La oportunidad inoportuna

Champions League: sevilla-manchester city · El apunte

Llorente e Immobile pierden su ocasión para reivindicarse en ausencia de Gameiro con un Sevilla vacío de ideas y fuerzas detrás y Kompany y Otamendi delante. El riojano lanzó por encima del larguero un balón en boca de gol.

Foto: Antonio Pizarro
Foto: Antonio Pizarro
A. Galiano, Sevilla

04 de noviembre 2015 - 00:10

Que se busca referencia en Nervión se intuía a principio de temporada y se ha confirmado sólo con un cuarto de ella transcurrida. Reconvertido Gameiro en lo más parecido (de lejos) a Bacca en el sistema de un solo delantero que le ha funcionado a Emery en los dos últimos años, la falta de rotaciones por las urgencias del mal inicio liguero ha acabado con el francés lesionado muscularmente de tanta fatiga. La baja ha propiciado una reválida tan suculenta como inoportuna para las incorporaciones llamadas a intentar sustituir al colombiano, ya de por sí cuestionadas. Champions y nada más y nada menos que el City en frente en un Sánchez-Pizjuán lleno para que Llorente, primero, y, luego, Immobile trataran de reivindicarse como opción al galo. Buena estampa si no fuera porque para hacerlo, encima de faltos de minutos, tenían por detrás a un Sevilla vacío de ideas y gasolina y delante a Kompany y Otamendi a una en la marca. El resultado: impotencia, más dudas arriba y pocas conclusiones.

Llorente acaparaba las miradas de inicio. Aunque al riojano no se le puede negar el esfuerzo y su pelea con los centrales, le cuesta la misma vida asociarse con la segunda la línea sevillista y cada pelota que pasa por su botas retarda la punta de velocidad que hace falta para hacer daño a una defensa, y más una de talla como la del City. Ya sufrió en su debut ante Godín y Giménez, aunque acababa de llegar. Ahora lleva más de dos meses en el equipo y parece el mismo.

Muy impreciso con el balón en los pies, tampoco le funcionó su faceta de rematador. Marró en la ocasión sevillista más clara (aparte del gol), cuando en la primera parte, con la portería vacía, mandó por encima del larguero una prolongación de Iborra en el área pequeña. Tampoco tuvo suerte en los saques de esquina por el empeño de Emery de sacarlos casi todos en corto al servicio de la estrategia. Su segunda parte fue un quiero y no puedo ante la rapidez y el buen juego aéreo de sus pares y los murmullos de la grada en cada error. Aún no está a punto físicamente y a un jugador de su corpulencia eso se le hace muy visible, más en un esquema en el que no parece que encaje.

El campeón del mundo se fue para dejar sitio a Immobile, que volvía a una convocatoria tras tres partidos fuera. Fue el último cambio del Sevilla, con 25 minutos por delante para intentar arrancar al menos el empate. Para entonces el equipo estaba tieso de fuerzas y mucho más de fe. El ex del Dortmund, junto a Krychowiak, fue el único sevillista que intentó no rendirse a la superioridad del City. Pese a no tocar apenas la pelota, no paró de ofrecerse arriba y de hacer correr algo más al central belga y al argentino, a los que también achuchó en la salida sin que sus compañeros le siguieran. Una falta bastante discutible a Kompany cuando se quedaba sólo ante Hart, una arrancada contra el mundo que acabó pronto y un tiro arriba muy desviado en una falta sacada rápida fue su bagaje. Demasiado para el partido que se encontró, aunque su actitud fue reconocida por la afición en un mensaje a medias de ánimo para el jugador y de reproche para Emery. Poco resultado pero mejor impresión que la de su rival por el puesto.

Pinta a que Gameiro se perderá como mucho más el partido del domingo ante el Real Madrid. El Sevilla tiene un panorama complicado en Liga y aún más feo en la Liga de Campeones, por lo que Emery seguirá sin ganas de muchos experimentos. Las oportunidades está claro que les tendrán que seguir llegando a ambos cuando entre en juego la Copa, más al riojano, del gusto del técnico. Les conviene que lleguen en circunstancias más oportunas, que la montaña rusa sevillista sigue y enero está ala vuelta de la esquina.

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