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Pisando área

jesús / alba

El de más lejos es de Jaén

El Sevilla tiene en sus escalafones inferiores un armenio, un camerunés, un chileno, dos gemelos argentinos al que luego se les unió su hermano pequeño, un albano-kosovar, un pequeñín coreano, una legión de catalanes, dos qataríes en régimen de acogida y, a prueba, un egipcio y un serbio. Pero en tiempos en los que el mercadeo trata de meter sus zarpas en la cantera (donde es más fácil camuflar dispendios por sus nimios costes comparados con el fútbol profesional) cíclicamente la escuela sevillana se encarga de desnudar a los que tratan de desplazarla durante todo el año para después no tener reparos en salir en la foto.

De nuevo el fútbol que nadie trata de inventar, el de toda la vida, le dio una lección al otro, a ése tan de moda con el que un Barça repleto de negros y extranjeros se descalabró ante Las Palmas. Los campeones de Vigo son todos de aquí, a lo más, del triángulo lógico de captación que es Andalucia Occidental. Modesto es de Tomares; Abel, de Almensilla; Antonio, de Mairena del Aljarafe; Matos y Juan, de Utrera; Curro y Caro, de La Palma del Condado; Juanje, de La Línea de la Concepción; Borja Lasso, Pavón, Carlos... de Sevilla capital. A lo más lejos que llega la geografía de este nuevo grupo de campeones es a Jaén, de donde son naturales Garrido y Ángel de la Calzada, mientras el color de piel de Beto (originario de Guinea Bissau) es sólo una exótica anécdota de un chico criado en Sevilla. Ya son cuatro títulos nacionales en seis años en juveniles, y la cifra de ahí hacia abajo es para perder la cuenta cada año. Pero eso ha sido siempre así y nunca hizo falta que nadie viniera de fuera a descubrirlo.

Que se entretengan en mezclar acentos de juveniles hacia arriba (donde mantener la categoría en Segunda B y Tercera es casi la lucha anual), que corran con los riesgos de traer al primer equipo probablemente al único senegalés que tras dos años en España no es internacional con su país... Pero la cantera, por favor, que no la toquen.

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