-Si se aplican los estereotipos nacionales, un catalán produce rechazo, sobre todo si se le pone la etiqueta de nacionalista.

-Cada candidato tiene sus características y circunstancias personales. Podemos articular argumentos sobre por qué somos o dejamos de ser alguna cosa que nos achacan, nos podemos defender con mayor o menor dificultad, y a los electores les corresponde valorar esos estigmas que pesan sobre cada uno a la hora de depositar su voto.

-Si seguimos con los estereotipos a un andaluz no lo tomarían en serio.

-Eso podía ser en el pasado. Los andaluces hemos demostrado nuestra capacidad cuando hemos tenido responsabilidades nacionales. Tres presidentes del Tribunal Constitucional, un presidente del Gobierno desmienten ese prejuicio.

-A usted en concreto se le atribuye una relación de demasiada complacencia con el Gobierno socialista en Andalucía.

-Es curioso que lo que a los demás se les reconoce como una virtud, en mí sea un inconveniente. Hace pocos días se firmaba el acuerdo de concertación social en la Comunidad Valenciana. No he leído una sola crítica a ese pacto, que significa un esfuerzo de diálogo, de acercamiento entre la patronal, los sindicatos y el Gobierno de esa comunidad. Cuando hace unos meses firmé el acuerdo de concertación en Andalucía, hubo bastantes críticas acerca de la idoneidad de firmar ese tipo de acuerdos.

-El señor Banegas tiene un sambenito también, se le presume poco partidario del diálogo social.

-A cada uno nos han colocado un estigma. Probablemente por quien está insatisfecho con los candidatos presentados y entiende que debería haber alguien de otras características. Al final, si no se producen más candidaturas, los electores tendrán que elegir entre el que más les guste, el que más les convenza o quien menos les disguste.

-Banegas se levantó el miércoles en el comité ejecutivo de la CEOE cuando usted presentaba su candidatura y fue a ver a Esperanza Aguirre. Rosell ya había estado a verla. ¿Usted tiene ya cita?

-No tengo cita. Banegas se sienta detrás de mí y me enteré de su ausencia cuando la intervención de señor Segurado lo hizo notar. Así que no sé cuándo se levantó, ni dónde fue.

-¿Es conveniente en este proceso que los candidatos visiten a dirigentes políticos?

-Partiendo de la independencia de la organización, en un proceso de estas características es lógico ir a ver a empresarios de todo tipo, organizaciones de todo tipo, incluso a políticos y a partidos. Es un tema que afecta al interés de los empresarios y afecta también al interés general, porque la CEOE ocupa un espacio muy importante en este país.

-Mañana [por hoy martes] está en Sevilla Mariano Rajoy. ¿Tiene previsto verle?

-Iré al almuerzo coloquio del Foro Joly en donde él presenta a Antonio Sanz. Allí lo saludaré, pero no le he solicitado entrevista.

-¿Qué le parecería una presidencia suya con Banegas como responsable de las relaciones internacionales y Rosell de las relaciones institucionales?

-Existe una amplia gama de posibilidades. Cualquiera que fuera satisfactoria para los tres sería razonable.

-¿La CEIM [Confederación Empresarial de Madrid] es tan importante en este proceso, por el hecho de tener sede en Madrid, como la CEOE?

-La CEIM es muy importante, como Fomento o la CEA, pero tiene su altavoz en la capital y su presencia se amplifica. Pero las cosas valen lo que valen, mientras valgan.

-Pero si hay un candidato muy bien bendecido por Esperanza Aguirre, tan unida a la CEIM, a lo mejor a Rajoy no le gusta.

-No tengo ni idea. Porque una cosa es que los candidatos, en su libertad, se entrevisten con todo aquel que les parezca oportuno, y otra cuestión es que la organización dependa de decisiones externas a sí misma.

-Otro estereotipo que circula, creo que con cierta base es que usted y Javier Arenas tienen diferencias institucionales. ¿Hay feeling entre Arenas y usted?

-El señor Arenas y yo tenemos un feeling personal magnífico desde siempre. Y hace muchísimos años que nos conocemos.

-¿Su relación no es fría o distante?

-En absoluto.