A pesar del aura de secretismo que rodea las obras del antiguo astillero medieval, de vez en cuando nos llegan algunas noticias sueltas que provocan inquietud. Las Atarazanas son una joya, una catedral civil alfonsí, donde se guardaban y reparaban las galeras dedicadas a impedir el paso del Estrecho por las flotas musulmanas. De las 17 naves originales, sólo quedan siete. El resto está ocupado por el Hospital de la Caridad y, las naves más cercanas a la Casa de la Moneda fueron derribadas en los años cuarenta para construir la actual Delegación de Hacienda.

De las previsiones del proyecto inicial, poco queda. El suelo original del astillero, que se suponía 4,50 metros bajo el nivel actual, se ha quedado en solo 2,50. Todavía no sabemos si el proyecto se ha modificado para tener en cuenta este cambio sustancial.

La capa freática, el nivel del agua, también está más alto y todavía no se sabe si responde a un fenómeno natural o a roturas del alcantarillado o la red de agua, situación que se conoce como freático colgado. ¿Existen informes técnicos?

Aunque la dirección de las obras lo achaca a un colector en mal estado, la iglesia de la Caridad ha sufrido importantes daños en forma de grietas y movimientos que indican otras causas. Recordemos que la iglesia está cimentada sobre las fundaciones de los arcos de las Atarazanas y que se han producido importantes movimientos de tierras en la nave colindante que han podido desequilibrar el edificio. También sería importante una aclaración por parte de la dirección de las obras sobre el alcance de las lesiones y su reparación. La iglesia de la Caridad es uno de los monumentos más importantes de Sevilla y su integridad física debe estar garantizada.

Todas estas noticias requieren unas jornadas informativas, como las que se celebraron en la Real Academia de Bellas Artes sobre la fábrica de Artillería. En ellas se expuso el alcance de las obras, su desarrollo y gestión.

El ciudadano tiene que estar informado sobre lo que está ocurriendo en uno de los monumentos más singulares de Sevilla. Es su derecho y es obligación de la administración responsable suministrar esta información.

El concesionario del edificio, Cajasol, y la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía no pueden seguir ocultando todas estas relevantes cuestiones, fundamentales para el futuro de las Atarazanas y de la iglesia de la Caridad.