Los años 20 en España dan la vuelta al mundo con Netflix
La plataforma estrena la esperada 'Las chicas del cable', una ficción de época producida por Bambú que supone un canto a la libertad de la mujer.
La ficción española de época vive uno de sus mejores momentos, y Netflix, en plena misión de expansión global, ha querido explotar este nicho. Considerando el éxito que han tenido las series Gran hotel -ambientada en 1905- y Velvet -en los 50-, el vicepresidente de originales internacionales de la compañía, Erik Barmack, contactó con Bambú, la productora que se encuentra detrás de ambas producciones, a fin de que presentara una propuesta para la que sería su primera apuesta propia en la plataforma de nuestro país.
Las chicas del cable se llama esta primera serie española de Netflix, que debuta hoy en todo el planeta de manera simultánea con su primera temporada, compuesta por ocho episodios. La trama está centrada en cuatro mujeres que se suman como operadoras en la principal compañía de telefonía de España en los años 20, un canto a la libertad de la mujer en el Madrid de los años 20. Según Ramón Campos, fundador de Bambú, creador y productor de la serie, la premisa responde a una de las peticiones de Netflix, que era contar conflictos modernos que la audiencia pueda sentir cercanos, a pesar de estar ambientada en el pasado. "Hay una situación que se vive ahora, que es esta revolución de las nuevas plataformas y el 'a demanda' , que de alguna manera están cambiando el mundo", afirma Campos. "Nos apetecía explorar en qué otras épocas había sucedido eso, y nos dimos cuenta de que en España la llegada del teléfono revolucionó el país".
Dicho evento, además, coincidió con una época en la que Campos y su equipo hace tiempo que querían adentrarse. "El atractivo de los años 20 es que ocurrió un cambio en todo el mundo en cuanto a la moda y al estilo. Es la liberación de la mujer, que viene de un mundo que las constriñe y las obliga a usar corsé y ropa muy larga, y ahora pueden usar vestidos más rectos. Esa liberación en la moda se traslada a la mente también... se dan cuenta de que tienen derecho a esa libertad", explica. Este aspecto era importante para ellos, ya que Bambú es una productora que desde sus inicios se ha enfocado hacia historias dirigidas a la audiencia femenina, que Campos describe como "agradecida y fiel". "Hacen falta personajes femeninos. No creo en la televisión como un instrumento educativo, pero la ficción interactúa con la realidad, y de alguna manera tiene que reflejar hacia dónde debe ir esa realidad", postula.
A diferencia de sus heroínas más clásicas de Gran hotel y Velvet, la protagonista de Las chicas del cable, Lidia (Blanca Suárez), es una mujer con un conflicto moral, ya que su llegada a la compañía telefónica parte como un plan para cometer un crimen. "Lo más difícil desde el principio con un personaje así es conseguir empatía con el espectador, porque es él quien tiene que viajar con nuestra protagonista, y necesita entender por qué hace lo que hace. La mayoría del trabajo respecto de Lidia se centró en mostrar que ella es víctima de la vida que ha tenido", dice.
Lidia y las otras tres protagonistas responden a cuatro arquetipos de mujer bien definidos. Si Lidia es "una gata con mil caras que huye de su pasado", como la ha definido Suárez, Carlota (Ana Fernández) es "rebelde y contestona". Junto a ellas Marga (Nadia De Santiago) encarna a la chica de pueblo a la que "todo le desborda" y Ángeles a la esposa abnegada pero "imprevisible", que según la actriz Maggie Civantos "va a sorprender".
Sus sueños, sus temores, sus amoríos y sobre todo su anhelo de independencia son los ingredientes de esta historia eminentemente femenina, con una cuidada producción que ha mimado decorados y estética, además de brindar a las protagonistas un estilizado vestuario de ensueño. Todo ello con un lenguaje actualizado y una notable licencia temporal en su banda sonora. Su tema principal es el himno feminista Hablarán de ti y de mí, de Vanesa Martín.
Yon González (Gran hotel, bajo sospecha) y Martín Rivas (El internado, Sé quién eres) ejercen de contrapunto masculino como responsables de la empresa. Y ésta, que simboliza cómo el teléfono revolucionó las comunicaciones, es en cierto modo, un espejo del gran cambio del streaming. "En realidad, estamos contando la historia de Netflix", explica el creador.
El encanto del Madrid del siglo pasado y un vestuario muy cuidado
Las chicas del cable fue filmada en Madrid, lo que dificultó el trabajo porque en la capital cuesta encontrar localizaciones con el modernismo de los años 20. Ya se está rodando una segunda temporada. "Tratamos de hacer un mundo tan atractivo para el espectador que lo haga querer vivir ahí", comenta el creador de la serie, Ramón Campos. Ocho episodios de unos 50 minutos componen esta primera entrega que, como es habitual en Netflix, estará disponible desde hoy en bloque. Campos es productor ejecutivo de Bambú, que en los últimos años se ha afianzado gracias a series de éxito como Gran hotel, Gran Reserva y sobre todo Velvet, que comparte con ésta el encanto de ese Madrid del siglo pasado (aunque con casi tres décadas de diferencia) y el mimo por el vestuario.
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