SOS Sevilla FC: La perniciosa costumbre de la crispación
El equipo nervionense afronta una semana clave con un ambiente que ya condiciona la vida del club: el comité de dirección no acudió al derbi chico y los actos de la Feria están en el aire
Una situación que requiere sosiego y no locura

Lo que el actual consejo de administración del Sevilla va ganando en los juzgados lo va perdiendo en la calle. Hasta tal punto que las principales cabezas visibles del club tienen que hacer mutis por el foro para no exponer su integridad física a la ira de los aficionados más jóvenes y radicales. La crispación se ha instalado en el Sevilla como una costumbre perniciosa. El asunto ha llegado al extremo de que en el derbi chico entre el Sevilla Atlético y el Betis Deportivo, con Ángel Haro encabezando la representación bética, no hubo representantes del comité de dirección. Estuvo el consejero Jordi Marín, que suele ir a todos los partidos del filial. Pero ni el presidente ni ninguno de los dos vicepresidentes ni el director deportivo. Sí estuvieron figuras que tienen incólume su carisma ante el sevillismo, hombres de cantera como Pablo Blanco, Joaquín Caparrós y Agustín López.
Después de lo vivido tras el partido Sevilla-Atlético de Madrid, con agresión incluida a Ignacio Navarro en las afueras del estadio, y las increpaciones e insultos a José María del Nido Carrasco, José Castro y Víctor Orta a la vuelta de Pamplona en el aeropuerto de San Pablo, lanzamiento de billetes falsos caricaturizados incluido, quizá los más altos ejecutivos del club decidieron no aparecer por la ciudad deportiva José Ramón Cisneros para no enturbirar el ambiente del derbi chico... Puede ser una explicación, aunque hay quien entiende que en el cargo, y en sus pingües sueldos, va la responsabilidad de representar públicamente al club pese a esa exposición al insulto o al riesgo de agresión... Porque los más altos representantes del Sevilla reciben ya casi a diario amenazas graves y acoso incluso domiciliario. A tal punto ha llegado la situación de crisis absoluta en el Sevilla de hogaño.
Quien no desaprovechó la ocasión para meter un poquito de más presión en la olla que actualmente es el Sevilla Fútbol Club fue José María del Nido Benavente. El ex presidente sí estuvo presente en el partido del Sevilla Atlético frente al Betis Deportivo, un encuentro que tuvo un momento muy hermoso cuando saltó al campo Félix Garreta, tras haber dejado atrás su accidente: ahí no hubo crispación y sí ovación al jugador del Betis.
“Esta mañana he estado apoyando a nuestro primer filial en la Ciudad Deportiva. Me pregunto si hemos vuelto a romper unilateralmente relaciones con el eterno rival porque ninguno de los tres consejeros delegados (se refería a Del Nido Carrasco, Castro y Fernando Carrión como segundo vicepresidente) ni el director deportivo han ido al palco en el día de hoy”, escribía en la red social X el padre del actual presidente acompañando el texto de una foto suya en la grada del estadio Jesús Navas.
Del Nido Benavente también hablaba del coste económico del comité de dirección, un coste que incluye los sueldos de los consejeros, algo que él través de su hijo firmó cuando realizó el pacto de gobernabilidad en 2019... “Entre los cuatro cuestan unos 5 millones de euros por temporada entre sueldos, asesores, escoltas y gastos de representación pero no han tenido la gallardía de acudir a ver a nuestro primer filial”, remataba.
Es obvio que el ambiente está llegando a unos extremos insoportables. Es impensable en este contexto que Del Nido Carrasco haga la ronda de recepciones y entrevistas que realiza el presidente del club en la inminente Feria de Abril. La tradicional reunión informal en la caseta de la Peña Sevillista Macarena con la prensa está en el aire. La naturalidad se ha perdido totalmente. Y justo cuando más necesita el equipo el apoyo de un sevillismo que se volcó con las vacas gordas y que en las vacas flacas está obligado por la propia subsistencia del club a hacer de tripas corazón para alentar, como ha venido haciendo pese a la crispación, en la final del domingo frente al Leganés. Es muchísimo lo que se juegan el equipo, el club, la afición, la institución al completo. No es la permanencia en Primera División: es la propia supervivencia del Sevilla Fútbol Club como ente.
Quizá (o sin quizá) sea el momento de separar la crítica, necesaria y justificadísima, a la gestión institucional del desarrollo deportivo. Contra el Atlético de Madrid la interrupción del juego por las protestas y el lanzamiento de objetos en la segunda parte benefició al visitante: paró el partido cuando mejor estaba el Sevilla. A la vuelta de Pamplona, donde el equipo de Caparrós sufrió la excesiva roja a Lukébakio y dio la cara con diez, el incidente del aeropuerto afectó a los jugadores, sujetos pasivos pero directos de la crisis. Todos deben pensar en el presente para no arruinar el futuro. So pena de que nadie sea capaz de levantar al Sevilla en Segunda División. Ni siquiera los que siguen echando palitos en candela constantemente sin medir los momentos ni las consecuencias.
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