Aquellos perjúmenes femeninos traídos de Nicaragua

27 de agosto 2019 - 02:34

Tus pechos, cántaros de miel/ ay cómo reverbereyan... Ojo con este regodeo masculino. Cuando no se hablaba de interculturalidades Carlos Mejía Godoy traía de Nicaragua su sonrisa, sus versos prestos al cuchindaje y sus palabras dignas de Cortázar. Son tus perjúmenes, mujer fue la primera canción del verano realmente exótica, caribeña, y no hacía falta hablar de sol, sombrillas y playa.

Los de Palacagüina en 1977 recorrían de arriba a abajo la anatomía de su amada, al son de marimbas y guitarrillos, vestidos a la usanza de los lagos nicaragüenses, con bigotes y ponchos. Y, por simpatía, ganaban adeptos a la causa sandinista. Qué tiempos cuando todos nosotros éramos tan utópicos y cantarines.

Son tus perjúmenes, es decir, tus encantos, era una serenata erótica que nadie atisbaba como un acoso machista y que se convirtió en la banda sonora del año emblemático de todos los destapes: el de las primeras elecciones generales, entre Suárez, el tahúr galán, y González, el Nadiusko. Entre Carrillo sin peluquín y Fraga con tirantes. Qué cuatro si los comparamos con los cinco que nos tienen hoy en el limbo de la ingobernabilidad.

Aquella era una España de esperanzas, sincera, sin dobleces, recién despierta. Por eso gustaban los dobles sentidos de acercarse a la amada y decirle "son tus perjúmenes, mujer, los que me sulibeeeeyan". Sulibeyar es un término nicaragüense que significa "atraer". Pero lo de "sulibeya" se dejaba caer en interpretaciones más picaronas aún.

Carlos Mejía Godoy, un Colón de viaje de vuelta, hizo las Europas antes de que el dictador Somoza se terminara de marchar. Y cuando las cosas cambiaron por allá, los de Palacagüina, con su misa campesina (imprevisto número 1 de aquellos años), picaron billete para Managua. Se les echó de menos. Y en su país las cosas nunca terminaron de enmendarse. Las ilusiones se vinieron abajo con los años, lo mismo que aquellos perjúmenes tan alabados.

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