La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La botella de cava barato, símbolo del triunfo
Los datos oficiales del Domingo de Ramos indicaban la presencia en el centro de 390.000 personas. Hay un 20% más de público en las calles en la primera mitad de la Semana Santa. Una cantidad de personas que deben comer, beber e ir al urinario en uno o varios momentos de la tarde. Una verdadera prueba para los bares de toda la vida que deciden abrir al público. Y, además, mantener una carta igual o muy parecida a la de todo el año. Sin bares no hay Semana Santa, mucho menos en la actual que está siendo absolutamente plena. El problema no suele estar en las tabernas como no lo está en el elevado número de nazarenos, sino de la mala educación del público. La Policía está apretando mucho estos días, tanto la uniformad, en primera instancia, como la de paisano, que es la que toma medidas severas. En el bar La Candelaria tomaban ayer su refrigerio fotógrafos de prestigio como José Antonio Zamora y Antonio Sánchez con Lola Lechuga. Punto de encuentro de una larga Madrugada. Antonio, Santiago y Gloria, cirineos de buenos y ejemplares cofrades a los que no verán con un vaso en la vía pública. He ahí la clave, tan sencilla como clara.
La razón de ser del Jueves Santo
Un cofrade le preguntó a otro por su siguiente destino tras encontrarse a la hora del café, cuando Los Negritos entra en la Campana y La Exaltación se acerca a la carrera oficial. “Yo voy a ver Sagrarios”. ¡Olé! Cada vez más gente desconoce la razón de ser del Jueves Santo, el sentido de la festividad litúrgica del día. Es una delicia entrar en muchos de los conventos que pueblan el centro, a la hora de los oficios o cuando han terminado. Hoy, Viernes Santo, el Santísimo Sacramento estará en la Capilla Real. El jueves y el viernes son mucho más que magníficas y muy hermosas cofradías.
Día de reencuentros
El consejero de Política Industrial y Energía, Jorge Paradela, acudió a San Antonio Abad en la mañana de ayer para cumplir con el rito de la visita matinal a la sede de la cofradía que es su vida. Paradela acudió acompañado por su mujer, su hermana y su padre, hermano veterano de la corporación. Allí pudo saludar a Antonio Rodríguez Cordero, que fue hermano mayor del Silencio, corporación que hoy preside Eduardo Castillo Ybarra. La Semana Santa es una oportunidad para el reencuentro de muchos hermanos que no coinciden durante el año, pero que, al encontrarse, pareciera que han pasado cinco minutos desde la última vez que se saludaron. La belleza no sólo está en los pasos, en el arte o en el incienso, sino en las personas y en esos momentos que hacen singular unos momentos.
El debate actual
Parece que hay una opinión mayoritaria:la movilidad es un serio problema en la Semana Santa. Pasan los años y no sólo se aprecian mejoras, sino cada vez más pasividad y crispación en un público ayuno de criterio e incapaz de saber desplazarse de un punto a otro. Esto obliga a replegarse a la minoría que siempre ha sabido buscar los atajos, pero, claro, eran tiempos en los que se dejaba pasar si se pedía con educación, años en los que no había sillitas plegables, ni un público sedente que parecía tener en propiedad una parcela concreta. ¡Es la Semana Santa que nos ha tocado! Todo tiende a estar sentado, quietos, estáticos. En ocasiones salir de nazareno es, quién lo diría, la mejor manera de moverse.
Parece claro que...
El problema no es la cantidad de nazarenos. ¡De ninguna manera! Es la actitud de un público que sale a la calle y se instala en un lugar una hora antes del paso de una cofradía como el que pone la sombrilla en Mazagón. Y, por supuesto, la pasividad de los agentes que no obligan a desinstalar el tinglado de sillitas plegables porque ningún alcalde se atreve a hacerlo, más allá de colocar carteles con una supuesta prohibición. Hay que repetirlo:la silla plegable es el colesterol de la Semana Santa del siglo XXI.
¿Qué pinta...?
Con las mantillas ocurre como con los nazarenos. Nunca debe ser un problema que una cofradía lleve dos o tres mil nazarenos. La clave es si esos nazarenos saben por qué salen como tales. No se trata de salir por salir, ni de participar... ¿Saben las mantillas cuál es el sentido del traje de luto y gala por excelencia de la sevillana? Están fuera de lugar los claveles en la testa (déjenlos para la Feria) y la estancia en veladores y bares. De mantilla se viste una para acudir a los templos. Y de muchos mantillos, mejor no hablar.
Los mensajes al Fiscal
A las 12:34: “¡Qué horror la moda de los trajes de caballero con el pantalón corto y el tobillo al aire! Deberían estar penados”. A las 16:48:“¡El exorno floral del Cristo de la Fundación es sublime!”. A las 19:56: “Fray Juan Dobado está de riguroso hábito carmelita en los palcos municipales invitado por el alcalde”. A las 20:22:“Preciosa la nieta de don Antonio Burgos vestida de mantilla. Ana Burgos Hornemann nació en Zurich, vive en Munich y luce el traje con absoluta perfección”. A las 20:35: “La ministra María Jesús Montero está en El Ambigú de la Plaza de San Francisco”. A las 20:36: “El tiempo no pasa por Andrés Ollero, erguido en su palco de la primera fila. Sigue teniendo porte de magistrado del Tribunal Constitucional”. A las 21:05:“¿Tú sabes que cada pueblo del Aljarafe fletará un mínimo de dos o tres autobuses para este Sábado Santo? Y muchos, muchísimos de Huelva”. A las 21:07: “En Sevilla se dice ya eso de que trabajas más que el que le hace los vídeos y las fotos al arzobispo en Semana Santa para su magnífica cuenta en Twitter”. A las 21:39: “Buena noche, Fiscal”.
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