Cultura

José Guirao, la cultura más elegante

  • Sorpresa en el mundo cultural por la muerte del que fuese ministro del ramo, un hombre de consenso y gestor discreto

José Guirao, en una imagen de archivo.

José Guirao, en una imagen de archivo.

Minutos después de conocerse el fallecimiento del ex ministro de cultura, el almeriense José Guirao, las redes sociales se han inundado de breves obituarios, procedentes del ámbito político, pero también del periodístico, artístico, cultural, etc, así como de muchas personas anónimas, que lo han querido despedir de este modo. La palabra que más se ha repetido ha sido Cultura. Algo que debería entenderse como normal, pero que no lo es, si tenemos en cuenta que, desde las diferentes administraciones, las responsabilidades para dirigir “lo cultural” han sido asignados tradicionalmente a muy diferentes perfiles, algunos de ellos profunda y significativamente alejados de lo que debería ser su principal cometido. También se ha repetido con mucha frecuencia la palabra elegancia, en su sentido más amplio, mucho más allá del estilismo exterior. Conocimiento y capacidad, igualmente, han sido otros de los términos empleados por las personas que han querido despedirse del fallecido responsable cultural.

Entre la dirección del Área de Cultura de la Diputación de Almería, en 1983, y su responsabilidad actual, en la Fundación Montemadrid, son casi 40 años dedicados y entregados a la cultura, a su gestión y promoción. Entre ambos puntos, a modo de leyendas en el camino, encontramos la Dirección General de Bienes Culturales de la Junta de Andalucía, el Museo Reina Sofía, La Casa Encendida o el Ministerio de Cultura. Curiosamente, en todos los destinos y puestos que ocupó durante su trayectoria profesional, le tocó dirigir cambios y proyectos especialmente significativos, que hoy siguen formando parte del contexto cultural de nuestro país. Así, durante su etapa en la Junta de Andalucía, entre 1988 y 1993, se acometieron la creación del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo y del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico. Ambos centros, plenamente consolidados en la actualidad, conservan en sus estructuras, objetivos, filosofías y métodos implantados por José Guirao durante su gestación. Igualmente, durante su etapa al frente del Museo Reina Sofía, iniciada en 1994, el almeriense tuvo que enfrentarse a uno de los retos más importantes y profundos de la institución en sus años de funcionamiento: su ampliación. Un concurso público que ganó el reputado arquitecto francés Jean Nouvel. Este dejar su sello y huella de José Guirao donde tal vez se manifiesta con mayor notoriedad es en La Casa Encendida, propuesta cultural de la extinta entidad bancaria Caja Madrid, que desde 2016 asumió Montemadrid, Fundación de la que Guirao fue director general.

No tardó La Casa Encendida en convertirse en un espacio de referencia de la cultura española, despertando curiosidad más allá de nuestra fronteras. No sólo se trataba de una propuesta cultural que se abrazaba a lo contemporáneo, acogedora con los nuevos lenguajes o soportes, en permanente contacto con la realidad y las nuevas corrientes expresivas y creativas. También fue, y sigue siendo, un modelo de gestión cultural. Un cambio de paradigma entre el gestor y el creador, entre el espacio y la obra, y entre los espectadores y los exponedores. Cabe entenderse, por todos los años que le dedicó, desde 2001, por la libertad que dispuso a la hora de diseñar y definir, La Casa Encendida como el gran proyecto de José Guirao, o el que más tuvo de él. Un milimetrado artefacto cultural capaz de unir y y fusionar sin estridencias el arte de vanguardia con la acción social, la formación científica con la modernidad y la divulgación del hecho creativo con el arte más urbano o callejero. Institución de referencia, que marca un antes y un después en la gestión de lo cultural, como un lugar híbrido que trasciende las fronteras de la creación, los géneros, los soportes y los contenidos.

Aunque su estancia en el Ministerio de Cultura fue muy breve, entre 2018 y 2020, José Guirao abordó como ministro, contando con una mayoría amplísima de los partidos presentes en el Congreso de los Diputados, el Estatuto del Artista, en el que se atendía, entre otras muchas, una reivindicación histórica del sector, pudiendo compatibilizar su actividad creativa con la pensión de jubilación. Según sus amigos y conocidos, Guirao abandonó tempranamente el Ministerio de Cultura con la insatisfacción de no haber podido culminar el que se impuso como gran proyecto, la Ley de Mecenazgo, a la que le dedicó a su estructura y redacción mucho de su tiempo como responsable ministerial.

Menor de cuatro hermanos, nacido en Pulpí, Almería, en 1959, en el seno de una familia modesta, el andaluz José Guirao nunca renunció a sus orígenes, a los que siempre señaló como directos responsables por su interés por la cultura como elemento de consumo, y también como el proceso sobre el que influir desde su gestión. A lo largo de su extensa trayectoria siempre contó con el respaldo y respeto del amplio conjunto que conforma el tejido cultural español, representando a la perfección esa definición tan escasamente poblada como es la de “persona de consenso”. Un rasgo de su personalidad que se ha destacado especialmente en el día de su despedida, en este caluroso lunes de julio, así como su elegancia, capacidad y, sobre todo, su pasión por la cultura.

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