Caso de los ERE / Avance del libro de Manuel Gómez (y IV)

La juez campeadora II

  • El canal Juzgado de Guardia publica el cuarto y último extracto del libro que ha escrito Manuel Gómez, ex Interventor General de la Junta de Andalucía, con la persecución política y judicial que, a su juicio, sufrió en el caso de los ERE. El libro "8 años, 8 meses y 8 días" se encuentra a la búsqueda de editor después de que Manuel Gómez fuese una de las tres personas absueltas en el macroproceso contra 22 ex altos cargos de la Junta.

  • Avance I: 8 años, 8 meses y 8 días

  • Avance II: Crónica de una persecución

  • Avance III: La juez campeadora I

Los ex presidentes Manuel Chaves, José Antonio Griñán y otros ex altos cargos juzgados en el caso de los ERE

Los ex presidentes Manuel Chaves, José Antonio Griñán y otros ex altos cargos juzgados en el caso de los ERE

Sin medios ni funcionarios

Este es otro de los clichés. La Junta le niega a la Juez los medios personales necesarios para llevar a cabo su hercúlea tarea. Para empezar, tiene gracia que ese carácter hercúleo con el que se califica la tarea de su juzgado lo haya creado ella misma, merced a ese modo desaforado, cuando no atolondrado, de instruir. Nadie que no haya buceado, como yo he tenido que hacerlo, en el más del millón de folios de la causa puede hacerse una idea de lo ajustado de los adjetivos que acabo de usar, para calificar la labor instructora de esta Juez. Pues bien, a pesar de ese hecho demencial, ¿alguien se ha molestado en analizar con qué personal contaba el juzgado de Instrucción nº 6 de Sevilla, en relación con los asuntos que despachaba y en comparación con otros juzgados? Nunca vi tal análisis y, desde luego, ninguno de los que tan alegremente han endiosado a nuestra dilecta amiga se ha molestado en probar con un mínimo de rigor que ese ninguneo que se denuncia tenga el más mínimo soporte en datos contrastados.

Apartada de las macrocausas

El propio título de este apartado ya constituye, por sí mismo, una falacia. A esta Juez no la ha apartado nadie de las macrocausas, como varios años después de que, felizmente, dejara de entender de ellas como instructora, continúan diciendo, impertérritos y faltando groseramente a la verdad, sus hagiógrafos. Los que dicen tal cosa lo hacen desconociendo (conscientemente) principios básicos del funcionamiento del poder judicial y, en última instancia, desconociendo, también (esta vez no estoy seguro de si conscientemente), reglas básicas de la sociedad y de las relaciones humanas. La Juez participó en un concurso para la cobertura de puestos de trabajo de jueces y magistrados, solicitando una plaza de magistrada de la Audiencia Provincial de Sevilla. Como sabe cualquiera medianamente informado, estas plazas no se cubren discrecionalmente, sino que las obtienen quienes tienen más méritos de acuerdo con el baremo aplicable. Pero es que, aunque una mano negra hubiera decidido otorgarle a esta Juez el ascenso pedido, sin merecerlo, ¿cómo se le va a culpar de apartarla de las causas que lleva en su juzgado de origen, si esa es la consecuencia inexcusable de la decisión de la interesada de participar en un concurso y lograr un ascenso? Es decir, la única responsable de haber dejado de ser competente para instruir las macrocausas que le habían caído en suerte al juzgado de Instrucción nº 6 de Sevilla es su titular, al participar en el concurso en el que obtuvo el ascenso.

Pero, es que, la cosa no queda aquí. Es que nuestra amiga, al concursar, había pedido garantías a quien, al parecer, podía dárselas, de que, si obtenía el ascenso, se le permitiría seguir destrozando vidas, honras y haciendas en su juzgado, como si fuera de su propiedad. Esta trama tiene su gracia, porque, ¿de qué naturaleza es el interés y la insistencia en que esta Juez continúe instruyendo las macrocausas; acaso no es espurio ese interés? ¿Debemos creer que nada tiene que ver el interés en mantener a esta Juez instruyendo los ERE, la Formación y otras causas, con el interés de los oponentes políticos de las víctimas de la Juez?

