La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Nos libramos de pasar vergüenza
Yparió la abuela. Sumamos desgracias, vergüenzas y escándalos, y a Pedro Sánchez se le estropea el falcon y no puede viajar a París para asistir a una reunión de gobernantes europeos con Zelenski para tratar sobre la guerra de Ucrania.
Ya es mala suerte. No había sido invitado a participar en los encuentros de petit comité de dirigentes europeos celebrados en las últimas semanas, una humillación para el guapo y triunfador político que empieza a perder sus más significativas cualidades. Le falló el falcon, el medio de transporte que adora y usa más que todos sus predecesores juntos. Se tuvo que conformar con una intervención telemática.
El fallo del falcon se produce cuando la imagen internacional de España se está hundiendo. Lo que antes era solo munición de la oposición contra Sánchez, ahora lo recogen con todo lujo de detalles los medios internacionales más influyentes, que han explicado al mundo que la mujer y el hermano de Sánchez están imputados por corrupción, que quien manda en España es un señor fugado de la Justicia y al que el presidente no consigue atrapar y llevarlo ante los tribunales como había prometido. Por si fuera poco, el presidente se somete a todas sus exigencias.
Fuera de nuestras fronteras es de dominio público que hace unos meses se produjo un apagón total, causado por el empeño del Gobierno en no escuchar a los profesionales que alertaban sobre el uso excesivo de las renovables sin complementarlas con otros sistemas energéticos; es de dominio público que el Fiscal General del Estado está imputado, y Sánchez le defiende a capa y espada. Uno y otro han provocado una protesta de importantes jueces y fiscales que consideran una vergüenza que presida junto el Rey el acto más solemne de los responsables de administrar Justicia.
Conoce todo el mundo qué hizo Sánchez en Paiporta mientras los Reyes continuaban atendiendo a quienes habían perdido todo en la dana; varios medios extranjeros publicaron en lugar destacado la foto de la huida. Y es de dominio público que Sánchez es el primer presidente español que no ganó las elecciones y está atrapado por exigencias de sus socios, que traspasan artículos de obligado cumplimiento que recoge la Constitución.
La imagen de España no es como para presumir, tras los traspiés sucesivos de Sánchez. Y encima el falcon le deja en tierra cuando pretendía remontar su precariedad actual.
Hay días que incluso Sánchez preferiría no haberse levantado de la cama.
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