Previsión El tiempo en Sevilla para este Viernes Santo

Un día en la vida

Manuel Barea

mbarea@diariodesevilla.es

Enseñanza pública

Cada padre es muy libre de afiliar a sus hijos a creencias y doctrinas. Pero apoquinando de su propio bolsillo

Si en su debido momento quienes tuvieron la obligación, o se la echaron encima, de ponerse de acuerdo para que esto fuera a mejor hubieran acordado en serio la educación de los niños y jóvenes, con un sistema de enseñanza pública potente, solvente, creíble y sobre todo cimentado en la defensa de lo que son valores humanos indiscutibles, inamovibles e innegociables, no estaría pasando lo que ocurre estos días, con el país petardeando -otra vez, sí- a cuenta de una ley de educación.

De ser un país serio que en su debido momento se hubiera tomado la educación con la importancia que corresponde los colegios estarían amurallados frente a la bronca política. Ésta seguiría teniendo lugar a diario, mientras la vida estudiantil continuaría su curso -nunca mejor dicho-. Niños y adolescentes entrarían cada mañana en el aula dispuestos a aprender, a ser enseñados por un maestro orgulloso de su quehacer, bien remunerado y mejor considerado por todos, desde sus jefes a los alumnos pasando por los padres totalmente desencaprichados. Los colegiales se dirigirían cada mañana al centro público más cercano, con las instalaciones perfectamente acondicionadas para su actividad y desarrollo. A sus padres apenas les supondría un mínimo gasto la educación de sus hijos y, sobre todo y lo que es más importante, estarían tranquilos porque fuera el que fuese el partido encaramado en el Gobierno sabrían que a los niños les estarían inculcando nociones para ser en el futuro, simple y llanamente, ciudadanos. Aparte de enseñarles a leer y a escribir y a hacer cuentas y a conocer la historia y a comprender la naturaleza, sólo se les aleccionaría en sus derechos inalienables y en los deberes cuyo cumplimiento es el mejor blindaje de aquellos.

Ocurriría todo eso en una escuela pública que, lejos de haber sido diezmada, sería la joya más cuidada por todas las administraciones, que jamás habrían cedido ni un milímetro a la hora de financiarla; al contrario, la habrían estado fortaleciendo más y más en cada presupuesto, cuidando y modernizando los planes de estudio, actualizándolos y nutriéndolos en cada avance. Su única prioridad sería el conocimiento. Y no habría sitio para el negocio, el lucro ni la especulación en el sistema educativo.

Al margen de esa escuela esencial, cada padre que lo deseara sería muy libre de afiliar a sus hijos a las creencias y doctrinas que considerase, desde la existencia de Dios hasta el nacionalismo -por ejemplo-. Encontraría sin duda parroquias, mezquitas, sinagogas, academias, ateneos, comunas, campamentos, centros, clubes, círculos y sectas cuyos fundadores y directores no harían ningún asco a las donaciones y aportaciones de las familias interesadas. Pero siempre apoquinando de su propio bolsillo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios