La réplica de Sánchez Llibre
Con cieno hasta los ojos no se va a la Feria
El implacable cedazo que es la Liga se sigue agitando con energía para que arriba queden los equipos compactos, con peso, para que se vayan filtrando hacia abajo los que se desmoronan y hasta corren peligro de desintegración. Es el caso de este Sevilla que ya parece abocado a sufrir hasta que expire esta ominosa temporada.
El cedazo se ha ido agitando al tiempo que el desmañado equipo que ha modelado el incompetente de Víctor Orta se ha visto incapaz de ganar un partido en Nervión en lo que va de segunda vuelta. Y por eso se ve de cieno hasta los ojos cuando sólo quedan cuatro jornadas por delante.
Quizás por eso, por estar de cieno hasta los ojos, con lo indecoroso que eso es y lo que apesta, los indignos actores de este drama que puede acabar en tragedia bien harían en no aparecer por la Feria. El sevillista de a pie no merece que mientras disfruta de una tarde redonda en el real, junto a su gente querida, se le crucen Júnior y Orta con la cara de una puerta descolgada y la mirada huidiza. Lo que le falta al sufridor sevillista que clama por la marcha del consejo es que también le corten el punto estos mandarines que parecen empeñados en mandar al club a jugar a la Cartuja para siempre.
Que no aparezcan por la Feria sería acaso lo único prudente y sensato que han hecho, pues ya se escucha en los cenáculos sevillistas que Joaquín Caparrós no está para parar, templar y mandar el astifino morlaco que el equipo tiene por delante. En realidad, Caparrós nunca ha parado y templado nada, él ha sido siempre pura agitación y hasta oportuno tremendismo. Pero a este Sevilla al que descompone la nerviosera, lo que menos le beneficia ahora mismo es alguien que desde el banquillo no sepa transmitirle a su equipo esa serenidad para plasmar que es mejor que el Alavés o el Leganés.
Porque este Sevilla tan corto y dislocado que no perdió ayer de milagro es mejor que el Leganés. O eso quiero creer.
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