Rodajes con comida

La mentira de los programas de cocina tal como revela Juan Echanove

Imanol Arias y Juan Echanove en un secadero onubense de jamones en 'Un país para comérselo'

Imanol Arias y Juan Echanove en un secadero onubense de jamones en 'Un país para comérselo' / RTVE

Este sería el consejo del actor Juan Echanove: si te gusta la cocina, si te gusta comer bien y si eres disfrutón haz cualquier cosa menos un programa gastronómico en la tele. Es una mala oportunidad para disfrutar de la comida y de la gastronomía en sí. Al menos es lo que le sucedió al propio intérprete, entonces en Cuéntame, con el espacio para La 1 Un país para comérselo. Producido también por Ganga, la compañía de la ficción de los Alcántara, reunía en un docuserie desenfadada a Imanol Arias y a Echanove para que, como hemanos en la serie y tratándose de hermanos en la vida real, descubieran los mejores productos españoles. Sí, los descubrían pero no podían detenerse a disfrutarlos de verdad.

Y así ocurría en las semanas de la grabación. La pareja de hermanos se recorrió toda España sin pararse de verdad en los lugares donde se encontraban. Un pais para comérselo poco más que a lametones. Es lo que sucede con la televisión sobre la comida: hay más atrezzo y pose rápida que degustación gastronómica. Es lo que le pasa a los reporteros que fisgonean por los fogones en los espacios en directo. No tienen tiempo para sentarse a probar las recetas o dulces que se les ponen por delante. Como mucho, se lo llevan en una caijta para comerlo ya en el coche o en casa.

Juan Echanove como Santiago Abad en la serie 'Desaparecidos' Juan Echanove como Santiago Abad en la serie 'Desaparecidos'

Juan Echanove como Santiago Abad en la serie 'Desaparecidos'

En el caso de Echanove cuando iban de comarca en comarca descubriendo embutidos, verduras o platos tradiciones ni eso.

El actor era entrevistado por Carlos Herrera hace unos días en COPE y confesaba que su experiencia junto a Imanol Arias en dicho programa, que se extendió durante dos temporadas, no fue de lo más grata. "No disfrutaba prácticamente nada porque teníamos que rodar en cuatro o cinco jornadas toda una provincia, y hacíamos bastantes horas en furgoneta, siempre pendientes del horario de la luz", exponía sobre las condiciones de prisa y poco detenimiento que tenían para sacarle jugo a la situación. Y ahí está la clave, había que transmitir disfrute, pero había poco margen vivirlo con sinceridad. "Lo que se ve en pantalla, que es pasión por el territorio y por el producto, para nosotros era continuamente tener que grabar a una señora haciendo una croqueta", lamenta porque se perdían mucho más para relartarlo bien.

"Cinco cámaras grababan las croquetas y una de ellas hacía recursos de ponerlas en la bandeja, pero yo me comía media croqueta, Imanol se comía la otra media, y nos metían en la furgoneta para irnos al siguiente contenido que a lo mejor no era precisamente algo agradable", evocaba con cierta dosis de ironía. Lo peor, además, eran los horarios impropios para disfrutar de verdad de la comida. "Podía comer un pote asturiano o un cocido gallego a las ocho de la mañana", como ejemplo de la degustación a deshoras.

Una mala experiencia que aguantaba con profesionalidad, porque le "pagaban por aguantarlo". Un país para comérselo, efectivamente, no pudo pasar de las dos temporadas por agotamiento de una pareja que ya tenía la tralla de Cuéntame cómo pasó, serie que abandonó Echanove pocos años después cuando los guionistas decidieron la muerte por infarto de Miguel Alcántara.

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