Andalucía se juega mil millones con la gripe aviar: así se protegen las granjas de su expansión
Las explotaciones tienen un protocolo extremadamente estricto que hace muy difícil que la enfermedad llegue a ellas
La región es una potencia en avícola de carne: concentra el 25% de la producción nacional con empresas integradoras líderes como Procavi, Avinatur o Sada
En Andalucía ha irrumpido la gripe aviar en 2025 con, por ahora, nueve brotes, seis en aves silvestres, dos en granjas agrícolas y uno en otra granja no dedicada específicamente a la producción, según informaba este viernes la Junta de Andalucía.
La llamada Influenza Aviar es un virus que circula de forma habitual en la vida salvaje. El que está presente este año es el subtipo H5N1, de alta patogenicidad, es decir, muy dañino y con una alta mortalidad. En el medio natural hay aves portadoras, que pueden ser asintomáticas, y otras a las que el virus ataca con fuerza. Se suele transmitir a través de las secreciones y los excrementos -la forma que usan las portadoras de soltar el virus-, que contaminan superficies y agua.
Una amenaza económica importante: el valor solo de la producción en España es de 5.900 millones
En 2024, a pesar de detectarse 22 casos en aves silvestres y uno en cautivas, España fue considerado un país libre de la gripe aviar. Siendo un virus que no afecta a los humanos -salvo en rarísimas ocasiones- y endémico en la naturaleza, el principal riesgo es comercial. Los cinco brotes en granjas agrícolas en los últimos meses -dos de ellos en Andalucía, en el Andévalo- son un motivo de preocupación para el sector, porque ponen al país en el mapa de esta enfermedad. China prohibió, de hecho, la importación de pollo español hace un mes. Es cierto que aún no se exportaba nada a aquel país, pero se había firmado un protocolo en abril para comenzar a hacerlo. Lo normal, en cualquier caso, es que un estado impida la entrada de productos procedentes de una determinada región, o zona, y no del conjunto del país.
La gripe aviar es una amenaza económica importante para un sector que mueve, solo en valor de producción, 5.900 millones de euros (dato de 2024), de los cuales 1.030 corresponden a Andalucía, según los datos del Ministerio de Agricultura. La comunidad es una potencia en el avícola de carne, con el 24,8% de la producción total (unos 947 millones en 2024) y gigantes como Procavi (el mayor productor de pavo de España), con sede en Marchena, Avinatur, con sede el Viso del Alcor, o SADA, con sede central en Alcalá de Guadaíra. Estas compañías hacen de empresas integradoras de granjas de pavos, pollos y otras como pulardas, picantón y codorniz.
En avícola de puesta el peso andaluz es mucho menor (3,9% y unos 83 millones en valor), pero con importancia en determinadas zonas rurales.
La bioseguridad, el concepto clave para que las granjas estén libres
En la región hay 923 granjas en total, protegidas como un auténtico búnker frente al virus. El objetivo es evitar cualquier contacto entre aves silvestres y aves de corral, incluso indirecto (y, de hecho, sobre todo indirecto). Se llama “bioseguridad”. Hasta ahora, los dos contagios en las dos granjas del Andévalo han sido primarios, es decir, que, pese a su cercanía, se han producido por contactos con aves silvestres. De haber sido un contagio de finca a finca la situación hubiera sido mucho más compleja y las posibilidades de transmisión, mayores.
Mari Luz de Santos, directora de Inprovo, la interprofesional del Huevo, explica algunas de las medidas que se toman: “Las granjas se aseguran de que las instalaciones de estanqueidad funcionan correctamente (ventanas, tela pajarera, puertas de acceso, ausencia de agujeros) para evitar el acceso de otras aves o roedores a las naves; deben las áreas adyacentes a la explotación limpias, sin malas hierbas, sin agua estancada y sin residuos para evitar atraer a las aves silvestres, intensificar la higiene y desinfección y proteger los depósitos de agua situados en el exterior del contacto con aves acuáticas”.
