Pequeñas cartas indiscretas | Crítica

Grandes actrices en una pequeña película

La actriz Jessie Buckley es una de las protagonistas del filme.

La actriz Jessie Buckley es una de las protagonistas del filme. / D. S.

La directora teatral y realizadora televisiva Thea Sharrock debutó en cine con Antes de ti (2016) y obtuvo el éxito esperable de fundir Intocable con una novela rosa. Sus posteriores incursiones en el cine se limitaron a una interesante película Disney de animación –El magnífico Iván (2020)- y esta amable comedia dramático-costumbrista de época suma todas las convenciones más gratamente británicas, desde los encantos de Agatha Christie cuando ambienta sus novelas en pequeños e idílicos pueblos conmocionados por un crimen a la corrección de las series televisivas policíaco-costumbristas y por supuesto las grandes interpretaciones de actrices y actores de talentos forjados sobre los escenarios.

También Sharrock parece sumar sus tres terrenos profesionales -teatro, televisión y cine- en la planificación de la película y sobre todo en la espléndida dirección de actores y actrices que, sin lugar a dudas, es lo más atractivo de la película con unas grandes Olivia Colman, Jessy Buckley a la cabeza de un reparto que une el joven talento de Anjana Vasan al maduro de Timothy Spall y al genio de la veterana y formidable Gemma Jones a la que siempre hay que agradecer, entre otras muchas cosas, la austeniana perfección de su interpretación de la señora Dashwood en Sentido y sensibilidad de Ang Lee, su no menos perfecta encarnación eduardiana de la madre del cadete Ronnie en El caso Winslow de Mamet o el carisma victoriano de la tía Branwell en Emily de O’Connor.

Tienen la directora y este estupendo reparto a su disposición un ligero e ingenioso guión de comedia con adornos ácidos escrito por el prolífico comediógrafo Jonny Sweet, de larguísima filmografía en series de televisión y cine. En un encantador pueblo de la Inglaterra de los años 20 empiezan a circular groseras cartas difamatorias que, como el crimen en las antes aludidas novelas de Christie, pone la comunidad patas arriba resquebrajando las identidades o máscaras creadas por lo que unos llaman hipocresía y otros, educación. No es fácil a veces diferenciarlas. "La hipocresía es el homenaje que el vicio rinde a la virtud", escribió La Rochefoucauld. Como tampoco es fácil muchas veces distinguir la espontaneidad de la grosería o la sinceridad de la impertinencia. Los polos de libertad, espontaneidad y sinceridad o de hipocresía y represión enfrentados en la película tras el impacto de las cartas están representados por Buckley y Colman. Solo por ver su duelo -con Spall y Jones al fondo- vale la pena ver esta pequeña película rebosante de grandes intérpretes. Muy superiores al guión que recitan, a los personajes que interpretan y a la puesta en imagen de Sharrock.   

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