Una delantera de Primera (1-2)
Mallorca-betis · la crónica
Rubén Castro y Jorge Molina deciden un partido que deja al Betis un paso más cerca del objetivo del ascenso.
Ni la presión de conocer las victorias de sus rivales directos el día anterior, ni ese sufrimiento innecesario en los últimos minutos. Nada puede con este Betis de Rubén Castro y Jorge Molina, esa pareja de delanteros que nadie entiende como Pepe Mel y que volvió a otorgar a los verdiblancos un triunfo que lo deja a las puertas de Primera.
La quinta victoria consecutiva como visitante tuvo Mallorca como escenario y llegó con sufrimiento. Después de adelantarse con un contundente 0-2 en apenas media hora, con la brillantez de sus delanteros, el Betis se complicó la vida tras un error garrafal, y ya van demasiados esta temporada, de su defensa. Fue Jordi quien obró de manera equivocada y entre Joselu y Xisco, éste en posición adelantada, le dieron vida al conjunto local, que hasta ese momento sólo había exhibido los detalles individuales de Asensio.
El Betis de Mel, con sus defectos, se ha convertido en una máquina de ganar. Sin avasallar a sus rivales, los verdiblancos obtienen el máximo provecho a sus virtudes, que pasan por una delantera de Primera y un portero de garantías. A ellos apenas se suman Portillo y Dani Ceballos, aunque el canterano, con molestias en un tobillo, no cuajó ayer su mejor actuación.
Salió el Betis confiado, como sabiendo que la ocasión se le acabaría presentando. Y así fue ocurriendo. Primero avisó Jorge Molina, tras un pase de Rubén Castro, pero el de Alcoy se entretuvo demasiado y posibilitó que la zaga rival se interpusiera a su disparo. Pero los verdiblancos tenían claro que las facilidades de la defensa bermellona facilitarían la tarea, por más que los locales dominasen la pelota. Y, cómo no, el balón le tuvo que llegar a Rubén Castro, que ha recuperado esa chispa de sus mejores días, para que el Betis se adelantase en el marcador. El canario recortó a cada defensa que le salió al paso y su disparo con la zurda, con ese veneno necesario para sorprender, fue inalcanzable para el meta Cabrero.
Con la ventaja, los de Mel controlaban el partido a su antojo y ni siquiera Marco Asensio, más activo en una posición centrada, inquietaba. Sólo un error propio podía meter al Mallorca en el partido. Las ocasiones eran cuestión de tiempo para un Betis que ejercía su autoridad. Una extraordinaria combinación entre la incombustible pareja de delanteros que viste de verdiblanco colocó el 0-2. El tuya y mía entre Rubén y Jorge finalizó en asistencia del canario y gol del alcoyano. La superioridad bética era absoluta ante un Mallorca errático y sin mordiente.
Pero este Betis se empeña en complicarse en lo más llano. Un balón sin aparente peligro lo convirtió Jordi en gol del rival, con la colaboración de un asistente que estaría en Mirablau o cualquier otro garito del Paseo Marítimo. El mal despeje del central acabó en los pies de Joselu que se lo cedió a Xisco, que incluso estaba por delante de Adán, para que empujase a la red el 1-2.
Esa manifiesta superioridad bética se quedó en la caseta tras el descanso, quizá influido por ese exiguo marcador. Sí, el Betis debió aprovechar las facilidades que le ofreció el rival para sentenciar, pero el desarrollo del duelo ya evidenciaba que el sufrimiento sería extremo hasta el final. Ni el recital de pases de Portillo sirvió para que los verdiblancos cerrasen el encuentro y el Mallorca, siempre guiado por Marco Asensio, incluso pudo colocar la igualada. La mejor ocasión partió de las botas -y también de otro regalo de Jordi- de la joven perla bermellona, que estrelló en el larguero un tremendo disparo desde 35 metros ante el que Adán asistió como un espectador más.
De ahí al final no es que pasaran demasiadas cosas, pero la agonía bética llevó a la desesperación de más de uno. Mel movió el banquillo con la intención de robustecer al equipo, pero el efecto apenas se notó. La incapacidad local para hacer más sangre de la vulnerabilidad de la zaga bética dejó el marcador como estaba. Con ese 1-2 que coloca al Betis con 75 puntos, un paso más cerca del ansiado retorno a Primera y con la evidencia de que su pareja de delanteros sí es de la máxima categoría. Del resto le tocará encargarse a Maciá y los suyos dentro de poco.
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