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Medio Ambiente
La necesidad de adaptación al cambio climático ha hecho que la anticipación a lo que está por venir en base a los conocimientos actuales, se haya desarrollado extraordinariamente en todos los ámbitos: internacional, nacional y autonómico.
A nivel internacional, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) analiza de forma exhaustiva, objetiva, abierta y transparente, la información científica, técnica y socioeconómica relevante para entender los elementos científicos del riesgo que supone el cambio climático provocado por las actividades humanas, sus posibles repercusiones y las posibilidades de adaptación y atenuación del mismo.
Para mejorar la resolución espacial de los resultados obtenidos por las estimaciones de los escenarios del IPCC, diferentes organismos nacionales como la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) y autonómicos comenzaron a trabajar hace años en la predicción del clima a largo plazo. La Consejería competente elaboró los escenarios climáticos regionales acorde al 5º Informe de Evaluación del IPCC en 2018.
Los escenarios climáticos regionales constituyen la información de referencia a utilizar en el proceso de evaluación de la vulnerabilidad e impactos y en la definición de las medidas de adaptación al cambio climático en la planificación sectorial de aplicación en el ámbito de la Comunidad Autónoma de Andalucía. Esta simulación ha dado lugar a multitud de estudios territoriales que permiten conocer los impactos del cambio climático en diferentes sectores y por supuesto en el medio ambiente y la agricultura.
Pues bien, se puede decir con certeza que la temperatura media aumentará según el modelo climático más optimista unos 3,6 ºC y según el modelo más negativo unos 6,5 ºC para la segunda mitad de siglo. Se deducen de ello episodios de temperaturas y sequías progresivamente más extremos.
Se predice por tanto un clima más cálido, con un déficits hídrico no tan acusado, pero trasladando a más altitud las unidades bioclimáticas actuales de las diferentes zonas andaluzas.
A raíz de estas evidencias, la adaptación del tejido agroalimentario andaluz al cambio climático, debe producirse con mayor rapidez. La Ley de Cambio Climático que el año pasado se aprobó en el Parlamento Andaluz por unanimidad, debe servir de palanca para impulsar una adaptación, que en muchos casos, no llega todavía en uno de nuestros principales sectores económicos en nuestra región.
En esta cuestión se vuelve, una vez más, fundamental el tema del agua. Aunque es cierto que en muchas localizaciones de nuestra región, ya se está consiguiendo incluso abastecer los cultivos con aguas recicladas de las estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR) cercanas, también existen otras zonas de nuestra comunidad en las que el regadío se sigue realizando por inundación, y por otros sistemas totalmente ineficientes y obsoletos con unas pérdidas hídricas ingentes.
El futuro del sector agrícola y ganadero será sostenible, o no será. Dependerá en todos los casos de su capacidad de adaptación aprovechando las oportunidades que el nuevo marco normativo ofrece, aprovechando a su vez, para aumentar considerablemente la eficiencia de las explotaciones, reduciendo su huella de carbono y su huella hídrica, lo cual hoy en día, está cada vez más valorado en todos los mercados, pudiendo así incrementar los márgenes de los productos de manera responsable.
Todo ello enlaza con las nuevas políticas derivadas de los objetivos de desarrollo sostenible y la nueva agenda 2030. Este nuevo camino trazado por la ONU y al cual se ha adherido España, ya es también, la nueva hoja de ruta para muchísimas empresas andaluzas que ven la inversión en sostenibilidad como una oportunidad para mejorar sus procesos y finalmente ofrecer productos más responsables con nuestra tierra y por tanto cada vez más atrayentes para los consumidores.
Todo este nuevo paradigma para el sector agroalimentario, está muy ligado con nuestra profesión. La titulación de Ciencias Ambientales comenzó en Andalucía en el año 1992, y algunas de las primeras personas tituladas ya enfocaron su trabajo y dedicación al mundo de la agricultura, la ganadería, o las empresas vinculadas.
Los ambientólogos llevamos 20 años guiando a las empresas, facilitando su adaptación y mejorando su competitividad en un mercado ecológico cada vez más demandado. Actualmente nuestro colegio profesional representa a más de 7.500 personas tituladas en toda Andalucía, y gracias a nuestros convenios de colaboración con la Consejería de Agricultura y la de Medio Ambiente estamos considerados como el principal órgano público de representación de los profesionales del sector ambiental.
En Coamba podemos decir que los y las profesionales que conforman el colectivo son agricultores y/o ganaderos. Otros y otras trabajan en el sector asesorando como consultores a todo tipo de empresas, ayudando y facilitando la incorporación en los procesos y productos de los nuevos marcos normativos, como por ejemplo, cambio climático residuos, economía circular, energías renovables, agua, y en todas aquellas materias relacionadas con medio ambiente y la agricultura.
En definitiva, los licenciados y las licenciadas en Ciencias Ambientales, cruzamos día a día la frontera entre la realidad del pie de campo, y la exigencia del contexto de sostenibilidad en el que vivimos, ya sea a nivel internacional o autonómico.
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