El partido del Sevilla FC | Análisis

La intensidad se quedó en el micrófono

  • La salida contemplativa e invitando a que el rival presionara fue letal

  • Gudelj se metió demasiado entre los centrales, y Banega y Óliver sucumbieron la zona ancha

Óliver Torres se va al suelo ante Franquesa en Anduva.

Óliver Torres se va al suelo ante Franquesa en Anduva. / Santi Otero (Efe)

En la rueda de prensa previa al partido, Lopetegui habló del Mirandés como si del Milan de Arrigo Sacchi se tratara; pero prescindió de dos de sus tres mejores jugadores esta temporada y acaso los que tienen sangre más caliente junto con Diego Carlos. A saber, Fernando y Lucas Ocampos. Quedó sobre el prado burgalés un Sevilla de maneras demasiado versallescas, con escasez de jugadores avezados en el cuerpo a cuerpo y el fútbol de pierna dura. Encima, quiso imponer la alta escuela ante una jauría, tocando en corto con toda la quietud, en zonas de riesgo. Y la jauría lo echó del partido y de la Copa a dentelladas.

Defensa

Koundé con parsimonia a Gudelj, Gudelj a Koundé con la misma pachorra y el galo a Vaclík, que se la cede, también en corto, a Escudero. Una invitación a que el Mirandés embestiera. Y embistió.

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Gudelj, como ya le ocurrió en la segunda parte del Bernabéu –en la que propició que Casemiro fue a zona de remates– se incrustó demasiado atrás, entre los centrales. Dejó en la zona ancha a dos creativos con un discreto físico, Banega y Óliver Torres, y los centrocampistas del Mirandés, con el dúo Malsa-Antonio Sánchez al frente, se hizo el dueño del partido. Primero, ganando los balones por intensidad y conectando por dentro con el punta, Matheus, fantástico en el trabajo de forzar el error de los centrales, y segundo aprovechando el enorme agujero que hoy día es jugar con Escudero en el flanco izquierdo. Por ese costado, Álvaro Rey fue un émulo del mejor Jesús Navas, primero, y luego se convirtió en un rematador más cuando el Sevilla no tuvo más que destaparse atrás.

Ataque

Gudelj muy atrás, Banega y Óliver neutralizados... demasiado torcido todo desde atrás. Encima Munir fue una máquina de perder balones en la derecha. Por cierto, ¿no hay nadie en este Sevilla que haga de mediapunta por dentro? ¿Suso?

Ocampos sí dio profundidad por la derecha y Jordán abrió a un lado y otro con criterio, pero el Mirandés salió a la contra mucho y bien ante la dificultad del Sevilla para recuperarla.

Virtudes

Ocampos y Jordán lo mejoraron.

Talón de Aquiles

Mensaje pernicioso desde la misma alineación, puesta en escena muy fría. Y nulidad rematadora luego.

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