La parsimoniosa maduración del entrenador entre dudas

Imanol sigue a la espera de que Cordón contacte con él para dar el paso definitivo en una negociación cuyos primeros pasos ya dieron Orta y Del Nido Carrasco

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Imanol ingresa en la sala de prensa de Zubieta la pasada temporada.
Imanol ingresa en la sala de prensa de Zubieta la pasada temporada. / Juan Herrero / Efe

El Sevilla, su nuevo comité de dirección en el que ha ingresado con el nuevo cargo de director de fútbol profesional Antonio Cordón, sabe que la situación actual del club no es bocado de buen gusto para presentarlo en frío. La realidad económica del equipo con peor límite salarial de LaLiga y la existencia de una plantilla depauperada por su rendimiento deportivo en las dos últimas temporadas, con las dos peores puntuaciones del presente siglo, requieren una presentación con un mínimo de atractivo más allá del que tienen, per se, el club, su historia y su afición. Y esa presentación para que el plato sea apetitoso requiere de una maduración en la que no reluzca más de la cuenta el falso oropel. Ahí andan José María del Nido Carrasco y Antonio Cordón con Imanol como primigenio objetivo.

El entrenador guipuzcoano (Orio, 04-07-1971) continúa siendo el candidato principal... aparentemente, aunque ha pasado ya tanto tiempo desde que su nombre saliera a la luz pública que ya se hace extraño incluso que no haya habido acuerdo.

Las condiciones económicas que deslizó tras los primeros contactos que tuvieron días, incluso semanas atrás, Víctor Orta y José María del Nido Carrasco, pueden resultar excesivas en el actual contexto del Sevilla. Imanol sólo se convencería con un contrato largo. El comité de dirección sabe que no tiene otra manera de convencerlo que con una vinculación de dos temporadas seguras o tres mejor que dos. Pero tampoco pueden volver a pisar en falso después de todo lo acontecido con García Pimienta desde que el presidente sevillista lo renovara en la jornada séptima por una temporada más para que luego todo acabara como acabó, con el técnico denunciando en el CMAC y el Juzgado de lo Social al Sevilla por despido improcedente.

En este contexto, Antonio Cordón también debe saber qué proyecto puede presentarle a Imanol para seducirlo, y no es tarea sencilla conocer a fondo, sin letra pequeña que estalle durante la negociación con ningún entrenador, el laberinto económico actual del Sevilla. A Imanol hay que ir con las cartas boca arriba, porque el guipuzcoano sigue teniendo encima de la mesa una oferta irrechazable en lo económico por tres años del Al-Shabab saudí. Una baza con la que presionar a la hora de sentarse a negociar, extremo que aún no se ha producido según confirmaron fuentes de ambas partes a este diario.

En el entorno del técnico de Orio de 53 años están relativamente tranquilos, a sabiendas de que en el peor de los casos podría hacer de su capa un sayo y tirar para Arabia, por mucho que su intención sea competir en Europa. También tiene otras tentativas europeas, sobre todo de Portugal e Italia, aunque su preferencia sería continuar entrenando en la Liga en su primera aventura fuera de Anoeta. He ahí una baza principal del Sevilla.

De trasfondo también están las dudas que puedan tener en el seno del comité de dirección sevillista, después de los continuos traspiés que ha tenido la cúpula dirigida por Del Nido Carrasco desde que heredara la presidencia de José Castro y el banquillo tan caldeado que dejaron, sobre todo, los despidos de Julen Lopetegui, en el otoño de 2022, y José Luis Mendilibar, un año después casi justo, el 5 de octubre el guipuzcoano y el 8 de octubre el vizcaíno.

El Sevilla quiere y debe ir sobre seguro. Quiere un entrenador con capacidad de crear un grupo sólido tal y como desea Cordón. Un técnico que abra el paraguas de su experiencia. Imanol parece el candidato, aunque hay tantos peros en el actual Sevilla que todo se va madurando con una parsimonia desesperante. Y desesperarse es lo que no quieren los gestores sevillistas, que están obligadísimos a acertar. Porque ya no queda margen de error. Y la prisa es mala consejera.

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