Sevilla FC | Pablo Machín y la planificación

Mucho que acoplar aún

  • El Sevilla de Pablo Machín, con el infortunio de tres lesiones graves, evidencia todavía fallas en los ajustes entre los perfiles y el sistema tras diez partidos oficiales

Pablo Machín, meditabundo, tras Sergi Gómez, Amadou, Roque Mesa, Kjaer y Jesús Navas.

Pablo Machín, meditabundo, tras Sergi Gómez, Amadou, Roque Mesa, Kjaer y Jesús Navas. / Antonio Pizarro

El Sevilla debe aprovechar el parón para realizar un primer reseteo sobre el sistema de juego, la idea que quiere imprimir Pablo Machín en sus jugadores y el efectivo acoplamiento entre esos esquemas y los perfiles de la plantilla. Tras diez partidos oficiales, seis de clasificación de Liga Europa, la Supercopa de Europa y tres de Liga, el entrenador del Sevilla ya tiene suficientes datos empíricos sobre los que trabajar, amén de un inicial lastre de tres lesiones de media gravedad en tres piezas que se antojan importantes, si no fundamentales: Escudero, Mercado y Gonalons, por orden cronológico. Esto lastrará a una plantilla corta, pero hasta enero no hay solución.

En lo positivo hay que destacar que de esos diez partidos sólo ha encajado dos derrotas, por la mínima, y con factores decisivos como una expulsión, injusta según el Comité de Competición, y un penalti fallado que podría haber provocado la prórroga en la Supercopa.

También en el haber de Machín cuenta la tranquila clasificación para la fase de grupos de la Liga Europa, aún con dudas en la ida frente al Sigma Olomouc, y el trasfondo de un aparente buena asimilación de los jugadores a un entrenador y un sistema nuevos. Pero en los matices de este último extremo es donde hay que poner el acento sobre la evidencia de unas fallas en el ajuste entre esquema y perfiles de la plantilla que Machín debe arreglar sin obcecarse.

En este sentido, la derrota en el derbi puede haber servido de chivato de alarma. De haberse producido otro resultado, sobre todo un triunfo, podría haberse producido una cortina de humo sobre esas deficiencias que desde un principio se han podido detectar en determinadas interpretaciones que los jugadores, por sus características, le han dado a su idea de juego.

Ante Barcelona, Villarreal y Betis, los tres rivales de verdadera entidad, el equipo de Machín evidenció problemas para contener al rival y superar la barrera de la presión en el centro del campo, en el que Machín ha apostado por la pareja de medios que forman dos jugadores técnicos pero con poco recorrido y escasas piernas para abarcar mucho campo y romper por potencia la presión del rival.

En determinadas fases de esos partidos, sobre todo ante Barcelona y Villarreal, se pudieron detectar síntomas de un agujero negro ahí, en ese escueto eje medular, y no sólo a las espaldas de los carrileros, un mal endémico del sistema de Machín que requiere de centrales con el oficio bien aprendido: velocidad o inteligencia táctica y concentración, so pena de un pernicioso paso atrás general.

Machín supo corregir el fallo de la espalda de los carriles en la Supercopa, con los ajustes que hizo al descanso, pero cabe recordar que el gol de Dembele llegó por ese defecto en la zona central: el habilidoso mediapunta recibió solo desde un saque en corto de falta y tuvo tiempo para calibrar el disparo. Ante el Betis, el gol también lo encajó por ese agujero, pues Banega no se bastó para tapar a Inui y Mandi, al ser desdoblado en ese tercio del campo, si bien el Sevilla ya jugaba con uno menos.

En este sentido, la baja de Gonalons, que iba adquiriendo cada vez más presencia, es un serio inconveniente, aunque Amadou ya está listo para dar relevos a los dos medios en la nueva fase dura del calendario, después del parón, entre la Liga y la Europa League.

En la fase ofensiva también se ha podido apreciar falta de llegada por la soledad con la que Andre Silva está intentando desarrollar su juego de espaldas, como referencia del ataque. Hasta ahora, Pablo Machín ha optado por acompañarlo con mediapuntas exentos de rapidez: Sarabia y Franco Vázquez. En determinados partidos, y el del Villarreal es un buen ejemplo, el Sevilla realizó muchos centros gracias a su buen juego exterior: Jesús Navas y Escudero sobre todo nutrieron de muchos balones que se quedaron sin remate, por la falta de presencia en el área, con Andre Silva bien cubierto.

En el tramo final de aquel partido, al igual que en la Supercopa de Europa, Ben Yedder salió como otra alternativa del ataque, con más combinación en corto y verticalidad por dentro, con más olfato para buscar resquicios interiores. Y casi estuvo a punto de marcar el Sevilla en ambos casos: ante los amarillos el propio Ben Yedder envió un balón al palo tras un pase de Andre Silva y con el Barcelona, el portugués, tras la presión al portero del francés, propició con otro balón interior el penalti sobre Aleix Vidal que fallaría el máximo goleador del Sevilla. La asociación de ambos puede ser una solución.

Esto último no es baladí y puede resultar clave: Machín debe subir a su tren a Ben Yedder, asociarlo con Andre Silva. Es un clamor entre aficionados y analistas que se le puede volver en contra si no da con el adecuado ajuste de las piezas a su intocable dibujo.

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