Hoy a las seis y media de la tarde la Real Maestranza de Caballería abriría sus puertas para que comenzase la temporada de toros en Sevilla en este 2020, que ha entrado desafortunadamente en la historia de la tauromaquia. Ni la Guerra Civil consiguió lo que ha provocado el coronavirus. Habría que remontarse a 1918, donde otra enfermedad, la gripe, dejó a España sin corridas de toros. Morante de la Puebla, Alejandro Talavante y Roca Rey conformaban el cartel con toros de Garcigrande - D. Hernández previsto para este aciago Domingo de Resurrección.

La epidemia de cancelaciones comenzó tras el pasado 8 de marzo. Illescas y Olivenza fueron los últimos festejos en celebrarse, mientras la empresa Pagés presentaba la nueva campaña promocional para 2020: Sevilla en lo más alto. A partir de ahí, sólo malas noticias para el sector. Una cadena de suspensiones y aplazamientos que, según la Unión de Picadores y Banderilleros y la Asociación Sindical de Mozos de Espadas, alcanzan las 86 hasta el 10 de mayo. Una estadística que traducen en casi dos millones de euros de pérdidas para las cuadrillas de toreros.

Esta situación está obligando al mundo del toro a replantear la temporada de 2020 para intentar recuperar en otoño lo perdido en primavera. Un claro ejemplo de ello es Sevilla y su Feria de Abril. El Ayuntamiento parece decantarse por hacerla coincidir con la Feria de San Miguel. Es decir, que empezara el fin de semana del 19 de septiembre y acabara una semana después. Esta opción parece también satisfacer a Ramón Valencia, empresario de la plaza sevillana.

Dijo hace apenas un mes que si hay Feria en septiembre, habrá un ciclo taurino también. Esto, de convertirse en realidad, uniría en una semana las dos ferias taurinas de Sevilla: la de Abril, celebrada en septiembre; y la de San Miguel, ya prevista a finales de ese mes con tres festejos. Y tendría un abono nuevo, pues Pagés procederá a devolver el dinero de los de la Feria de Abril en cuanto pueda abrir las taquillas.

Por tanto, la resurrección de la temporada, que coincide cada año con el Domingo de Resurrección de la Semana Santa, también suspendida, apunta a septiembre. Los aficionados más optimistas, que ponían su mirada en mayo, mes en que había previstas tres novilladas de domingo, lo hacen ya en junio, donde están programados otros tres festejos con novilleros en torno al Corpus. Parece ilusorio, a tenor de los últimos acontecimientos, que puedan celebrarse los días anunciados.

Los premios taurinos y universitarios, la última vez que abrió la Maestranza.

Estos seis espectáculos, unidos a los catorce feriales abrileños, también echan la vista hacia el otoño. Una estación en la que pretenden parar muchos trenes que obligarán a hacer cancelaciones o a organizar un final de temporada más intenso que nunca. En la misma situación que Sevilla se encuentran otros cosos taurinos como, por ejemplo, el de Madrid. La empresa Plaza 1, concesionaria de Las Ventas, no pudo ni presentar a finales de marzo los carteles de la Feria de San Isidro, inmediata en el tradicional calendario a la de Abril. Esto hace pensar que el habitual orden de las ferias de España será modificado y que el Evangelio se puede hacer realidad en clave taurina, haciendo que muchos de los primeros sean los últimos, y muchos de los últimos sean los primeros.

El mundo del toro, unido contra el coronavirus

Los quebraderos de cabeza no sólo se dan estas semanas en los despachos de las empresas taurinas. Los toreros y subalternos también manifiestan su preocupación y han remitido una carta a las Secretarías de Empleo y Seguridad Social en la que exponen su desamparo laboral ante el estado de alarma, al no poder acogerse, por la singularidad de su forma de contratación, a las medidas adoptadas por el Gobierno para la protección de los trabajadores. Explican que son considerados como trabajadores por cuenta ajena en el marco de una relación laboral especial de artistas en espectáculos públicos.

Los ganaderos no plantean un panorama mejor. Han reclamado apoyo al ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes, quien promete colaboración gubernamental cuando pase el coronavirus. Victorino Martín, ganadero y presidente de la Fundación del Toro de Lidia, recordó hace días que criar a un toro de lidia cuesta 5.000 euros, a los que hay que sumar 1.000 más por esta pandemia. Y explica que sólo se torea al 10% del ganado, por lo que los festejos permiten mantener a los otros nueve animales.

Aunque si algo positivo ha traído el coronavirus al sector taurino ha sido unión. Empresarios, toreros, subalternos, ganaderos y aficionados se ven más que nunca en el mismo bando, que lucha por hacer resurgir la temporada.