Sebastián Castella se encarama en la cima

Los aficionados pudieron disfrutar en la temporada de un alto nivel artístico, fundamentalmente a cargo de los matadores de toros, en cuyo escalafón descolló Sebastián Castella, un torero francés que se ha forjado en tierras sevillanas -donde reside- de la mano del maestro José Antonio Campuzano. Castella se encaramó en la cima gracias a un toreo de valor sereno, no exento de plástica. Sumó más corridas que el resto de sus compañeros en plazas de máxima categoría, consiguiendo los mejores resultados -de 54 tardes, 30 fueron en plazas de primera, cortando 45 orejas. Entre sus éxitos, el más importante llegó en la Feria de Otoño de Madrid en Las Ventas, donde cuajó la faena más completa de su carrera, tras cortar dos orejas a un bravo toro de Núñez del Cuvillo. Otras obras artísticas relevantes las plasmó en Nimes, Bayona, Albacete, Málaga, Mont de Marsan, Pontevedra, San Sebastián y La Coruña.

David Fandila ‘El Fandi’, uno de los mejores espadas-banderilleros de la historia, ocupó el primer puesto estadístico -98 corridas y 220 orejas- en un escalafón compuesto por 212 matadores. Destacó en Valencia, Barcelona, Córdoba, Pamplona, San Sebastián y Zaragoza, sin lograr triunfar en Madrid ni en Sevilla.

Otros toreros destacados fueron José María Manzanares -máximo triunfador en Sevilla- y Miguel Ángel Perera, con regularidad en su campaña. Francisco Rivera Ordóñez, en el punto de mira debido a la concesión, con gran polémica incluida, de la Medalla de las Bellas Artes, sumó más de la mitad de corridas en cosos de tercera. Su hermano Cayetano aportó elegancia, si bien estuvo ausente de las principales plazas, como Madrid, Sevilla, Bilbao y Pamplona.

De las figuras, Julián López ‘El Juli’ y Enrique Ponce defendieron con eficacia sus privilegiados puestos, entre tanto Manuel Jesús ‘El Cid’ acusó sus tropiezos en la Maestranza y Las Ventas.

En un año en el que se despidió Luis Francisco Esplá -saliendo en hombros en Las Ventas-, dejaron huella Daniel Luque y Rubén Pinar, quienes comandan un interesante grupo de jóvenes toreros con futuro.

Dentro de este análisis a vuelapluma cabe destacar a dos toreros que se desenvolvieron por encima del bien y del mal: el artista José Antonio ‘Morante de la Puebla’ y el taquillero José Tomás. El diestro sevillano, con una regularidad inusual en un torero de su corte, hizo un toreo sublime de capa en la Maestranza -nadie jamás había toreado tan bien un toro de Victorino Martín- y dio un recital de capa en variedad, profundidad y estética en Las Ventas. Por su parte, el torero madrileño colocó el “No hay billetes” en todas sus actuaciones, incluida la de Barcelona, el 5 de julio, donde toreó en solitario y cuyos honorarios donó a varias instituciones benéficas.

El escalafón de novilleros contó con menos oportunidades para las promesas al descender en un centenar el número de festejos. En concreto, se pasó de 517 novilladas a 411. Atendiendo a los triunfos y valorando su importancia por la categoría de las plazas donde los consiguieron, nos encontramos con muchas promesas interesantes, pero a medio gas, en un escalafón compuesto por 175 toreros, en el que quedó líder en la estadística Luis Miguel Casares -37 novilladas y 30 orejas-, un buen lidiador que toreó en varias plazas de primera categoría, sin éxitos relevantes. Entre los más destacados se encuentran Javier Cortés, con paso firme en Las Ventas, donde toreó hasta en cinco ocasiones, ganando el Certamen Ocho Naciones, cortando una oreja y perdiendo dos Puertas Grandes por el fallo con los aceros. De México llegaron otros dos alevines muy interesantes: Arturo Saldívar, que brilló hasta que una cornada gravísima le dejó fuera de la temporada, y Mario Aguilar. Los franceses Patrick Oliver y Thomas Joubert sorprendieron por su desparpajo; el primero sufrió una de las cornadas más graves de la temporada -una cuchillada en el cuello en la plaza de Mont de Marsan por la que estuvo a punto de morir- y el segundo brilló en Madrid y sacó nota en su primera tarde en Sevilla.

El mundo del rejoneo estuvo marcado por una competencia extraordinaria entre Pablo Hermoso de Mendoza -que cumplía su vigésima temporada como rejoneador- y Diego Ventura. Compartieron cartel -la mayoría de las ocasiones con Fermín Bohórquez abriendo la terna- en 27 ocasiones. En esos festejos, donde ambos salieron en hombros 27 veces, Ventura cortó 71 orejas y 6 rabos y Hermoso de Mendoza obtuvo 61 trofeos y 2 rabos. Entre los 89 rejoneadores -el escalafón tuvo el año anterior 103- también brillaron Leonardo Hernández, que apunta hacia la cima, Andy Cartagena, que consiguió trofeos en todas sus actuaciones, y Sergio Galán, un valor sólido, que ofrece siempre una dimensión importante.

En el aspecto ganadero destacaron, entre otros, los hierros de Núñez del Cuvillo, Victoriano del Río, El Pilar y Fraile (estos dos últimos de la misma familia salmantina); dejando notas pésimas -incluido en presentación-, varios encierros de Victorino Martín -en Madrid y Sevilla- y de Juan Pedro Domecq.

En una temporada marcada por el dramatismo, con un alto número de percances, algunos muy graves, fuera de los ruedos tuvo una gran importancia la tramitación de una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) en el Parlamento catalán, que propugna la abolición de los toros en esa comunidad. La citada propuesta pasó el corte por ocho votos de diferencia a favor y durante la primavera de 2010 se debatirá en el Pleno para una votación definitiva. En la votación fue decisivo que el Partido Socialista de Cataluña, en lugar de votar en bloque contra la misma, dejara libertad a sus diputados.