Crónica Sevilla - Valencia

El Sevilla reclama los piropos para él (3-1)

  • El conjunto sevillista deja todas las dudas del entorno en entredicho con un 3-0 en el minuto 22 que desarbolaba al elogiado Valencia de Bordalás

  • Papu Gómez, Montiel, con la colaboración de Lato, y Rafa Mir lanzaron a los blancos hacia la goleada

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Papu Gómez dispara con su pie derecho para anotar el primero del Sevilla.

Papu Gómez dispara con su pie derecho para anotar el primero del Sevilla. / Antonio Pizarro

Demostración de poderío del Sevilla para dejarle claro al mundo fútbol que sigue sentado en el trono de la otra Liga, de la que disputan los equipos terrenales a partir Real Madrid, Atlético de Madrid y Barcelona, éste menos en la actualidad, cierto es. Los sevillistas se despacharon al piropeado Valencia de José Bordalás en 22 minutos brillantes, con un fútbol efectista y también efectivo de las cinco primeras veces que llegó hasta el gol fue capaz de anotar tres, lo cual no es un mal porcentaje ni siquiera en los lanzamientos del baloncesto.

El Sevilla, por presupuesto entre otras cosas, está obligado a merodear esa cuarta plaza, pues también es el que más dinero dispone del resto del campeonato, no se olvide, aunque eso es, entre otras cosas, porque se lo ha ido ganando a lo largo de la presente centuria. Por tanto, Julen Lopetegui y los suyos estaban obligados a dar un golpe sobre la mesa y dejar muy claro cuál es el status quo del fútbol español en estos momentos, es decir, marcarle las distancias al pujante Valencia de Bordalás.

Lo hicieron para no dejar ni siquiera un resquicio a la duda. A los tres minutos, ya ganaban por 1-0, fruto de una buena recuperación de Montiel en un gilipase de Wass a balón parado y de una excelente progresión de Lamela con pase no menos bueno para un Papu Gómez que también definía a la perfección, olvidándose de las tonterías que lo penalizaron apenas ocho días antes contra el Salzburgo. Golpeo duro al costado del portero, un penalti en movimiento, y a celebrar el gol con la hinchada, lo que mandan los cánones balompédicos.

Así había empezado todo, pero no se iba a parar ahí. A los diez minutos, una excelente salida de Koundé arriesgando la pelota atrás acababa con un tiro de Rafa Mir con todo a su favor. La resolución no fue, ni mucho menos, buena, pero cuando el aire sopla de popa todo tiene que salir bien y al cuarto de hora un centro de Montiel se envenenaba al tocar en la espalda de Lato para que el también elogiado Mamardishvili se lo comiera literalmente.

Dos a cero y el Valencia comenzaba a estar noqueado, pero la máquina del Sevilla, con cinco novedades en la alineación titular respecto a la cita del domingo en el Reale Arena de San Sebastián, se había puesto a tope de revoluciones. Diego Carlos debió marcar en el minuto 20 en una falta que cabeceó completamente en solitario. No lo hizo, pero en el 22 llegó el tercero para que Rafa Mir también saboreara la sensación de cantar un gol con los hinchas del Ramón Sánchez-Pizjuán. Falta en largo de Fernando para que el ariete criado en la cantera del Valencia le echara un pulso de velocidad a Alderete. Se lo ganó y después golpeó con una brillante vaselina con el interior por arriba del gigante georgiano.

Lamela, brillante durante todo el partido, se va con clase de Gabriel Paulista. Lamela, brillante durante todo el partido, se va con clase de Gabriel Paulista.

Lamela, brillante durante todo el partido, se va con clase de Gabriel Paulista. / Antonio Pizarro

Tres a cero y sólo 22 minutos contabilizado en el reloj de un Sánchez Martínez que después se iba a convertir en el protagonista negativo de todo desde que demostrara que su imagen propia de los cuadros de El Greco no le da para mantener la autoridad en una trifulca entre Lato y Lamela.

Desde ahí debió pensar que tampoco era cuestión de hurgar en la herida del moribundo, incluso después de que Hugo Duro recortara sobre la media hora en estrecha colaboración con un Diego Carlos que trató de interceptar el disparo sin éxito. De otra forma no explica que ni él ni Estrada Fernández cobraran uno de los penaltis más claros que se pueden ver en el fútbol. Ocampos se anticipa a Alderete y el brusco intento de despeje del paraguayo se estrella en el costado del argentino. La acción no pudo ser más alevosa, incluso digna de tarjeta naranja para el central, que ya tenía una y debía irse a la calle antes del descanso. Decisión salomónica, hacerse el sueco y mirar para otro lado, incluso en la consulta con la sala VOR.

Pero el fútbol profesional no entiende misericordias con el equipo que va por debajo en el marcador, pues no se sabe nunca qué puede ocurrir con posterioridad. Lo cierto es que hasta Bordalás lo entendió y dejaba a Alderete en el descanso para introducir a Diakhaby y también le daba paso a Musah por Jason. El Valencia, hay que elogiárselo, no dejó de intentarlo, pero apenas tuvo una ocasión en el arranque de este segundo acto cuando Foulquier se internó y disparó a las manos de un bien colocado Bono.

El resto fue un quiero y no puedo, voluntad pura y escaso acierto, ante un Sevilla que se sentía muy seguro y que no temía a nada más allá de las decisiones de Sánchez Martínez. La prueba más palmaria fue cuando Lopetegui decidió hacer un triple cambio y le dio exactamente igual el rendimiento individual de los suyos. Sacó a Joan Jordán, particularmente injusto en esta ocasión, Montiel y Rafa Mir, tres de los cuatro que ya tenían una tarjeta amarilla y sólo dejó en el campo a Lamela por la sencilla razón de que el zurdo argentino estaba haciendo un partido brillante por su banda y también yéndose hacia el medio.

Precisamente Lamela le facilitó a En-Nesyri el cuarto de gol, pero el marroquí esta vez no cabeceó como últimamente lo viene haciendo. Después sería Jesús Navas, otro de los recién ingresados, quien le facilitó el tanto al Papu Gómez para un remate horrible de éste a bote pronto. Se le fue arriba como al propio Jesús Navas se le iba ligeramente desviado un disparo en la prolongación.

Daba igual, Koundé y Diego Carlos habían sabido echar el cerrojo para desesperación de Guedes y compañía y el Sevilla le dejaba muy claro al Valencia que en estos momentos el trono de la otra Liga le pertenece, que en el futuro ya se verá, pero por ahora es así. De manera, que una ración de piropos para el Sevilla de Lopetegui, que también se los merece.

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