El otro partido · Granada-Sevilla

Síndrome con nombre propio

  • El Sevilla inicia 2016 con el mismo mal de forastero que arrastraba y dice adiós a la primera vuelta sin haber ganado fuera, con 5 de 27 puntos posibles.

No hay forma de que el Sevilla del curso 15-16, el de la plantilla más cara de su historia, el de las grandes estrellas, gane lejos de Nervión. Salvedad hecha de la excepcional, y poco sugerente, victoria en Logroño, el equipo de Unai Emery continúa sufriendo el síndrome del visitante, un mal que parece no tener cura y que va camino de tirar por tierra los altos objetivos del club en la Liga. En Los Cármenes tocaba el equipo que más veces ha perdido en casa... un rival que no había ganado ante los suyos nunca con Undiano Mallenco. Pues ni con esa invitación fue capaz este Sevilla de sumar siquiera.

El Sevilla va a cerrar la primera vuelta sin haber ganado ni un solo partido fuera. De los 27 puntos posibles, sólo ha sumado cinco, los correspondientes a los empates con Málaga, Levante, Éibar, Deportivo y Betis. El resto, cuatro derrotas de las que sólo la producida ante el Villarreal puede considerarse como lógica por la entidad del rival. Equipos muy tocados por su trayectoria como Las Palmas, Real Sociedad y, ahora, Granada, salieron reforzados de la visita del Sevilla, que se disfraza de médico de urgencia en sus consultas a domicilio por la geografía española. El síndrome tiene nombre propio: el mal del viajero.

Las razones son muchas y la casuística es amplia. Pero hay un denominador común, que da nombre propio al síndrome, la ausencia de Banega en el once titular. En muchos de estos partidos Emery ha dado descanso a Banega, o se ha visto obligado a ello, ante la inminencia de un partido intersemanal de enjundia. La Champions minó la trayectoria visitante del Sevilla y ahora el derbi copero se ha aparecido como la inoportuna amenaza para un jugador que es el único con capacidad para hilvanar el juego ofensivo de este equipo.

Detrás de este mal está la tozudez del Sevilla de obligarse a llevar la iniciativa fuera de casa sin saber hacerlo. Él solito se mete en la trampa que el rival de turno le tiende cada 15 días y luego no sabe salir del agujero. Banega pocas veces ha salido al rescate. En Granada lo intentó, se echó el equipo a sus espaldas, buscó vías, conexiones..., pero el rival, que se jugaba mucho y tenía el calor de su gente, minó el terreno de juego. La falta de eficacia arriba hizo el resto para que se diera una nueva muesca negativa en esta rotunda estadística que está alejando poco a poco al Sevilla de sus metas.

El argentino sólo ha jugado 10 partidos de los 18 de la primera vuelta. ¿Y cómo es posible que el mediocampista con más calidad de la plantilla sólo haya actuado en algo más de la mitad de los partidos ligueros? Pues por ese empecinamiento, o necesidad, de Emery de tenerlo fresco para el siguiente partido intesemanal. Ayer, el técnico sevillista deshizo su plan inicial y sacó al argentino en el descanso, pero ya era tarde. El primer partido que no jugó fuera fue en el Ciudad de Valencia, por una fea jugada de la LFP. En Eibar jugó 22 minutos y fue baja en Las Palmas por lesión. Ausente en Villarreal, Anoeta y Riazor, en Granada salió como suplente. Sólo en Heliópolis se saltó Emery la norma. Banega, sin el que este Sevilla no sabe llevar la iniciativa, no puede jugarlo todo. Así que, o juega Banega o cambia el estilo a domicilio.

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