La primera en el Guadalquivir

María Dolores Blanco-Morales Limones. Presidenta del Club Náutico Sevilla

La primera en el Guadalquivir
Pablo Salvago

21 de mayo 2012 - 05:02

En pleno siglo XXI pocas barreras quedan ya por derribar por las mujeres. Hay, sin embargo, algunas, aunque cada vez son menos. María Dolores Blanco-Morales Limones es desde el 9 de mayo la nueva presidenta del Club Náutico Sevilla, la primera mujer que dirige dicha entidad. Lo hace "con ganas y responsabilidad", aunque, con más de una década trabajando en la junta directiva, ya sabe bien qué pasos debe dar en su nueva andadura.

Fue, dice, "el rodar natural de las cosas", pues desde el 2000 era vocal de la junta directiva para, después, convertirse en vicepresidenta durante ocho años. Pero Blanco-Limones lleva mucho tiempo unidad al club. Socia desde 1983, "socia por casamiento" -matiza-, sabe bien que el Náutico no es sólo una entidad deportiva. "Estamos especialmente orgullosos del papel social del club, pues vienen como socios sin pagar cuota muchos niños de la ciudad y muchas generaciones se han formado deportivamente aquí", comenta la protagonista, que asegura que durante su mandato seguirá fomentando tanto el deporte de alta competición y el de base como las actividades sociales y culturales.

Sevillana de adopción y sentimiento porque nació en Llerena (Badajoz), con apenas dos años se trasladó a la capital hispalense, donde se formó personal y profesionalmente. Madre de dos hijas y abogada en ejercicio con un despacho, toda la vida tuvo que conjugar familia y trabajo. "Es un esfuerzo que merece la pena y acabas obteniendo la recompensa con el apoyo de los tuyos. Ya mis hijas son independientes (25 y 27 años) y no me quitarán tiempo en esta nueva etapa". Y es que la presidencia de un club como el Náutico, seguro, le quitará tiempo. No en vano, ser la primera presidenta le genera "una responsabilidad". No por el hecho de ser mujer, "Ya que no debe cambiar las cosas verlo desde el lado femenino o masculino", sino por la autoexigencia propia que se pone en la vida. "Como mujer quizá también me implique con aspectos más solidarios. Ya estoy acostumbrada, tanto en mi despacho de abogados como en la junta, a ser la única mujer, pero no veo diferencias a la hora de trabajar", asegura Blanco-Limones, aficionada al pádel y desde hace un año a la piragua, y que defiende el papel de "una entidad que es mucho más que un club de piscina y tomar el sol".

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