Villamanrique, la metrópolis romera

Romería 2025

La Guardia Civil coordina en el municipio sevillano el dispositivo de seguridad de todos los caminos de Sevilla

Los carreteros muestran delante de la parroquia artes campestres en peligro de extinción

Galería del paso de hermandades por Villlamanrique

Después del Rocío

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El Rocío por Villamanrique: el paso de hermandades por la metrópolis romera / José Ángel García

Retumban los siete escalones más cantados en la historia de las sevillanas. Por ellos se alza la carreta del simpecado de La Algaba. Son poco más de las diez de la mañana en el centro neurálgico de Villamanrique de la Condesa, pueblo marismeño que estos días tiene tallaje de ciudad, de urbe cosmopolita donde confluye la Andalucía occidental, la oriental y hasta la España mesetaria. El cancelín de la gloria -como le cantan los corianos- se convierte durante dos semanas en el ojo de la romería, donde todo se ve gracias a la labor que despliega la Guardia Civil, el otro verde del camino.

Por delante de la parroquia de la Magdalena pasa más de la mitad del Rocío. De las 127 hermandades filiales que hacen el camino, 72 discurren por la provincia de Sevilla. La mayoría de ellas realizan su presentación ante la primera y más antigua corporación, la de Villamanrique (otras protagonizan este momento a la vuelta, como Triana y Sevilla). "Un auténtico embudo". Así lo define, en términos logísticos, el sargento Salvador Martín, quien se encuentra en la comisaría de la Guardia Civil del referido municipio sevillano. Aquí se halla instalado el centro de coordinación (Cecor), un Gran Hermano en versión romera que vigila los puntos más cercanos: la porches manriqueños donde tiene lugar el saludo a la imperial hermandad y el vado de Quema.

Tres cámaras de grandes dimensiones son seguidas por los agentes al mando. Este centro funciona 24 horas toda la romería, que aquí dura dos semanas, del sábado 31 de mayo al 14 de junio. Siempre hay una unidad trabajando, conformada por seis agentes, un cabo y un sargento. Cuenta con calabozos para los casos más extremos de delito y una zona para avituallamiento. Las tres pantallas dan información continua y detallada del paso por el Guadiamar, Villamanrique y la geolocalización de las hermandades por GPS. Con tales datos se conoce cómo transcurre al instante la peregrinación. Se dispone también de un sistema interno de alerta para gestionar las posibles incidencias y seguir su evolución. Los principales casos de intervención están relacionados con vuelcos de carriolas o atascos en las arenas. "Pese a ello, los caminos de Sevilla son bastante tranquilos, no suele haber grandes problemas", refiere el sargento.

Un guardia civil vigila la presentación de La Algaba en Villamanrique. / José Ángel García

El hecho de elegir Villamanrique para esta coordinación obedece al papel que este pueblo ejerce de puerta de la marisma. Aquí confluyen todas las hermandades que recorren los caminos de Sevilla. Un embudo que obliga a extremar las medidas de seguridad por la alta concentración de personas que se registra dentro del núcleo urbano y, especialmente, en sus alrededores, desde la salida de la finca de Quema hasta la entrada en la Raya Real, ya en el término del municipio onubense de Hinojos.

"Es uno de los dispositivos en los que más agentes trabajan", detalla Salvador Martín, quien precisa que son 2.500 guardias civiles los destinados a velar por el buen discurrir de la romería dentro de la provincia. En este amplio despliegue participan la unidad de Tráfico, de Caballería, los GEAS (Grupo Especial de Actividades Subacuáticas) y el Seprona, que dispone para tal fin de 25 efectivos. El principal cometido de este grupo es auxiliar a los peregrinos y animales, así como el cuidado del medio ambiente, encomienda nada fácil en un año con alto riesgo de incendios por lo tardío de Pentecostés y las altas temperaturas que se esperan a partir de este jueves.

El 'Gran Hermano' de la Guardia Civil en Villamanrique. / José Ángel García

No debe olvidarse tampoco la labor que desempeña el equipo Pegaso, encargado de controlar el espacio aéreo. El pasado miércoles interceptaron tres dones que funcionaban sin permiso en las inmediaciones del Quema, práctica bastante habitual entre fotógrafos y para la que han de pedir autorización previa.

La historia de Villamanrique está fuertemente ligada a la labor de los carreteros, artes campestres que la maquinaria y las nuevas tecnologías han ido arrinconando. Frente a este alarde del pretérito, la Guardia Civil recurre a las últimas herramientas digitales para dotar de la mayor seguridad posible la romería. Tal es el caso del geolocalizador Glauco, que permite conocer dónde se encuentran las patrullas y agentes a pie. También resulta de gran utilidad la aplicación Alertcops, mediante la cual los ciudadanos envían alertas a la Policía Nacional y al Instituto Armado. Este año se estrena en el Rocío, con un icono de la Blanca Paloma.

La presencia de agentes en la plaza por donde discurren las hermandades es perenne. Siempre hay una pareja de guardias civiles vigilando la gran concentración de peregrinos y público. Los bares de la zona hacen su agosto en primavera. La inflación romera. Una tostada con queso viejo, 6,50 euros. Se cotiza bien el hambre en días de romería.

La presentación de San Juan de Aznalfarache ante la primera y más antigua hermandad del Rocío. / José Ángel García

Arriba, en la escalinata, la representación manriqueña recibe a los peregrinos. Los vítores unen pueblos de la provincia -Morón, Palomares, San Juan de Aznalfarache, Mairena del Aljarafe o Espartinas- con la patria chica de Goro Medina, el vecino de la antigua Villa de Mures que tuvo el privilegio (así lo narra el antiguo mosaico de la plaza) de ser el primero en ver a la Virgen del Rocío. Cazador de las marismas, por donde se adentra esta caravana de volantes y cubanas, prenda convertida desde hace años en elemento imprenscindible del atuendo masculino llegadas estas fechas. Ningún rociero sin su cubana en Pentecostés.

Peregrinas por Villamanrique. / José Ángel García

Un desfile del gozo que contemplan desde el pasado martes el presidente de la más antigua hermandad, José Pérez; y los tres manriqueños que este 2025 tienen el honor de ocupar el cargo de hermano mayor: José, Juan José y Pedro Luis, tres cuñados que en 2017, en una reunión de amigos, decidieron ostentar tal responsabilidad, para la que ya hay candidatos asegurados hasta 2027.

Aznalcázar entrando en Villamanrique. / José Ángel García

Los siete escalones se convierten en escenario de la destreza de quienes adiestran los bueyes todo el año. Pero también sirven de escaparate para el cante (y sus sucedáneos), especialmente desde que la retransmisión por internet y los programas en directo hicieron de esta plaza una de las conexiones con mayor seguimiento. No hay hermandad que no le cante a Villamanrique en estos peldaños. Algunas letras son de justificado olvido, metidas con el calzador que anhelan muchas romeras para sus pinreles que, a estas alturas del camino, se han abultado como la copa de un pino (por seguir con la fauna y flora del lugar).

Otras, las que menos, dan un pellizquito en el alma. Esa magia de parar el tiempo -aunque el sol apriete y el pavimento escupa fuego- que tiene el Rocío de verdad, el que cuenta su historia por siglos. Sin imposturas. Es Coria y su mole argéntea. La que se hace esperar y la que recompensa toda espera cuando se adentra en el pueblo donde confluye una provincia entera. El embudo de la romería y la puerta de la marisma. Donde la Guardia Civil tiene su Gran Hermano. Y donde el alma se enciende. Un pueblo con talla de ciudad en primavera. La metrópolis romera.

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