Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
Amigos, conocidos, vecinos, nadie se ha querido perder la primera noche del Bar Europa en una nueva etapa donde se ha recuperado toda la esencia de 1922 en un local que renace dispuesto a convertirse en clave para el tapeo de la ciudad y en un punto de encuentro de los de toda la vida, como siempre han sido los bares sevillanos.
Una historia que comenzó hace poco más de un siblo cuando un cántabro que vino a Sevilla a buscarse la vida abrió una taberna en la calle Siete Revueltas esquina con Alcaicería, ya casi en la Plaza del Pan. Este jándalo -que así llamaban a los montañeses que llegaban a Sevilla, se llamaba Manuel Gutiérrez Martínez. El edificio, atribuido al arquitecto José Espiau y Muñoz, se encuentra protegido dentro del Catálogo Urbanístico con la categoría Parcial en Grado 1 y su estilo es Regionalista (primer tercio del siglo XX).
La rehabilitación del emblemático establecimiento sacó a la luz más de 50 metros de pinturas costumbristas con más de cien años. La restauración, que ha sido dirigida por Jesús Serrano, un profesional que ha trabajado, por ejemplo, en las fabulosas yeserías mudéjares del Real Alcázar, ha descubierto unos 50 metros lineales de pinturas murales costumbristas que se encontraban ocultas bajo una gruesa capa de barniz oxidado. Estas escenas se encuentran enmarcadas por las molduras, también de principios del siglo XX y originales del primitivo establecimiento, pero su aspecto era el de una mancha totalmente marrón.
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