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El pecado de la impersonalidad

El consejo de administración, empezando por su presidente, sigue enrocado en su pánico a enfrentarse al sevillismo en su extensión popular a riesgo de caer en el desgobierno; Del Nido Carrasco anuncia al fin que dará la cara

El Sevilla celebra el acto 'Fieles de Nervión' sin la presencia de Del Nido Carrasco

Del Nido Carrasco y José Castro / José Luis Montero

A fuerza de evitar una crítica mal templada y algún incidente que se salga de madre y se le escape a la seguridad privada, los dirigentes del Sevilla caen en uno de los más bajos de los pecados en que puedan incurrir los gestores de un club, empresa o mera asociación de vecinos o propietarios. La impersonalidad surge cuando el vacío es total a ojos de la clientela, cuando la sensación que se despide es de la más absoluta de las indiferencias.

Quizá la máxima expresión pudo llegar este jueves en un acto esperado anualmente por muchos mayores y socios que han cumplido estoicamente con el compromiso de fidelidad con el Sevilla pese a los desmanes de los que lo gobiernan.

Dar la espalda a los socios más antiguos en un día grande como el de Fieles de Nervión pudo ser el gesto que rizó el rizo. Por primera vez desde que este evento se organiza no sólo no apareció el presidente, sino que ningún miembro del consejo de administración se atrevió a dar la cara. Es verdad que hace años que este acto se convirtió en un marrón en el que no valen abogados ni asesores jurídicos para tener controlada a la masa. Pero ya son demasiados los detalles feos para con la afición y fue otro rejón a la confianza tras mandar también por delante a Joaquín Caparrós en el trofeo Antonio Puerta, dejar plantada a la familia de Reyes en Utrera (otro yunque en la conciencia de Castro) y posponer otro día grande como la ofrenda floral y presentación en cada comienzo de temporada ante la Virgen de los Reyes.

Que las redes sociales ardan es ya lo de menos. Lo grave es la sensación de desgobierno, de un club decapitalizado que en el mercado recién concluido ha dejado claro –por si había alguna duda– que está en liquidación por derribo.

Muchas preguntas asaltan al sevillismo, que no entiende que los que mandan no se bajen el sueldo (indignante, por cierto) mientras filtran que determinados jugadores no entran en el juego de rebajar los salarios que el club les firmó libremente, igual que hicieron ellos en su día.

Tras las críticas –feroces y con razón– los asesores del presidente han acordado con él una comparecencia pública el próximo miércoles. Ante la prensa, no ante la afición. ¿Qué se juegan que días antes hay una buena noticia? Nada que enjuague la tremenda desazón del aficionado que mostró una vez más en el acto de Fieles de Nerviónque desea la dimisión inmediata del presidente y de todo el consejo.

Un comunicado de los biris fue otra gota en el martirio que tortura a los dirigentes. “Ningunear el acto sin anunciarlo siquiera nos parece una falta de respeto [...] No es necesario que vayan pero queremos recalcarlo para que todo el mundo sea consciente de que parece que les compensa seguir escondidos entre montañas de dinero –sacadas del Sevilla– antes que poner solución a esto con su marcha”, eran de las reflexiones de este colectivo que es el pulmón del Sánchez-Pizjuán. Una pena tanta distancia con la afición. Ellos sabrán. Les compensará...

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