Controles en la salida y entrada de personas y vehículos
Pero la 'bunkerización' no se queda ahí. La entrada de vehículos y personas se controla de forma muy estricta, pues en la ropa de una persona puede haber restos de excrementos de ave, o en la superficie de un camión que transporta pienso, por ejemplo. Por eso, el personal accede con ropa y equipos limpios, que al salir se eliminan o se desinfectan. También se desinfectan los vehículos, tanto a la entrada como a la salida de la granja.
En los casos de granjas al aire libre, el control es mucho mayor: el pienso y el agua deben estar siempre bajo techo, se instalan redes o mallas que impiden la entrada de otras aves, se gestionan las charcas o aguas estancadas alrededor y se realiza un desbroce perimetral. Y en las granjas cercanas a marismas, humedales o corredores de aves migratorias se debe proceder al confinamiento, una medida que Inprovo ha pedido ya para todas las explotaciones, sin excepciones, dado que se prevé que la circulación del virus se intensifique durante el invierno.
Refuerzo de la vigilancia ante un riesgo alto
Desde Inprovo se asegura que España ha ido reforzando su sistema de vigilancia y prevención, con un sistema de evaluación de riesgo que analiza los focos en otros países, las rutas migratorias y las condiciones climáticas que pueden propiciar un mayor riesgo. Por su parte, Jordi Montfort, secretario general de Avianza, que agrupa a todo el sector del ave de carne, señala que en los últimos años ha habido una evolución mejor en la protección: “Ahora hay mayor insistencia en medidas preventivas tempranas, en la trazabilidad y en el intercambio ágil de información entre administraciones y el sector. En la práctica esto se ha traducido en órdenes de confinamiento temporales, ampliación de zonas de vigilancia y mayor control de la cadena logística cuando la situación epidemiológica empeora en zonas próximas”.
Los granjeros, claves en la detección de cualquier síntoma extraño
Cada explotación, cada granjero, tiene un veterinario asignado, y con él debe estar atento a cualquier cambio de comportamiento en las aves, sobre todo a la hora de alimentarse, ya que cualquier síntoma de falta de hambre puede indicar una enfermedad. Ante la menor sospecha, debe notificarlo a las autoridades. “Lo fundamental es la rapidez. Ante cualquier signo de enfermedad, el ganadero debe notificarlo de inmediato al veterinario, que evaluará la situación y tomará las muestras necesarias. La notificación temprana es clave para limitar el alcance”, señala Montfort.
Si se detecta un caso, el granjero no queda desasistido: se le indemniza
Cuando llega un caso, como los del Andévalo, se aplica un protocolo muy estricto que incluye la eliminación de las aves, piensos y material, la desinfección de la granja y cuarentenas en las granjas en un radio de diez kilómetros. Los trabajadores que participan en estas acciones están provistos con equipos de protección y se les hace un seguimiento de su salud durante diez días.
El granjero no queda desasistido. Tiene la seguridad de que si hay Influenza Aviar habrá indemnización por parte de la UE, y, en un mes aproximadamente se introducirán granjas centinelas en la explotación. Tras varios días con análisis para asegurar que no están infectados, se repoblará la granja de forma completa.
Un modelo en el que pueden inspirarse las administraciones para el control de las aves silvestres
Montfort recalca que las administraciones pueden aprender de este modelo para controlar la circulación del virus entre aves silvestres. “Pueden beneficiarse de la experiencia del sector en gestión de bioseguridad, trazabilidad, respuesta logística y protocolos de contención. Recomendamos reforzar la vigilancia coordinada en áreas de paso migratorio, realizar limpiezas y retirada segura de aves muertas en espacios naturales, y aplicar medidas preventivas concretas en el entorno de núcleos productivos”, señala.
Nunca se ha dado un caso en humanos por consumo de carne o huevos
Mari Luz de Santos tranquiliza, por último, a la población: “no hay casos documentados de transmisión por consumo de huevos”, dice. Tampoco los hay por consumo de carne. La gripe aviar, afortunadamente, es hoy en día un problema más económico que de salud.
No hay comentarios