El convento de Sevilla famoso por sus increíbles dulces durante la Navidad: sus recetas tienen más de 5 siglos de historia

Polvorones del convento de Santa Inés
Polvorones del convento de Santa Inés / Convento de Santa Inés

En la ciudad de Sevilla existen varios conventos de clausura en los que es posible comprar los dulces que elaboran cada día sus monjas. Lugares como el convento de San Leandro, con sus famosas yemas, o el de San Clemente, en el que se pueden adquirir turrones caseros, son solo algunos de ellos. Sin embargo, entre todos los que existen en la hispalense hay uno de ellos que se vuelve especialmente famoso durante estas fechas gracias a la elaboración de sus mantecados y polvorones: el convento de Santa Inés.

Este se encuentra situado en el centro histórico de Sevilla, entre las calles Doña María Coronel y Santa Ángela de la Cruz, lindero con la Iglesia parroquial de San Pedro y cercana a las Iglesias parroquiales de San Juan de la Palma y a otros conventos como el desaparecido de la Encarnación y el del Espíritu Santo.

Su historia

El convento de Santa Inés fue fundado en 1374 por la aristócrata sevillana Doña María Coronel, quien huía del acoso del entonces rey Pedro I y que había incautado las posesiones de su familia y ordenado la prisión y muerte de su marido. Tras la restitución de su patrimonio personal y la llegada de Enrique II al trono, esta sevillana decidió fundar un nuevo monasterio de clarisas en las antiguas casas de su padre, el señor de Aguilar.

Su construcción se llevó a cabo durante el último tercio del siglo XIV y a lo largo del siglo XV a través de una serie de etapas. El monasterio posee todas las dependencias que suelen poseer este tipo de instituciones, tales como la iglesia, el torno, el compás, los claustros, la capilla de profundis, el refectorio, la enfermería, la lavandería, las cocinas, o la biblioteca y el archivo, entre otras. Sin embargo, lo que más destaca de él, además de su historia y sus dulces, es su órgano barroco del que habla el mismísimo Gustavo Adolfo Bécquer en su famosa leyenda Maese Pérez el Organista.

Los dulces de las franciscanas clarisas

Una de las cosas más características de este convento sevillano es, sin duda, la elaboración de sus dulces, que durante la época de la Navidad se especializa en mantecados y polvorones con recetas que tienen siglos de historia. Este trabajo que hacen las religiosas diariamente en el monasterio les permite conseguir su sustento.

Tal y como explican en su página web, "el olor impregnado en la calle Doña María Coronel es el reclamo a la compra de estas delicias, de las que destacamos las almendradas, las tortas de Santa Clara, la repostería de Navidad, como son los mantecados, o la de Semana Santa, con la elaboración de pestiños, y cómo no, los famosos bollitos de Santa Inés".

Para elaborarlos, cada hermana ocupa un puesto que suele ser rotativo, en el que desempeña una actividad dentro de la vida contemplativa. Debido al reducido número de monjas, la mayoría trabajan en el obrador, mientras que otras desempeñan otras funciones como sacristana, cocinera, refitolera, tornera, enfermera y vicaria.

En su carta, en la que además se encuentran detallados los alérgenos de cada producto, hay desde roscos de vino hasta empanadillas, cortadillos de cidra, tortas de polvorón o chocolate, magdalenas o sultanas de coco. Todas ellas opciones perfectas para llenar las mesas durante esta Navidad. El torno de Santa Inés está operativo de lunes a sábado de 09:00 a 13:00 horas y de 16:00 a 18:30 horas. Los domingos permanece cerrado.

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