Andalucía resiste el verano turístico con caídas menores de lo esperado

El sector turístico andaluz estaba expectante y ya se tienen todos los datos sobre la mesa. En un año marcado por la crisis económica, se esperaba con ansia conocer cómo fue el comportamiento de los turistas en los meses de julio y agosto -los dos más importantes del año- para prever cómo será el resto del ejercicio. Los resultados son en su mayoría negativos, pero no tan perjudiciales como se podía esperar en una coyuntura como la actual. En cualquier caso, el consejero de Turismo, Comercio y Deporte de la Junta de Andalucía, Luciano Alonso, adelantó ayer que su departamento va a realizar un bombardeo de actos promocionales en España y en el extranjero con el objetivo de salvar el otoño y el invierno lo mejor posible. "Vamos a tener un otoño caliente e intenso en acciones promocionales y de marketing. Vamos a hacer una acción promocional al día hasta final de año repartidas en 25 países", explicó.

Los dos meses claves del verano se saldaron con una caída tanto en el número de turistas como de pernoctaciones en la comunidad. En el primer caso, llegaron a Andalucía 3.298.970 viajeros, lo que supuso un descenso del 4,6% respecto al mismo periodo del año anterior. Las pernoctaciones -número de noches que duerme un turista en un hotel- se redujeron en un 3,1%, hasta contabilizar un total de 11.130.153, según los datos hechos públicos ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y expuestos también por el consejero.

Perder turistas, lógicamente, no gusta a nadie pero hay una ligera satisfacción porque, dentro del mal, ha sido el menos. "Estamos en un momento complejo y nos enfrentamos a una crisis mundial seria. Sin embargo, Andalucía no ha fallado en las grandes citas turísticas del año como pueden ser la Semana Santa, los puentes y el verano por lo que hemos obtenido unos resultados más que aceptables", señaló el consejero. Alonso también hizo hincapié en que los datos se comparan con los del año pasado, "que fue el mejor verano de la historia". De hecho, "si comparamos los datos con los de los últimos cinco años tenemos un crecimiento de un 2,9%, por lo que podríamos hablar que es un descenso bueno si tenemos en cuenta la coyuntura mundial".

El consejero lanzó ayer varios mensajes claves. El primero es que el turismo nacional es el que está salvando los muebles o, como dijo Alonso, "es nuestro principal aliado contra la crisis". En Andalucía el número de turistas españoles sólo cayó un 0,6% pero, sin embargo, se incrementaron las pernoctaciones en un 3,3%. Dicho de otro modo, vinieron menos turistas pero pasaron más noches en el destino.

Su segundo mensaje hacía mención al turismo extranjero, que es otro cantar. Ha sido una auténtica rémora para el sector turístico ya que en Andalucía el número de viajeros cayó un 12,2% y el de pernoctaciones un 13,6%. No obstante, el consejero precisó que "mes a mes se está reduciendo el ritmo de descenso de turistas" y señaló que Andalucía presenta mejores datos que Cataluña, Baleares y Canarias, sus máximos competidores. Alonso achacó la huida de los turistas internacionales a la crisis y a la depreciación de la libra.

El consejero recordó que el turismo de sol y playa "sigue en plena forma" y garantiza la estabilidad del sector, y reconoció que el segmento de interior "no ha estado a la altura posiblemente porque ha sido un verano muy caluroso". Por otra parte, Alonso tendió la mano para que haya una mayor colaboración entre todo el sector y pidió que no se lancen mensajes agoreros que pueden resultar contraproducentes.

Según Alonso, Andalucía no debe conformarse con superar esta crisis económica. Abogó por "apostar con contundencia por el turismo, que es fundamental para la economía y el empleo". "Si no hay compromiso entre todas las partes no servirán de nada las acciones de planificación, las de marketing y todas las que estamos llevando a cabo", recalcó, al tiempo que tendió la mano a empresarios, instituciones y profesionales turísticos en general.

El responsable andaluz de Turismo indicó que hay que "huir del desánimo" y aludió al cambio que se está produciendo en el turismo, con menos viajes de larga distancia y un aumento de las reservas a última hora. "Hay un cambio y hay que afrontarlo".