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El reto de la gran escalada

  • El Sevilla recibe a un rival directo por la lucha europea con la obligación de seguir haciendo de Nervión un fortín. Con el derbi aparcado, Carriço se atisba como el relevo de Rami.

La fiabilidad con la que el Sevilla concluyó 2015 vuelve a tener una gran prueba con la visita del Athletic Club de Bilbao. El irregular equipo vizcaíno ocupa la sexta plaza que ya quisiera para sí el grupo de Unai Emery, con la escasa ventaja de dos puntos. Los sevillistas, no obstante esa desventaja, miran al cuarto clasificado, que ocupa un Villarreal que, tras enderezar el rumbo, se ha ido a diez puntos de distancia. Una barbaridad si no fuera porque este equipo está hecho para competir ante situaciones difíciles.

El reto de ir recortando puntos tiene una importante escala esta tarde. Afortunadamente el Sevilla afronta un duelo directísimo ante un peligroso rival con la dulce resaca de haber encauzado la eliminatoria copera ante el Betis. Aun con ese mínimo atisbo de incertidumbre que acompaña al fútbol y que viene aliñado por el recuerdo de la remontada sevillista en el euroderbi, la sensación general dista mucho de aquel ambiente de remontada que se respiraba en el sevillismo hace casi dos años. Y se puede afirmar sin riesgo a equivocarse que el Sevilla ha aparcado totalmente el derbi para centrarse en un partido liguero vital.

Centrados pues en la cita de esta tarde, hay que incidir en que el Sevilla se ha quedado sin margen de error tras haber cerrado la primera vuelta sin ganar ni un partido fuera. La fortaleza en el Ramón Sánchez-Pizjuán sigue avalando su pujanza por meter los codos en la lucha europea, pero esa misma circunstancia le impele a no fallar lo más mínimo ante su gente. Todo lo que no sea ganar hoy al Athletic de Ernesto Valverde convertirá el reto de escalar posiciones en una quimera que se prorrogará el tiempo que el resto de rivales sigan fallando. Pero el Villarreal parece que ha metido la directa y el propio Athletic está ilusionado con repetir en la Champions dos años después. Así que el partido se presenta de alto voltaje.

La única ventaja del Sevilla, al margen de que juega en su fortín de Nervión, es que susodichos rivales por Europa sí están inmersos en una abierta eliminatoria por poner sus reales en los cuartos de final de la Copa del Rey. Y por ahí puede sacar algo el grupo de Emery, quien, de entrada, está obligado a refrescar la defensa eligiendo al relevo de Rami. El central francés pagó su pésimo partido en Granada con dos amarillas. La segunda le fue retirada por el correspondiente comité federativo tras las alegaciones presentadas por el Sevilla, pero la primera ya acarreaba suspensión por tratarse de la quinta del primer ciclo de amonestaciones.

En teoría, Carriço ya debe estar listo para unirse a una defensa que ha echado de menos a sus centrales titulares del pasado curso. Emery aún no se ha atrevido a darle minutos porque el Sevilla se ha jugado mucho en los distintos partidos que ha ido jugando desde que lo volviera a convocar. Pero después de tres citaciones consecutivas, ya le toca al portugués ejercer de líder de la defensa de nuevo. El rival, además, invita a una concentración total. Llega con Aduriz en una dulce madurez, metido de lleno en lo más alta de la tabla de goleadores y después de ver puerta de nuevo en la remontada del Athletic ante el Villarreal en su primer duelo copero, partido en el que también marcó otro valor al alza, el joven Williams. Valverde cuenta también con dos futbolistas que han dado dolores de cabeza en el Sánchez-Pizjuán, Raúl García y Beñat, con lo que el poderío rematador y llegador del Athletic ha subido bastantes enteros.

Carriço al margen, el resto del once es una incógnita. Aun sin pisar a fondo, el equipo que eligió Emery el miércoles tuvo que hacer un esfuerzo que debe ser paliado. Pero logró dejar frescos a jugadores con vitola de titularísimos como Konoplyanka, Gameiro o Llorente, quien tendrá un aliciente especial ante la posibilidad de medirse a su ex equipo. La elección final, no obstante, irá encaminada a buscar el mejor rendimiento de un grupo que, por su pertinaz síndrome como forastero, se ha quedado sin margen de error en Nervión.

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