a cualquier otro que se le ofreciera por dentro para tener una línea de pase profunda en la primera mitad. Pero el ejemplo se puede extender de la misma manera a Sergi Gómez, que tampoco se atreve jamás, o a Gudelj cuando retrasaba su posición para incrustarse entre los dos centrales. Si a eso se le suma que Vaclík no es, ni muchísimo menos, Bono con la pelota en los pies, el resultado será un Sevilla que no puede ser más monocorde y previsible.
No hay más que repasar el archivo de texto de la primera mitad para comprobar que todo se limitó a un cabezazo de Rakitic en un saque de esquina después de que Escudero hubiera intentado sorprender en una falta lateral justo en la jugada anterior. Después llegaría una buena jugada colectiva, la única, que acaba en un disparo alto de Ocampos. Todo lo demás era una pura mentira futbolística dicho sea con el mayor de los respetos a todos los profesionales.
El Sevilla había dejado pasar un tiempo entero y tampoco iba a mejorar mucho en sus prestaciones en el arranque del segundo periodo. Entre otras cosas porque Lopetegui no cambia nada de nada no se sabe si por la gestión de las fuerzas o porque está satisfecho con lo que ha visto de los suyos en el primer periodo.
Nada va a variar, por tanto, salvo que Gudelj pierde un balón por suficiencia y Vaclík debe salvar el primer desastre cuando Lucas Boyé se planta en solitario delante de él. Mala cosa, pues, y Lopetegui decide no esperar más para realizar un triple cambio en el que entran Joan Jordán, Óliver Torres y Acuña. Pero el efecto es incluso negativo para los intereses nervionenses y en ese periodo de sustituciones, pues también iba a entrar Suso por Jesús Navas para que Ocampos se fuera al carril y Sergi Gómez se colocara como central más escorado a la derecha, llegan los dos goles locales.
El primero es fruto de un saque de banda pésimamente defendido, pues casi nadie mete la pierna de verdad, Óliver Torres se queda parado ante el avance de Guti y éste remata completamente a placer con un excelente golpeo. El Elche estaba por delante y peor aún se pondría la cosa para los sevillistas cuando Carrillo cabeceaba una falta por encima de un Sergi Gómez retratado en la jugada.
El equipo que estaba en la zona de descenso se colocaba con un dos a cero frente al aspirante a repetir en la Liga de Campeones. Y, ojo, nadie podía sorprenderse de que así fuera a tenor del juego de unos y otros. Sin embargo, restaban diez minutos y en el minuto 80 todo cambia de repente.
El Sevilla, acuciado por el ridículo, comienza a jugar un partido diferente después de que En-Nesyri tuviera la primera ocasión de gol con un disparo con la derecha tras un excelente pase en largo. Pisó el acelerador a fondo y, por fin, incomodó al menos al Elche. Pero sólo le dio tiempo a acortar la diferencia con un cabezazo de De Jong.
La pregunta no sólo es la que figura en el titular de esta crónica. ¿Qué equipo estaba en la zona de descenso de los dos?, también cabe cuestionarse por qué el Sevilla jugó a dejar pasar el tiempo y en sólo diez minutos demostró que es infinitamente superior en potencial al Elche. Las respuestas pertenecen a Lopetegui y su cuerpo técnico, pero como él no lee nada y todos los análisis los realiza internamente, pues habrá que esperar a ver qué Sevilla es el que comparece en Dortmund y frente al Betis para continuar con este relato que se efectúa partido a partido, como les gusta a los entrenadores.
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