Azpilicueta, la etérea pieza que decanta el fiel

Sevilla-Osasuna

El navarro se cuida para llegar en plenitud al "especial partido" contra el Osasuna con un dato que refuerza su ánimo: el Sevilla encajó 13 de los 19 goles sin el navarro en el campo

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Azpilicueta, en el centro, entre Nianzou, José Ángel y Kike Salas.
Azpilicueta, en el centro, entre Nianzou, José Ángel y Kike Salas. / David Arjona / efe

Está tan delicado el Sevilla actual, de nuevo carcomido por las bajas y los miedos del último trienio, que cualquier matiz, cualquier detalle, cualquier soplo de aire, decanta hacia lo positivo o lo negativo el rendimiento del equipo. Las loas a la gestión de la plantilla de Matías Almeyda van quedando en nada en cuanto ha habido lesiones en piezas clave y han concurrido con malos resultados.

Tres derrotas consecutivas han reabierto todas las heridas mal cerradas en el último lustro en el Sevilla. Y al argentino le ha estallado en la cara la descarnada realidad de que esta plantilla necesita siempre de sus mejores hombres para rendir. Por eso se hace fundamental un futbolista como Azpilicueta.

En este Sevilla que además no sabe empatar, con lo que o suma o deja sumar a sus enemigos, Azpilicueta se ha erigido en una piedra angular para el buen funcionamiento del sistema defensivo. Con sus 36 años, su liviano cuerpo y sus mesurados 1,78 metros, es el etéreo fiel que decanta la balanza del rendimiento de la zaga sevillista hacia lo bueno o lo malo. Y ahí están los datos.

El Sevilla se ha convertido de pronto en uno de los equipos que encaja más goles. Así ha sido su deriva después de la goleada engañosa sobre el Barcelona. De los 19 tantos encajados, 13 se produjeron sin que Azpilicueta estuviera en el campo. ¿Casualidad?

La mejor racha del Sevilla se produjo en los cinco partidos que encadenó completos el navarro hasta que se rompió por fatiga al inicio del Sevilla-Mallorca (1-3). La racha se abrió con el Sevilla-Elche (2-2), su debut en Nervión y posiblemente el mejor partido jugado en casa junto con el partido que cerró esta racha, el Sevilla-Barcelona (4-1). En estos cinco encuentros el equipo de Almeyda sólo encajó 6 goles jugando con el navarro, ya fuera con zaga de tres, casi siempre, o con la de cuatro, contra los azulgrana.

En cambio, contra el Mallorca y tras su lesión en el aductor encajó tres goles el Sevilla, que se suman a los dos de Anoeta y los tres del Metropolitano cuando Almeyda lo tuvo que quitar en la segunda parte. De golpe y porrazo, 8 goles sin el navarro. ¿Casualidad? No parece que lo sea.

Azpilicueta se reincorporó en el entrenamiento de ayer al grupo tras ejercitarse al margen al inicio de la semana en la que se va a encontrar con el equipo de su crianza, el Club Atlético Osasuna. En su cantera empezó con 11 años y allí debutó con 17 antes de erigirse en una estrella del Chelsea. Se está cuidando al detalle tras probarse en el Metropolitano, donde sólo pudo jugar medio tiempo ante las señales de alarma que estaba sintiendo en la zona muscular lesionada, el aductor.

Almeyda, porque lo necesitaba, quizá precipitó su vuelta al once titular, como hizo con Mendy, cuando la previsión de sus bajas era de tres semanas. Al mediocampista francés también lo tuvo que quitar al descanso porque ninguno de los dos, que se lastimaron al inicio y al final del Sevilla-Mallorca, estaba aún en condiciones para afrontar un partido de tanto voltaje entero. Pero es que está tan necesitado este Sevilla en precariedad endémica...

Igual que se está mimando Azpilicueta para llegar al Sevilla-Osasuna, también Agoumé es de los que mide cada ejercicio de recuperación que realiza, cada sesión de fisioterapia, tras una contusión que le ha producido un fuerte edema. “Una bola de sangre”, dijo Almeyda sobre el mediocampista que completaba el dúo que venía sosteniendo al equipo. La disolución del mismo también ha tenido mucho que ver con el declive del Sevilla, aunque Agoumé y Mendy completaron la cita con el Mallorca y Azpilicueta, no. ¿Casualidad?

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