El teatro del siglo XVI en Sevilla: historia del famoso corral de comedias de Don Manrique

El teatro del Siglo de Oro
El teatro del Siglo de Oro / Junta de Andalucía

Hubo un tiempo, en la actual calle sevillana de Mateos Gago, en la que había un espacio conocido como Corral de Don Manrique, que fue un famoso corral de comedias en la época. Aunque a día de hoy este corral ya no exista fue uno de los epicentros del teatro en la Sevilla del siglo de Oro.

El corral de Don Manrique se encontraba en el tramo más alto de la calle que hoy se denomina Mateos Gago, en el lugar en el que hoy está la Casa de Salinas. En el siglo XVI este tramo de la calle, que va desde Fabiola hasta Mesón del Moro era conocido como Corral del Don Juan en alusión al primer propietario de la casa: Don Juan Ortiz de Guzmán. Posteriormente, pasaría a manos de Don Juan Ponte de León, por lo que se seguiría conservando el mismo nombre.

Inicios y desaparición del Corral de Don Manrique

El llamado Corral de Don Juan se situaba en el solar de la actual Iglesia de Santa Cruz y el colegio parroquial de San Isidoro. En la segunda mitad del siglo XVI lo adquiere el marqués de Villamanrique de Zúñiga y empieza a ser conocido como el corral de Don Manrique. Precisamente, mientras los Jaén (primeros propietarios de la actual Casa de Salinas) dotan de excelencia a su residencia, el corral, que está conformado por un patio con varias viviendas, comienza a adquirir mucha importancia y a hacerse famoso. Es en este lugar donde estrenarían las obras de Juan de la Cueva, poeta y dramaturgo sevillano.

En el siglo XVII el entorno de Casa de Salinas sufrió un declive, al igual que toda la ciudad, y el antiguo corral cambiaría de actores y de ambiente. Tal y como queda recogido en el portal de la Casa de Salinas, en el acuerdo del Cabildo de canónigos del 19 de julio de 1623, deciden solicitar al Asistente de la ciudad «que se limpien de malas mujeres las casillas del corral… por lo que tienen de inconveniente… para todo el barrio donde viven y por donde pasan señores prebendados que tienen tantos criados y son tan grandes las indecencias que allí suceden…». Este sería, de alguna manera, el comienzo del fin para este corral de comedias que tuvo tanta importancia en la ciudad sevillana de los siglos XVI y XVII, en un momento en el que las artes estaban en pleno florecimiento.

A pesar de que el teatro desapareció, el edificio sigue en pie y ha sido restaurado, preservando elementos decorativos de diferentes épocas, incluyendo detalles de la época en que funcionó como corral de comedias.

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