Al parecer, quien le otorgó garantías se arrepintió al poco tiempo y aquí, las razones esgrimidas por la Juez y todos sus corifeos son de aurora boreal. Según ellos, PSOE y PP coaligaron sus terminales judiciales en el CGPJ, para impedir que la Juez siguiera instruyendo, tapándose, así, sus respectivas vergüenzas. La explicación racional y objetiva es mucho más simple, pero muy poco caritativa para con nuestra amiga, que hizo aquí uno de esos ridículos que hacen historia, poniendo en cuestión, además, las virtudes que sus fans le atribuían, entre otras, la de su inteligencia. Es lógico que sus hagiógrafos olviden este dato tan perjudicial para la fama y el prestigio de su patrocinada, pero ahí está, para quien quiera leerlo y extraer la única conclusión lógica de todo ello. Estamos hablando de la carta que la Juez le envió al CGPJ, poniendo a caldo a su sucesora en el juzgado, la Juez Núñez Bolaños, a la que le dedica las siguientes lindezas:

  • “…la agilidad debe estar absolutamente compenetrada con el rigor, y en este punto, como opinión personal pero apoyada a mi gran pesar en demasiados datos objetivos, la llevanza de este asunto por la nueva titular me genera una gran inquietud, pues al margen de sus escasos conocimientos de la misma, e incluso por qué no destacarlo, de la jurisdicción penal (…), dicha ausencia de confianza deriva de datos objetivos de su actuación.
  • “Se da la circunstancia que la prensa en general, cuestión que expongo como mero lector sin la menor certeza, pero que a la vez me inquieta, pone de manifiesto que la Sra. Núñez Bolaños está relacionada profesionalmente con Antonio Ojeda, hermano de Ángel Ojeda, en la impartición de cursos o ponencias en una Academia Jurídica y que mantiene una estrecha amistad con el Consejero de Justicia Don Emilio Llera, notorio detractor del trabajo de esta instructora.”
  • “…siendo la finalidad de la medida de refuerzo, la agilidad y la eficacia en la tramitación de las causas complejas, que deben ser conjugadas con la seriedad y el rigor necesario, y que estas máximas por su normal desconocimiento en este momento no se dan en Dª Mª Ángeles Núñez, (…), mi gran preocupación ha dejado de ser la ralentización de las causas (que sin duda se produciría), sino la ausencia de confianza que su actuación me genera por su actuación en los ERES y en los Cursos de Formación.”

Al margen de que cada una de las afirmaciones que se acaban de transcribir merece una respuesta adecuada, la sensación que produce la lectura de este ataque a la compañera que la ha sustituido en el juzgado es la de que nos encontramos ante una iniciativa francamente insólita, por no decir extravagante. ¿A quién se le ocurre tildar a un compañero de profesión, en un documento oficial, de inepto, incompetente y corrupto? Si no conociéramos el paño, podríamos pensar que esta acometida es más propia de quien, o no está en sus cabales, o no tiene los pies en la tierra, o no vive en este mundo, ni conoce las reglas básicas de las relaciones sociales y de la convivencia entre humanos. Pero, como sabemos con qué bueyes estamos arando, este, llamemos desparpajo, en el ultraje y el desprecio que la Juez le ha propinado a su pobre sustituta, tiene más que ver con la sensación de impunidad en la que la vienen meciendo, por un lado, una opinión pública rendida a sus pies y, por otro, una autoridad gubernativa judicial que le ha tolerado siempre toda clase de desmanes. Todo lo cual le ha hecho creerse poseedora de una auténtica patente de corso.

En otro orden de cosas, ¿cómo es posible que este ataque tan grosero a una Juez, como el que nuestra amiga le propinó a Núñez Bolaños haya quedado sin respuesta disciplinaria? Misterios del mundo judicial.

Pero no debemos perder el hilo de nuestro discurso. Nos habíamos preguntado por las razones que le habían enajenado a nuestra heroína los apoyos con los que, al parecer, contaba, para seguir instruyendo las macrocausas, en comisión de servicios. ¿Acaso habría sido viable que esta Juez trabajara en colaboración y subordinación necesarias con la nueva titular del juzgado, su compañera objeto de sus invectivas y denuestos? ¿Qué otra alternativa le quedaba al CGPJ que denegar la comisión de servicios?

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