Ortega se lleva el gato al agua en la reaparición de Morante
24 días en el dique seco
La mala suerte se alió con el diestro de La Puebla que tuvo que contemplar a pie la salida a hombros del coso de Melilla de sus compañeros de terna en una tarde que había despertado una enorme expectación
Morante retoma el viaje de la temporada en Melilla
El Repaso: esperando a Morante...
Morante de la Puebla ha reaparecido en la tarde de este miércoles en Melilla junto al diestro sevillano Juan Ortega -a la postre el gran triunfador de la tarde- y la novillera madrileña Olga Casado tras 24 días en el dique seco, recuperado de la grave cornada sufrida en Pontevedra el pasado 10 de agosto.
El diestro cigarrero se mostró en forma pero la suerte le fue esquiva en una tarde marcada por el gran triunfo de Juan Ortega que sumó tres orejas de su lote de toros de Tornay saliendo a hombros del coso africano en unión de la novillera Olga Casado que había cortad una oreja de cada uno de los utreros de Macandro que lidió.
La vuelta del torero, confirmada días atrás por el vicepresidente de la ciudad autónoma, Miguel Marín, había adquirido carácter de acontecimiento espoleando la peregrinación de un gran número de aficionados y seguidores desde la península hasta este último bastión taurino en el continente africano.
El propio presidente, Juan José Imbroda, fue el encargado de recibir al diestro sevillano a su llegada a la plaza, la llamada Mezquita del Toreo, rubricando la enorme expectación que despierta el maestro de La Puebla en la temporada más resonante y de mayor dimensión artística de su larga vida profesional.
Antes de romperse el paseíllo, la banda entonó la Marcha Real pero tenía que volver a salir el toro, un ejemplar del hierro de Tornay llamado Hojaldre que, con su escaso fondo y falta de raza, no se iba a aliar a la expectación levantada. Morante lo intentó, se mostró dispuesto y dejó algún destello de calidad pero fue imposible poner en pie ningún esbozo de faena.
Tampoco iba a poder ser con el cuarto, un animal de nulas opciones que acabaría siendo pitado en el arrastre. El genio cigarrero volvió a mostrarse exquisito en las formas y el planteamiento sin poder sacar agua de un pozo seco. Lo mató con destreza y volvió a ser silenciado para mostrar, eso sí, que vuelve preparado para retomar el viaje de la temporada.
La próxima cita de Morante es en la corrida Goyesca de Aranjuez retomando un largo periplo que le tiene que llevar aún por los ruedos de Villanueva del Arzobispo, Don Benito, Navalcarnero, Valladolid, Albacete, Muro, Murcia, Guadalajara, Salamanca, Almodóvar del Campo, Logroño, Sevilla, Úbeda, Zafra, Zaragoza y el doble pase de Madrid del 12 de octubre que, por ahora es el último que figura en su agenda.
El gran triunfador
En medio del cartel figuraba Juan Ortega que administró la nobleza del segundo de la tarde en una faena medida, ligada y bien estructurada, marcada por su sentido clásico del toreo, que iba a calar en los tendidos del coso de Melilla. El diestro sevillano cortó una oreja después de una estocada que necesitó el refrendo de un descabello.
La cosa iba a terminar de desatarse con el quinto, otro animal de buena condición al que iba a torear templado, especialmente al natural, en una labor armónica y rítmica que encontró el eco del público de la llamada Mezquita del Toreo que, buscando a Morante, se encontró con la mejor versión de Ortega que mató con mayor eficacia que brillo para cortar las dos orejas.
La corrida, mixta, incluía a la novillera madrileña Olga Casado que se está prodigando en este tipo de festejos sin alternar ni entrar en sorteo con sus compañeros de escalafón. Lidió en primer lugar un buen novillo de Macandro, brindado al propio Morante, al que cuajó una labor vibrante y entregada, muy jaleada por el público, que puso en sus manos un trofeo a pesar de marrar con el acero.
Le quedaba el sexto para amarrar la puerta grande en unión de Juan Ortega. La joven novillera volvió a acompasarse a la perfección con el utrero logrando una plena comunión con los tendidos que la jalearon a los gritos de ¡torera, torera! La espada tampoco funcionó esta vez pero el público pidió la oreja que sellaba su salida a hombros.
FICHA DEL FESTEJO
GANADO: Para los matadores se lidiaron cuatro toros de Tornay, desiguales de presentación. Resultó deslucido y desfondado el primero; noble el segundo; sin opciones el cuarto y de buena condición el quinto. Los dos novillos de Macandro, que saltaron en tercer y sexto lugar, dieron buen juego.
TOREROS: Morante de la Puebla, de clorofila y oro, silencio y silencio
Juan Ortega, de verde tallo y oro, oreja y dos orejas
La novillera Olga Casado, de blanco y plata, oreja y oreja
INCIDENCIAS: La plaza registró tres cuartos de entrada.
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