Calle Rioja

Francisco Correal

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Episodios Nacionales: cuatro de Santillana y cuatro de Rincón

Hazaña. El rival no era Malta sino el número de goles a marcar. Una fase que se inició con Uruñuela de alcalde y la UCD en el Gobierno antes del triunfo del PSOE en octubre del 82

La calle Santillana es por un marqués del siglo XIV pariente de Manrique y Garcilaso.

La calle Santillana es por un marqués del siglo XIV pariente de Manrique y Garcilaso. / Juan Carlos Muñoz

LA calle Pérez Galdós une Santillana y Rincón. Como suena. El escritor canario es como el abanderado de uno de los Episodios Nacionales más celebrados y recordados: el 12-1 del España-Malta del que ayer se cumplieron cuarenta años. Cuatro goles de Santillana, cuatro de Rincón, dos de Maceda, uno de Sarabia y, con voz e interjecciones de José Ángel de la Casa, ¡gol de Señor!, que además falló un penalti al comienzo del partido.

El cronista vio el encuentro en el Benito Villamarín aquel 21 de diciembre de 1983 acompañado de Alfredo Relaño, entonces delegado de El País en Sevilla y en la actualidad presidente de honor del diario As. Al mediodía, para desentumecer los músculos, estuvimos en La Alicantina tomando una cerveza y una tapa de ensaladilla rusa, el secreto mejor guardado de la cocina sevillana según Garmendia.

La calle Santillana debe su nombre a Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana (1398-1548), escritor y soldado, pariente de Jorge Manrique y de Garcilaso de la Vega, pero por un día se la presta a Santillana, nombre balompédico de Carlos Alonso González (Santillana del Mar, 1952), que una década después de haber perdido un riñón y pensar que tendría que abandonar el fútbol fue quien abrió la lata de aquella mágica docena de joyas de la memoria. El bar El Rincón abrió en 1984, un año después, el año de la final de la Eurocopa que España perdió con Francia en París. Debe su nombre a que es un atajo para llegar desde Pérez Galdós a la plaza de la Alfalfa antes de llegar al pequeño altozano de la calle Alcaicería. Hipólito Rincón (Madrid, 1957), en la actualidad comentarista de la Cadena Cope, vivió su gran año. Consiguió el Pichichi y le marcó cuatro goles a Bonnello, el portero maltés.

Fue mucho más que un partido de fútbol. La goleada era un bálsamo para un país que había vivido ese mes de diciembre el trágico incendio de una discoteca en Madrid y un accidente aéreo en Tenerife. En el grupo de España además de Malta estaban Islandia, República de Irlanda y Holanda. El primer partido se disputó en Málaga contra Islandia el 27 de octubre de 1982, jornada de reflexión de las elecciones en las que el PSOE de Felipe González ganó por mayoría absoluta. Cuatro días después el Papa Juan Pablo II iniciaba una visita a España que también le traería hasta Sevilla para beatificar a Sor Ángela de la Cruz.

El 12-1 del España-Malta fue el último partido de una fase previa que se iniciaba con el andalucista Luis Uruñuela en la alcaldía de Sevilla y acabó con el socialista Manuel del Valle al frente del bastón municipal; que arrancó en los últimos días del Gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo y llegó a su término en el primer año de un gobierno socialista que se prolongaría a lo largo de catorce.

La goleada de Holanda a Malta (5-0) obligaba a marcarle once tantos para salvar la diferencia de goles. Un gol del maltés Degiorgio aumentó a doce la renta necesaria para estar en la Eurocopa de Francia. España llegó a la final para perder con los anfitriones. Le tocó un grupo con Rumanía, Dinamarca y Alemania. El máximo goleador español fue Maceda, incluido el gol que le marcó a Alemania y que no vieron ni el portero teutón ni los telespectadores andaluces por un fallo en el repetidor de Guadalcanal. Un día después, Televisión Española repitió el partido entero. En semifinales España eliminó a Dinamarca en los penalties. Butragueño fue convocado pero no jugó ni un minuto. Dos años después le marcaría cuatro goles al portero danés en Querétaro, en el Mundial de México.

Hace cuarenta años, el España-Malta se jugó en la víspera de la lotería. El 12-1 del 21 del 12, una combinación de números capicúa. José Luis Martínez Márquez, Pepelu, y Juan López Vela cumplen años el mismo día, el 27 de julio. Pepelu tenía 10 años el día del España-Malta y trabaja en la empresa consultora Primomark. Su amigo nació en 1982, dos semanas después de la final del Mundial de Naranjito y Paolo Rossi. Trabaja en la empresa Parasceve, a la que llaman el ‘Amazon’ religioso. Vienen de una audiencia en el Palacio Arzobispal. En diciembre de 1983, Carlos Amigo llevaba año y medio como arzobispo de Sevilla.

Marina Bernal (Sevilla, 1968) tenía quince años. “En mi casa el partido se vivió como una fiesta”. Vivían en el Cerro del Águila. La fiesta continuó en su colegio, el Vara del Rey de Tablada que este año celebra sus bodas de oro y donde daban clase su padre, Alberto Bernal, y su tía Crisanta. El padre de Marina era bético y su madre, Antoñita Guerrero, sevillista. Ambos protagonizan algunos de sus ‘Anónimos Infinitos’, ese filón inagotable de la periodista. Su hermana Laura, que es psicóloga, tenía trece años. Camina entre Santillana y El Rincón camino de la fisio en la calle Águilas. España mantuvo sus opciones gracias al gol del 2-3 que Gordillo anotó en La Valetta, la capital de Malta. En el 12-1 le anularon un gol y por una tarjeta se perdió la final del Parque de los Príncipes que sí jugó el sevillista Francisco. “Uno de nuestros primeros regalos de Reyes”, cuenta Marina, “fue un perrito al que mi padre le puso de nombre Gordillo”.

Cuatro goles de Santillana, cuatro de Rincón. Episodios Nacionales recordados en esta calle Pérez Galdós presidida por un retrato de Groucho Marx, donde sigue abierta la bodega La Aurora de la que era parroquiano el doctor Ismael Yebra y la sede de UGT acoge en la actualidad una residencia de ancianos. Joaquín Moeckel vio el partido haciendo el servicio militar en el Soria 9, el regimiento más antiguo de Europa, hoy con sede en Fuerteventura.

España se sacudía el estigma de su pésimo papel en el Mundial del que fue anfitriona. Doce goles a Malta, país al que viajarían Juan Gil, catedrático de Latín y autor de la trilogía ‘Mitos y utopías del Descubrimiento’, y Consuelo Varela, americanista que fue conservadora del Alcázar, contratados como asesores históricos del Colón que dirigió el griego Pan Cosmatos. Hubo otros dos Colones, el de Ridley Scott y el de Mariano Ozores.

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