Un '9' como mejor asistente

Sergio García se posiciona en la banda y conecta con Mark González, Pavone e incluso Emana · Debut esperanzador en el que pareció más Joaquín que Alfonso

Sergio García intenta centrar ante la oposición de Casquero.
Samuel Silva

15 de septiembre 2008 - 05:02

El fichaje más caro del Betis para esta temporada ya se puso la elástica verdiblanca. Pese a lucir el 9 a la espalda, Sergio García sacó a relucir su versión de asistente, ese rol al que se acostumbró en Zaragoza por obligación. Oliveira y Diego Milito acaparaban los remates y el catalán se reconvirtió al extremo. La polivalencia al servicio de los entrenadores, algo que gusta tanto a los hombres de fútbol.

La sensación dejada por el estelar fichaje bético invita a la esperanza. Su excelente fútbol combinativo y sus ganas de agradar se plasmaron sobre el césped. Asunto bien distinto es que su estado físico sea el que lo llevó a liderar a un disminuido Zaragoza la temporada pasada o el que obligó con sus actuaciones a que Luis Aragonés lo premiase con la Eurocopa.

Comenzó muy enchufado desde el costado derecho, interviniendo en casi todas las jugadas de ataque del equipo bético y así llegaron las primeras ocasiones. Sus centros en la dirección de Mark González casi abren el marcador y un pase interior sobre Pavone dejó a éste ante Jacobo. Otra cosa es que el argentino no sea Diego Milito a la hora de finalizar las jugadas.

Decía Paco Chaparro en la previa del encuentro que Sergio García le gusta en posiciones más centradas. Así destacó en las categorías inferiores del Barcelona y en las distintas selecciones nacionales y quizás de ahí provenga su tendencia de apostar al 9 como dorsal. Pero la necesidad le llevó a ocupar la banda derecha en el arranque y luego la izquierda cuando Mark González dijo basta. Eso motivó que Sergio García pareciera más un alter ego de Joaquín que de Alfonso, inevitable comparación para todo aquel delantero que recale en Heliópolis.

Al que nadie echó en falta es a Sobis, precisamente el hueco que ha venido a cubrir el catalán. Si el brasileño nunca se acostumbró a ocupar la banda, pero tampoco se reivindicó sobre el césped cuando jugó como delantero, Sergio García desplegó su buen fútbol desde las alas. Parece que la petición de Chaparro estaba justificada con argumentos futbolísticos y no con los asuntos personales con los que algunos quisieron mancillar al entrenador.

Con el paso de los minutos, la aportación de Sergio García menguó considerablemente. El propio jugador admite que no se encuentra a su mejor nivel, después de cuatro meses sin completar un partido, algo que debe resolverse en las próximas semanas con los entrenamientos. Pero sí dio la sensación de entenderse con sus compañeros de ataque, conectando tanto con Pavone como con Mark González. Incluso Emana se benefició de los movimientos del catalán, siempre dispuesto a combinar con el compañero.

El 9 del Betis no jugó de delantero, pero sí sacó la chistera de pases que mostrase la temporada pasada. Debut esperanzador si a partir de ahora va a más.

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