La ciudad y los días
Carlos Colón
Montero, Sánchez y el “vecino” Ábalos
Zahir Ensemble | Crítica
Zahir Ensemble
**** XIV Festival Zahir Ensemble. Solistas: Javier Povedano, barítono; Bozena Angelova, violín; Aldo Mata, violonchelo. Zahir Ensemble. Director: Juan García Rodríguez.
Programa:
Alberto Ginastera (1916-1983): Serenata para barítono, violonchelo y ensemble Op.42 [1973]
György Ligeti (1923-2006): Concierto para violín y orquesta [1990-93]
Lugar: Espacio Turina. Fecha: Viernes 20 de octubre. Aforo: Un tercio de entrada.
Emociona comprobar cómo un teatro como el Turina, con todas sus carencias y sus necesidades por cubrir, y un conjunto sevillano como Zahir Ensemble, sobreviviendo en medio de un entorno no siempre favorable, pueden unir esfuerzos para presentar dos obras de la complejidad de las de este programa con un nivel musical de primerísimo estatus mundial. En cada gesto de García Rodríguez, en cada respuesta de sus músicos se apreciaba la profundidad del trabajo y la calidad individual de todos y cada uno de los participantes en esta aventura apasionante.
En Ginastera, una sólida composición de su periodo serial, en la que la gravedad general del tono parece contradecir la sensualidad y franqueza de los Poemas de amor de Cernuda, el barítono Javier Povedano puso su voz con marcado acento cordobés en un empeño que destacó tanto más cuanto más lírica era la línea del canto. García Rodríguez enfatizó ese tratamiento instrumental de la voz que está ya en Ginastera, lo que hizo que en los recitados la voz no sobresaliera apenas del entramado instrumental, perdiéndose algo de la claridad textual que parece exigir la música. Soberbio el violonchelo de Aldo Mata en una página de extrema dificultad (Ginastera la escribió para su segunda esposa, la gran virtuosa del instrumento Aurora Nátola) y distinguido en todo momento el acompañamiento (quinteto de viento, arpa, contrabajo y dos percusionistas), cuyas evoluciones García Rodríguez dirigió con extrema plasticidad y poético aliento.
Más intenso resultó incluso el Concierto para violín de Ligeti, una obra que apenas se programa (bien podría ser este su estreno sevillano, aunque no puedo asegurar este extremo) para la que Zahir Ensemble se convirtió en una orquesta de cámara de 25 miembros a partes reales. La riqueza instrumental y de procedimientos empleadas por el gran maestro húngaro, su mezcla de recursos antiguos y modernos, folclóricos, clásicos y contemporáneos mantiene en permanente tensión (y atención) al oyente, también a los intérpretes, pues los contrastes de todo tipo (texturales, dinámicos, agógicos...) exigen un compromiso y una coordinación delicadísimas. Lo mismo en el rítmico inicio, que en el extático movimiento lento, pleno de colores inusitados (ocarinas, flautas dulces, silbatos...), igual en los crescendi de los movimientos 3 y 4 que en los fortissimi del final (la acústica de la sala, que había resistido de manera formidable se resintió finalmente un poco en ese punto), pudo apreciarse una visión organicista de la música, una coherencia, un detallismo en los matices, en las progresiones de notable altura... Punto y aparte para Angelova, virtuosa en el más hondo sentido de la palabra: por agilidad, sí, pero sobre todo por sensibilidad y exquisitez de sonido. Bravo.
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