De pronto, la luz de la Copa del Rey. El Sevilla necesitaba una alegría como la que le brindó el partido, el triunfo y el pase a los octavos de final aunque fuera contra un rival de Segunda División, un Racing de Ferrol que en el actual contexto del equipo nervionense se presentaba en A Malata como un ogro invulnerable pero que a la hora de la verdad sucumbió a la determinación del equipo de Quique Sánchez Flores de darse a sí mismo un empujón de confianza. Y ayer el sorteo dio otro soplo de aire fresco con el rival que le tocará en liza, un Getafe que fue el anterior equipo del técnico madrileño y el rival al que superó el Sevilla las dos veces que ganó el título este siglo, en 2007 y en 2010.

El empujón de confianza llegó de la mano de otras alegrías. El primer partido como titular de Marcao en diez meses, desde el 13 de marzo de 2023 en Old Trafford, aun estando de luto por la muerte de su padre se coronó con el oportunísimo 0-1, su primer gol como sevillista. E igualmente oportunísimo fue el primer tanto con la camiseta del Sevilla de Juanlu, confirmando la pujanza que está teniendo desde que el club apostara por él para que le diera relevos a Jesús Navas en la banda derecha. La resaca del partido en A Malata llegó, además, con buenas nuevas en la ciudad deportiva: ya están disponibles Jesús Navas y Mariano.

Parece que con el nuevo año hay una perspectiva distinta a la que coadyuva la espita de esperanza que se ha abierto en Nervión con la Copa del Rey, “una vía abierta para Europa”, como confesó Quique en la previa del partido con el Ferrol. La Liga tomará de nuevo el protagonismo este viernes, cuando el Sevilla, con varios futbolistas recuperados que deben reforzar el equipo –Jesús Navas, Soumaré, cuya ausencia se notó muchísimo ante el Athletic, Rakitic...–, recibe al Alavés, precisamente el verdugo en la Copa del Betis.

El encuentro será el viernes en Nervión y en él es donde debe mostrar ese oxígeno que ha insuflado en el vestuario el torneo copero para enderezar el rumbo perdido en la Liga, en la que acumula dos derrotas consecutivas ante Atlético y Athletic, con una imagen más que preocupante en el último partido sobre todo.

No fue muy severo el sorteo copero con el Sevilla, pese a que el Getafe fue el equipo que lo goleó en Nervión el día que fue fulminado de su puesto Diego Alonso, con Víctor Orta compareciendo en la sala de prensa para anunciar el despido. Un duro trago que tuvo que asumir el director deportivo fulminando a la que fue su gran apuesta.

Ahora, a Quique se le abre otro horizonte distinto. Ya sólo tiene tres bajas en la enfermería; mal que bien, la dirección deportiva está esforzándose en reforzar la plantilla; y además tendrá el aliciente de medirse a su ex equipo, al primero con el que logró éxito y el último que dirigió antes de afrontar su sueño en Nervión.

Un Getafe que además da buenas vibraciones al Sevilla en este torneo. Fue el rival en la memorable final del Santiago Bernabéu de 2007, con gol de Kanouté y 80.000 sevillistas en Madrid. Y también fue el rival en el camino de la última Copa que ganó el equipo blanquirrojo, en 2010, ya de la mano de Antonio Álvarez después de que Manolo Jiménez dirigiera aquellas controvertidas semifinales con un 2-0 tras quitar a Negredo en la primera parte y un sufrido 1-0 en la vuelta ante Soldado y compañía.

Además, en el Coliseum, que tan bien conoce Quique, el Sevilla jugó el tramo final del partido suspendido en aquella eliminatoria copera de 2007 con el Betis que se solventó con el gol de Kanouté previo al botellazo a Juande Ramos en Heliópolis. Antes de viajar a El Ferrol, todo se veía oscuro. Tras el pase a octavos y el sorteo, se abre un hilo azul en el celaje.