Unai Emery, quizá más que nadie, era consciente de la importancia que el choque del pasado jueves ante el Standard de Lieja podía tener para el desarrollo de este primer tramo de la temporada y para el devenir de la misma en los próximos meses. Por eso el técnico vasco presentó un equipo sin casi ninguna concesión, como hasta entonces en la Europa League. Ni siquiera el descanso para Bacca podía verse como una de esas decisiones que reciben el nombre de rotaciones. El estado de forma del delantero colombiano -reconocido por el propio técnico en público- no era el más adecuado, por lo que la entrada de un internacional y clave el curso pasado como Gameiro puede considerarse parte del once de gala.

El Sevilla, con la defensa titular al completo y el doble pivote más fuerte posible formado por Krychowiak y Mbia, ganó con relativa claridad al equipo belga, lo que permite al cuadro nervionense llegar con tranquilidad a una fase dura del calendario, con una agenda cargada y con visitas a los estadios de Barcelona y Real Madrid.

Pero no es lo mismo hacerlo que hacerlo como el Sevilla. Los de Emery, con el triunfo del jueves que casi mete a los blancos en los treintaidosavos de final de la Europa League, tienen sus objetivos impecablemente encarrilados en todos sus frentes. En zona europea en la Liga, en la que un traspié en Bilbao alejó un liderato seguro que ahora está a sólo dos puntos, y con los billetes prácticamente cerrados a las siguientes rondas en las dos restantes competiciones, el sevillismo puede estar contento. Con 8 puntos e imbatido en el grupo G de la Liga Europa, el Sevilla domina la clasificación con dos victorias y dos empates, lo que sólo una catástrofe, como ocurre igualmente en la Copa, impediría que el Sevilla no esté en la siguiente eliminatoria. El 1-6 en la Nova Creu Alta sirvió para cerrar de forma contundente el primer emparejamiento copero ante el Sabadell.

Así las cosas, y contando con que en la Liga la marcha seguirá en la misma línea (aventaja en seis puntos al séptimo), el Sevilla, después de varias temporadas sin hacerlo, llegará al mes de enero cumpliendo los objetivos en las tres competiciones.

Habría que remontarse a la temporada 09-10 para encontrar una situación similar, pues si la temporada pasada el mayúsculo fracaso en la primera ronda de Copa ante el Racing abortó esta opción en el mes de octubre, en la campaña anterior, la 12-13 el Sevilla no disputó competición europea por primera vez tras ocho años haciéndolo de forma ininterrumpida tras quedar noveno en la tabla. La precedente, la 11-12, se manchó ya en agosto, fecha en la que el Sevilla de Marcelino caía en el play off de la Europa League frente al Hannover 96. Y en la 10-11 fue la de otro agosto negro, pues la decepción de caer en la ronda preliminar de la Champions League ante el Sporting de Braga al mando de Antonio Álvarez es algo que la afición tiene marcado a fuego con el sacrificio que costó esa clasificación como cuarto gracias al gol salvador de Rodri en Almería.

Es la campaña 09-10 la referencia para el Sevilla de Emery. Era la segunda temporada de Jiménez (su primera desde el comienzo) y tras la disputa de la undécima jornada era tercero con 25 puntos, a lo que aspira este Sevilla frente al Levante mañana. En Champions aquel Sevilla fue primero de grupo y quedaría eliminado ya en febrero en octavos ante el CSKA de Moscú, mientras que en la Copa el camino fue tan rotundo que acabó en la final y ganándola.