Jóvenes, guapos y a compás

Guitarra: Diego del Morao, Pepe del Morao, Fernando de la Mini. Cante: Jesús Méndez, Anabel Valencia, El Quini, Maloco. Baile: Gema Moneo. Percusión: Ané Carrasco, Juan Grande, Juan Diego Valencia. Lugar: Teatro Lope de Vega. Fecha: Lunes, 10 de febrero. Aforo: Tres cuartos.

Son jóvenes, guapos y están sobrados de compás. La nueva generación de flamencos jerezanos, representada en este espectáculo, está que se sale. Diego del Morao capitaneaba un elenco sobresaliente. El hijo del llorado Moraíto acumula la sabiduría de su saga, su inefable sentido del compás, pero lleva la melodía, la armonía, más lejos. Lo pudimos apreciar, sobre todo, en la deliciosa, íntima y sobrecogedora seguiriya que, completamente alejada del legado familiar, suena, no obstante, a Jerez en toda su extensión. Además se acordó de su padre, ¿como no?, en un toque completamente compuesto por Moraíto. Y también, como él, supo ejercer de líder de un heterogéneo ramillete de intérpretes. No obstante, me gustaría mucho asistir a un concierto estrictamente solista de Diego del Morao en Sevilla. Este joven jerezano es, de hecho, uno de los grandes guitarristas del momento.

En el grupo brilló la voz de Méndez en los martinetes, por timbre y potencia. Y también el baile de Gema Moneo, que se apunta como una de las grandes bailaoras de la nueva generación. Tiene porte, intuición, compás, belleza y carisma. Sabe moverse en las tablas resultando solvente y también natural. El escenario es su lugar.

Del resto de la formación destaco el soniquete. La entrega del Quini, cantando con la voz rota y bailándose con gusto. El Maloco, por la personalidad a la hora de hacer canciones sentimentales por bulerías. Y la voz visceral de una lebrijana, Anabel Valencia, que me gustó más en las bulerías, donde también bailó, que en la seguiriya.