Osasuna-Sevilla: La primavera empieza a calentarse...

Apagados los ecos de los tambores y las saetas, la primavera comienza a echar los abrigos al fondo de los armarios. Se calienta el ambiente y también coge temperatura la situación del Sevilla después de que el recurso desesperado a Joaquín Caparrós sólo tuviera un efecto a medias el Domingo de Resurrección. El gol tempranero de Peque, que parecía anunciar una reacción en toda regla, sólo sirvió para no perder y mantener la distancia con el Alavés. Un despiste gravísimo en la defensa de un saque de banda privó al equipo del utrerano de cantar victoria por fin este año en Nervión. Tendrá que esperar al menos hasta el domingo de preFeria, cuando aparezca por el Ramón Sánchez-Pizjuán un equipo de la zona de descenso. O sea, otro rival directo del Sevilla: el Leganés. Antes toca visita al Osasuna en El Sadar.

No es plato de buen gusto el que servirán en esta sesión vespertina en Pamplona para el actual Sevilla. Juega el equipo nervionense hoy por los intereses de un calendario loco que imbrica la final de la Copa en medio de la Liga cuando más calentito está todo en la clasificación –ay, aquellos tiempos en que la final de la Copa era un emocionante apéndice en la primavera tardía del campeonato liguero–. El encuentro se disputará a la misma hora que otro partido en el que también tendrán mucho en juego los sevillistas puesto que se enfrentan dos de los que están por debajo de él en la tabla. Se trata del Girona-Leganés. En esta tesitura se ven el Sevilla y el sevillismo por segunda primavera consecutiva...

Hace dos años por estas fechas el Sevilla estaba en cambio ilusionadísimo con la Europa League que acabaría levantando de la mano de José Luis Mendilibar, que ya había tranquilizado el rebaño nervionense con varios resultados ligueros positivos que conjuraron el temor al descenso. Pero de eso hace tantísimo tiempo... Ahora, como hace un año, toca mirar la clasificación y hacer cuentas de nuevo. Yencima toca viajar a un sitio poco halagüeño.

El Osasuna, que no ha sido un buen enemigo en su feudo para el Sevilla tradicionalmente, tampoco es un lugar propicio para Caparrós, quien solicitó a los suyos que confíen en sí mismos y en su propio talento sin mirar nada que no sea este partido primero y ya el domingo 4 de mayo el encuentro con el Leganés, que tendrá el calificativo de final pase lo que pase en esta jornada trigésima tercera.

Ahora llega el momento de demostrar que ese conjuro de Caparrós que se quedó a medias en su reestreno el domingo pasado ha tenido tiempo para que las burbujas cojan fuerza y no se repita el efecto gaseosa que hubo contra el Alavés. Aunque el Sevilla vuelve a estar mermado. Gudelj, elegido como medio centro por el veterano técnico utrerano para dotar de experiencia y solidez a la medular, vio la quinta amarilla. Lokonga, una opción que ni siquiera jugó ni un minuto contra el Alavés, se ha vuelto a lesionar... Y Caparrós debe recomponer ese centro del campo que viene siendo la maltrecha piedra angular que desequilibra todo el edificio de un equipo con deficiencias en todas sus líneas.

El gol es una de ellas y el utrerano quiso enviar otro mensaje de confianza hacia Isaac. También valoró positivamente “las cosas bastante buenas” que hizo el equipo el domingo pasado. Internamente habrá insistido muchísimo en que ese despiste de la banda izquierda en el empate del Alavés en el alargue del primer tiempo es inconcebible en la élite. De puertas afuera todo fueron mensajes de confianza, caricias para un grupo necesitado de calor humano. Ahora llega el calor de verdad de una vez y también se calienta el caldero de la Liga y juega el Sevilla de Caparrós en El Sadar. ¿Quién quiere más emoción?